Los pequeños negocios rurales reivindican su gran labor social

Inmaculada López Martínez
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Pese a las dificultades, son muchos los establecimientos comerciales y hosteleros ubicados en municipios de la provincia con poca población que mantienen su actividad económica y de servicio comunitario

Imágenes de establecimientos comerciales y hosteleros ubicados en pequeños pueblos de la geografía provincial. - Foto: J. Pozo / Cedidas

Arrancar y mantener un negocio nunca es tarea fácil. Pero si ese negocio se encuentra ubicado en una de las provincias de España donde la despoblación azota más fuerza como es Guadalajara la dificultad se multiplica hasta el infinito. Sin embargo, cuando hay apoyo, interés, esfuerzo, inventiva y amor por el terruño los obstáculos se superan y las metas se alcanzan.
Son muchos los ejemplos ilustrativos de esta realidad que pueden encontrarse en los pequeños pueblos de la provincia alcarreña. Establecimientos comerciales y hosteleros que sobreviven gracias a las agallas de sus titulares, autónomos que saben que su labor va mucho más allá de generar una actividad económica o crear un puesto de trabajo. Es ofrecer un servicio impagable a la comunidad. Así lo considera la diputada provincial de Promoción Económica, María Pilar Muñoz, quien valora sobremanera el compromiso social que demuestran cada día estos profesionales. «Aparte de cubrir las necesidades básicas de la población, que es fundamental, estos pequeños negocios son el espacio de encuentro y de tertulia donde los vecinos, la gran mayoría personas mayores, conversan, se cuentan sus alegrías y penas y no se sienten solos», declara. 
Los alcaldes de los municipios escasamente poblados también corroboran esta opinión. «Si no tuviésemos una tienda o un bar sería una pena porque es lo que da vida al pueblo, es donde la gente puede reunirse, entablar conversaciones, almorzar o tomar un café caliente», señala Sergio García, alcalde de Auñón. «Son centros de reunión, espacios para la concordia ciudadana. Por ejemplo, la panadería es donde se juntan todos los días las mismas personas para hacer lo mismo, les hace salir de casa y encontrarse con gente. Y el bar es algo identitario, es donde te reúnes y compartes con tus iguales, donde charlas, mucha gente sin el bar estaría sola», sostiene, por su parte, Borja Castro, primer edil de Alcocer. «Además, es lo que nos diferencia de la impersonalidad de una ciudad en donde vives de espaldas la gente, sales del trabajo y te metes en casa. El pueblo no es así, el pueblo lo que te invita es a compartir, a salir y, en este caso, el bar cumple una función social porque es el espacio de reunión», añade.
Pero nadie mejor que los protagonistas puede confirmar esta entrañable idiosincrasia que brinda el medio rural. «Además de vender, aquí hacemos de todo. Recogemos paquetes, los encargos de los medicamentos, informamos a la gente de las noticias o de las cosas importantes que pasan en el pueblo y hasta, muchas veces, hago de psicóloga. Somos un lugar de referencia para los vecinos», asegura Inmaculada Concha, regente de la carnicería con ultramarinos existente en Cobeta. «Soy el punto informativo del pueblo, sobre todo, para las mujeres que vienen a comprar el pan; charlan, me preguntan si hay alguna novedad, si han tocado las campanas quién se ha muerto, si han cambiado el horario de las misas e incluso me cuentan sus problemas personales», señala Encarna Cervigón, regente de Panadería Encarnita de Alcocer. «Hay gente mayor que siempre tiene los mismos horarios, que viene a comprar a la misma hora y si alguno no viene o se retrasa le echas de menos y te preocupas y te aseguras que no le haya pasado nada», relata Ana Chaparro, gerente Repostería y Autoservicio Chaparro de Yebra. «El bar es el punto de referencia y reunión. Sirvo para todo: hago de amiga, de hermana, de confidente, ayudo a la gente mayor si lo necesita, aquí es donde traen y reparten las medicinas de Maranchón, el pan... Los pueblos que no tienen bar es que se quedan sin gente», afirma Marisol Moreno, titular del bar-restaurante del centro social de Anquela del Ducado. 
Apoyo de las administraciones

Por todos los beneficios que aportan estos pequeños negocios al entorno rural, tanto en lo que respecta a la creación de empleo y al asentamiento de población como por prestar un servicio básico y cumplir un cometido social, se hace imprescindible que las distintas administraciones apoyen y reconozcan su labor. En este sentido, destacan las convocatorias de subvenciones que la Diputación Provincial convoca periódicamente para incentivar el emprendimiento y la actividad empresarial en los municipios y, de manera específica, la que se estableció hace varios años con el objetivo de favorecer el mantenimiento y la consolidación de la estructura comercial y los servicios básicos en localidades con menos de 500 habitantes,  consistentes en aportaciones al pago de las cuotas del Régimen Especial de Trabajadores Autónomos durante los primeros seis meses del año. «Hoy en día, es muy complicado mantener un comercio en un pueblo porque, por desgracia, cada vez hay menos población. Por eso, la administración tienen que estar ahí, con alicientes como estas ayudas que ofrece la Diputación para que tengan un pequeño respaldo económico y sientan que se valora su esfuerzo», justifica María Pilar Muñoz.
En los últimos cuatro años, esta línea de subvenciones ha beneficiado a 915 pequeños establecimientos de toda la geografía provincial por un importe global de 950.000 euros. En concreto, la última resolución correspondiente al presente 2023, ha repartido 250.000 euros entre 219 negocios asentados en 120 municipios con menos de 500 habitantes (120 bares y cafeterías; 44 a comercios al por menor de alimentos y bebidas; 24 farmacias; 13 panaderías; seis carnicerías; tres a peluquerías; ocho  comercios de venta ambulante y una gasolinera), siendo el importe medio de la subvenciones concedidas de 1.141,55 euros. 
Isabelle Bancheraud, propietaria de La Depensa de las Minas, una coqueta tienda provista artículos no perecederos y todo tipo de productos de proximidad ubicada en Hiendelaencina, es una de las pequeñas autónomas adjudicataria de esta convocatoria. «Más que la parte económica, que es importante, contar con este tipo de ayudas es fundamental por lo que simbolizan: el apoyo al medio rural y a los negocios de cercanía. Siempre viene bien el dinero, pero considero que es mucho más valioso que se demuestre que hay una voluntad de servicio y una línea política de apoyo a los pueblos para que sintamos que estamos respaldados», sostiene esta emprendedora de origen francés. Un argumento muy parecido es el que esgrime Elena Ivanciu, regente del único bar que queda abierto en Alustante. «Me conformo con poco, más vale poco que nada. Toda ayuda es bienvenida porque demuestra que se acuerdan de nosotros y que valoran el papel que hacemos en estos pequeños pueblos donde mantener un negocio como el mío no es nada fácil», indica.

Ayuntamientos
Los ayuntamientos son otra de las administraciones que, en la medida de su limitada capacidad económica, tratan de favorecer el asentamiento y sustento de esta clase de negocios. Así, consistorios como el de Auñón facilitan un local municipal, por un simbólico alquiler mensual de 10 euros, a quien regenta la tienda de alimentación. «Además, los meses de invierno que vemos que la facturación es poca o que no hay gente, le ayudamos con el pago de la luz y los impuestos municipales. En verano, cualquier comercio o bar de un pueblo pequeño como el nuestro puede subsistir con la gente que viene, pero en invierno es muy complicado, muchas veces, es estar el día entero abierto para vender diez barras de pan y dos litros de leche. Entonces, ayudamos en todo lo que podemos porque aquí vive mucha gente mayor que no tiene transporte y el hecho de tener una tienda les viene muy bien para las cosas del día a día», explica Sergio García. 
Lo mismo tratan de hacer desde el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Alcocer, localidad sumamente dinámica en el ámbito de la promoción económica. «Como tenemos unos presupuestos con muy poco músculo económico, tiramos mucho de la creatividad. Por ejemplo, tenemos creado un grupo de Whatsapp en el que participan todos los negocios del pueblo y en el que les facilitamos información sobre todas las convocatorias de ayudas de las distintas administraciones a las que pueden acogerse. También organizamos varias campañas y promociones como la de Navidad para fomentar el consumo en los negocios locales en las que sorteamos cheques-regalo. También acabamos de sacar a licitación un local municipal para que no se pierda el servicio de la farmacia cuya titular se había jubilado y gracias a ello, se le va poder dar continuidad», enumera Borja Castro, quien también hace alusión a la «buena sintonía» existente entre los ayuntamientos, los grupos de acción local, la Diputación y el Gobierno regional para impulsar y colaborar con la estructura económica y comercial del medio rural, en particular, en el ámbito del empredimiento femenino. «En Alcocer, todos los nuevos negocios que se han abierto han venido de la mano de mujeres», detaca. 
De lo que hay ninguna duda es que mantener estos pequeños negocios es imprescindible para sustentar el medio rural porque son sinónimo de la palabra vida. 

Imágenes de establecimientos comerciales y hosteleros ubicados en pequeños pueblos de la geografía provincial.Imágenes de establecimientos comerciales y hosteleros ubicados en pequeños pueblos de la geografía provincial. - Foto: J. Pozo / Cedidas

 

TESTIMONIOS

Isabelle Bancheraud, 'La Despensa de las Minas' de Hiendelaencina: «Necesitamos más respaldo de la población local»

Imágenes de establecimientos comerciales y hosteleros ubicados en pequeños pueblos de la geografía provincial.Imágenes de establecimientos comerciales y hosteleros ubicados en pequeños pueblos de la geografía provincial. - Foto: J. Pozo / Cedidas

Isabelle Bancheraud gestiona una casa rural con encanto en Hiendelaencina desde 2011. Como complemento a esta actividad y para fomentar los servicios básicos de la localidad, hace dos años, decidió abrir 'La Despensa de las minas', una pequeña tienda que, aparte de productos básicos de droguería y alimentación, ofrece un rincón con artículos autóctonos de la provincia como son el aceite y la miel de la Alcarria, los quesos de Hita y Brihuega o los embutidos de Atienza.
«Es importante que seamos embajadores de nuestro territorio desde las pequeñas tiendas siendo un escaparate de los productos locales para estar en red y apoyarnos unos a otros», opina esta emprendedora, quien confiesa que la mayor gratificación de tener un comercio de estas características es «el hecho de que la gente me pueda encontrar y poder ayudarla en sus dificultades». No obstante, Isabelle echa en falta «más respaldo de la población local» a negocios como el suyo porque, para muchos «sólo somos la tienda de los olvidos». 

Ana Chaparro, Confitería 'Chaparro' de Yebra: «Hay que ingeniárselas para mantener el negocio»

Ana Chaparro regenta junto a su hermana un pequeño supermercado en Yebra de larga tradición familiar cuya especialidad es la repostería artesana que ellas mismas elaboran y que también reparten por los pueblos de la zona. Magdalenas, rosquillas, pestiños, harinados, dobladillos… El resultado siempre es el mismo. Si lleva marca Chaparro es sinónimo de calidad y deleite. Sin embargo, Ana confiesa que es «muy complicado» mantener un negocio de estas características en una localidad con tan poca población, especialmente, en los duros meses de invierno. Por ello, tienen que ingeniárselas con alternativas como la venta de sus afamados dulces a otros distribuidores y en mercadillos. Así las cosas, esta emprendedora rural considera que es importante que las administraciones se acuerden de estos comercios tan necesarios en los pequeños pueblos, pero a la vez tan difíciles de sustentar. Por ello, agradece ayudas como las que ofrece la Diputación para el pago de la cuota de autónomos de la que se beneficia desde hace varios años.

Imágenes de establecimientos comerciales y hosteleros ubicados en pequeños pueblos de la geografía provincial.Imágenes de establecimientos comerciales y hosteleros ubicados en pequeños pueblos de la geografía provincial. - Foto: J. Pozo / Cedidas

Inmaculada Concha, 'La Tienda de Macu' de Cobeta: «Aposté por el pueblo porque es la vida que me gusta»

Desde hace casi 20 años, Inmaculada Concha regenta una pequeña tienda de alimentación en su pueblo natal, Cobeta, que es referencia absoluta de éxito y buen hacer en la comarca molinesa. Desde niña, Inmaculada ayudó en este negocio familiar que heredó de sus padres cuando se jubilaron. «Aposté por quedarme en el pueblo porque es el tipo vida que me gusta: el trato personal y humano con la gente, la sencillez, el ambiente sano que nos rodea... Es totalmente diferente». Aparte de pan de Molina, fruta, bebidas, comestibles y artículos de higiene, dispone de una carnicería que es, sin duda, la estrella del negocio. Todo el género que despacha procede de explotaciones ganaderas de la zona, por lo que la calidad «está garantizada»
Pero además, esta vital mujer dispone de un obrador en el que elabora productos de matanza al estilo tradicional, es decir, «sin conservantes ni aditivos de ningún tipo» que son conocidos y demandados tanto dentro como fuera de las fronteras provinciales, siendo el principal reclamo de la clientela. 

Elena Ivanciu, Bar 'Elena y Dani' de Alustantes: «La gente del pueblo es muy abierta y acogedora»

Imágenes de establecimientos comerciales y hosteleros ubicados en pequeños pueblos de la geografía provincial.Imágenes de establecimientos comerciales y hosteleros ubicados en pequeños pueblos de la geografía provincial. - Foto: J. Pozo / Cedidas

Tras regentar una tienda en Tordesilos, Elena Ivanciu apostó por hacerse cargo, junto a uno de sus tres hijos, del único bar existente en el cercano Alustante cuyo dueño iba a jubilarse. Fue en marzo de 2020, justo antes de que estallara la pandemia del Covid, por lo que esta circunstancia acarreó unos inicios «bastante difíciles» que fueron compensados con la ayuda y el apoyo recibido por parte del ayuntamiento de esta localidad de la comarca molinesa. 
 Para esta simpática hostelera de origen rumano lo más positivo que le aportan las largas jornadas de trabajo que dedica a su negocio es el trato cercano y familiar que mantiene con los clientes. «La gente del pueblo es muy abierta y acogedora», declara. Elena sabe que el servicio que presta con su local es «esencial» para esta pequeña localidad donde los vecinos «están acostumbrados a salir al bar para charlar y encontrarse unos con otros». «Si el bar estuviese cerrado sería muy triste, la gente no tendría donde reunirse», añade. 

Encarna Cervigón, 'Panadería Encarnita' de Alcocer: «Los clientes mayores nos agradecen que estemos aquí»

'Panadería Encarnita' es un auténtica institución en Alcocer, un negocio de larga tradición familiar al que Encarna Cervigón decidió darle continuidad cuando cerró la tahona como consecuencia de la jubilación de sus hermanos. Desde entonces, se abastece del género de un obrador ubicado en Castejón, una próxima localidad de la provincia de Cuenca, «que tiene pan de calidad y dulces típicos como los que nosotros hacíamos».
Además, lo complementa con artículos de alimentación no perecederos, fruta, las exquisitas verduras que su marido cultiva en el huerto y productos de la tierra como la miel de la Alcarria, la lavanda de Brihuega o las piezas alfareras de Priego. «Los clientes mayores son los que más nos agradecen que estemos aquí, sabemos que a ellos les hacemos un servicio esencial», comenta. Además, Panadería Encarnita hace las veces de punto informativo, allí es donde los vecinos conocen todo lo que pasa en el pueblo o donde pueden adquirir, por ejemplo, la lotería de Navidad de las distintas asociaciones.

Imágenes de establecimientos comerciales y hosteleros ubicados en pequeños pueblos de la geografía provincial.Imágenes de establecimientos comerciales y hosteleros ubicados en pequeños pueblos de la geografía provincial. - Foto: J. Pozo / Cedidas

Marisol Moreno, Bar-restaurante 'Mi tierra' de Anquela del Ducado: «Hago desayunos, comida de puchero y lo que haga falta»

Hace cuatro años y medio que Marisol Moreno lleva las riendas del bar-restaurante con pequeña tienda de alimentación del centro social de Anquela del Ducado. Fue entonces cuando decidió dejar atrás su vida en Getafe y regresar junto con sus padres al pueblo natal de la familia. No se arrepiente, pero confiesa que «es duro» regentar un establecimiento de estas características por la ausencia de vecinos durante buena parte del año. 
No obstante, esta mujer emprendedora abre a las ocho de la mañana para ofrecer «desayunos, almuerzos, comida caliente de puchero y todo lo que haga falta» a todo aquel que quiera hacer una parada en 'Mi tierra', como así decidió bautizar su negocio. «Como Anquela del Ducado está bien comunicado, en el paso de la carretera, pues para gente y trabajadores que ya me van conociendo», afirma. Marisol considera que su trabajo no es sólo prestar un servicio de hostelería porque «aquí es donde se juntan a diario los vecinos, casi todos mayores a los que les ayudo en todo lo que puedo».