La Fiscalía eleva a 40 años la pena al parricida de Brihuega

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"Mis mejores amigos eran mis padres", ha declarado el acusado, en prisión provisional desde que ocurrieran los hechos, durante su derecho a hacer uso de la última palabra. El objeto del veredicto se entregará este martes al jurado popular

El acusado haciendo uso del derecho a la última palabra - Foto: Lara Ranz

Mañana se entregará al jurado popular el objeto del veredicto con relación al juicio por el parricidio perpetrado el 9 de mayo de 2022 en Brihuega para que dirima sobre el grado de culpabilidad del acusado. 

Este lunes, las partes (Fiscalía, Acusación Particular y Defensa) han presentado sus conclusiones, que todos ellos, en mayor o menor medida, han modificado. 

Así, el Ministerio Fiscal, si mantenido que el acusado asesinó a sus padres pero elevando su petición de pena de los 16 años que pedía inicialmente para cada uno de ellos hasta los 20 años, tras eliminar la circunstancia atenuante por un posible consumo de drogas y entender que durante la vista ha quedado acreditado que en el momento de los hechos no tenía afectadas sus capacidades de conocer y creer sino que "hizo lo que quiso y quiso lo que hizo".

En base tanto a los informes presentados como a las declaraciones de los testigos, forenses y psiquiatras, y a las pruebas vistas durante este juicio con jurado popular celebrado en la Audiencia Provincial de Guadalajara, la Fiscalía ha considerado que debe imponerse para el acusado la pena de 20 años de prisión por cada asesinato. Para el Ministerio Fiscal, ha quedado acreditado que el presunto parricida no tenía alterado el juicio de la realidad y que actuó sabiendo lo que hacía. "Ha quedado constado que no tenía afectada su capacidad de conocer ni querer ni de la realidad", ha remarcado. 

Entiende que, no hay ni un solo documento objetivo que acredite tampoco que sus capacidades estuvieran alteradas ese día ni por el consumo de drogas ni por la medicación que tomaba por su patología psiquiátrica, tal y como sostiene la Defensa, incidiendo, además, en que ni un solo testigo ha declarado que ese día el presunto asesino estuviera alterado, otra cosa es que si estuviese nervioso por la propia situación.

Igualmente, ha señalado que tampoco se puede considerar como atenuante que confesara los hechos ya que lo que hizo fue terminar "reconociendo lo inevitable", asegurando que los detalles que dio después fueron sesgados y que "en ningún momento aportó datos relevantes para el desarrollo de la investigación".

A su juicio, en la propia vista también ha quedado acreditado que el acusado actuó sabiendo bien lo que hacía y que lo tenía premeditado ya que durante la propia reconstrucción de los hechos en esta vista ha dicho que el cuchillo con el que acabó con la vida de sus progenitores lo había cogido de la cocina después de comer y que lo tenía preparado para acabar después con la vida de los padres, cuando estaban durmiendo en la siesta, simulando después un robo que finalmente desmentiría, reconociendo los hechos.

Así, para el Ministerio Fiscal, el acusado, no solo acabó con la vida de sus progenitores sino que luego lavó el cuchillo que había usado para ello, llevando guantes durante estos hechos, que luego tiró en una papelera, dentro de una bolsa. 

También la Acusación Particular ha modificado su petición de pena en lo relativo a la responsabilidad civil, solicitando indemnizar a la hija de los fallecidos en 500.000 euros y pidiendo que se declare la incapacidad del detenido -en prisión provisional desde que se cometieron los hechos- para suceder a sus padres. Respecto a su petición de pena, mantiene la máxima, 25 años por cada asesinato.

"No hay ninguna circunstancia que modifique su responsabilidad penal salvo una, la agravante de parentesco", ha dicho su letrado refiriéndose al acusado como una persona con un comportamiento "parricida, sin excusa alguna" que "mató a sus padres por puro egoísmo y por codicia" siendo "plenamente consciente de su actuación, la deseó y la planificó".

"Adrián tuvo siempre intención de matar y es un asesino", ha reiterado el letrado de la Acusación Particular, que defiende los intereses de la hermana del acusado e hija del fallecido, defendiendo que no cometió ninguno de estos crímenes en un estado de enajenación mental y que si  bien había un resultado de positivo en cocaína, el propio acusado había dicho a los médicos de la Guardia Civil que había consumido dos o tres días antes y "estos permanecen en el organismo al menos 72 horas", pero "los propios psiquiatras reconocieron que el día de los hechos el detenido tenía las facultades intactas". 

De su lado, la Defensa entiende que debe tenerse en cuenta para su defendido la eximente completa por alteración psíquica y por drogadicción y considera que actuó con una merma total de sus facultades.

En su intervención, la letrada ha insistido en el cuadro clínico patrológico de su defendido, recalcando que es una persona bipolar y adicto a varias sustancias reclamando también que se tenga en cuenta el atenuante de confesión tardía, recogida en la Jurisprudencia.

En caso de que el jurado no aprecie esto, ha pedido que, de forma subsidiaria, se tenga en cuenta la eximente incompleta. 

MIS MEJORES AMIGOS ERAN MIS PADRES 

En el uso de su derecho a la última palabra, el acusado, esposado y en una intervención escueta, ha señalado que que él no era un vago como se ha había puesto de manifiesto en la vista sino que había buscado trabajo pero que no se lo habían dado, asegurando que sus mejores amigos eran sus padres, sobre todo, su padre. 

"No me parece justo que me trate un vago y en esos hechos, yo percibí que me dio un brote. ¿Qué persona mata a sus padres? Los mejores amigos que he tenido eran mis padres, sobre todo mi padre. Podría seguir pero me he desahogado que es lo que quería", ha concluido. 

Mañana martes 21 de noviembre se presentará al jurado el objeto del veredicto.