"Hace falta más apoyo público y privado a la investigación"

Inmaculada López Martínez
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Este ingeniero de Telecomunicaciones lleva más de media vida dedicado al campo de la docencia universitaria y la investigación y recibió uno de los Premios de Investigación e Innovación que otorga anualmente el Gobierno regional

El docente universitario e investigador, Juan Ramón Velasco. - Foto: Javier Pozo

Juan Ramón Velasco (Ciudad Real, 1963) es ingeniero de Telecomunicaciones y lleva más de media vida dedicado al campo de la docencia universitaria y la investigación. Alcarreño de adopción y conocido también por haber sido el presidente de la Agrupación Fotográfica de Guadalajara durante seis años, fue recientemente galardonado con uno de los Premios Regionales de Investigación e Innovación que otorga anualmente el Gobierno de Castilla-La Mancha.  Su línea actual de investigación se centra en la utilización del internet de las cosas para la detección precoz de trastornos de salud. 

¿Cuándo y cómo surge su vocación científica e investigadora?

Mi vocación como ingeniero surgió a partir de un programa de televisión El taller de los inventos. Una tarde hicieron una radio galena. Yo me hice la mía y no conseguía que funcionara. Me costó averiguar que era porque en Guadalajara no había emisoras de onda media, que es lo que se podía oír con una radio galena. La primera vez que fui a Madrid me llevé mi radio y cuando conseguí escuchar Radio Nacional tuve claro a qué me iba a dedicar. La vocación investigadora se la debo a mi director de tesis, Gregorio Fernández, que me contrató para participar como becario en un proyecto de investigación cuando hacía quinto de carrera. Al año siguiente me reenganché en otro proyecto y desde entonces no he parado nunca. 

El docente universitario e investigador, Juan Ramón Velasco.El docente universitario e investigador, Juan Ramón Velasco. - Foto: Javier PozoA lo largo de su carrera, ¿cuáles han sido sus principales campos de investigación? ¿Hay algún avance o descubrimiento significativo que haya logrado con su equipo? 

Mientras que estuve en el Grupo de Sistemas Inteligentes en la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), el que dirigía Gregorio Fernández, me dediqué a la aplicación de la inteligencia artificial, fundamentalmente en la industria. Uno de los avances más significativos fue un sistema de control para la antigua central térmica de Velilla del Río Carrión. Lo pusimos en marcha en la segunda mitad de los 90 y permitió ahorrar, según sus estimaciones, 120 millones de pesetas en seis meses. Luego cambiaron el objetivo para reducir la contaminación y también lo consiguieron. El sistema se podía adaptar para optimizar la variable que hiciera falta en cada momento. Cuando me trasladé a la Universidad de Alcalá, comencé a trabajar en Domótica e Internet de las Cosas. Esa línea ha derivado hacia lo que hacemos ahora, sensorizando juguetes y objetos de la vida cotidiana para tratar de detectar trastornos de desarrollo en niños y niñas. 

¿Puede explicar un poco más en detalle este campo de investigación al que está dedicado en la actualidad?

Hemos diseñado y patentado algunos juguetes, como unos cubos para hacer una torre o un tablero con agujeros y espigas de madera que hay que mover de un sitio a otro. Los cubos tienen unos sensores en su interior y podemos medir el tiempo que tardan en hacer la torre, la velocidad con la que manejan los cubos, si les tiembla la mano, etc. Con las espigas vemos la velocidad en cambiarlas de sitio, el orden con que lo hacen… También utilizamos unas tabletas comerciales en las que se puede escribir sobre papel para estudiar cómo es la escritura. Con todo esto tratamos de localizar niños o niñas que no sigan un patrón habitual. Lamentablemente, la pandemia no nos ha permitido obtener aún grandes resultados. Hemos estado dos años en los que no hemos podido entrar en los colegios con los que estamos trabajando, así que estamos tratando de hacerlo ahora y analizar los datos cuanto antes. 

En la docencia universitaria, ¿cuál es su principal actividad?

Mi área es la Ingeniería Telemática, la que se encarga del desarrollo de Internet. Doy clase en una de las asignaturas básicas de Telemática en segundo curso de los grados de Telecomunicación, y también Gestión de Proyectos en el Master. Junto con otro compañero, Ivan Marsá, doy también una asignatura transversal de Trabajo en equipo, Presentaciones y Debate. Creo que es un tema fundamental y tenemos que esforzarnos para que nuestros estudiantes obtengan esas habilidades blandas que son tan demandadas en las empresas,

¿Qué supuso para usted recibir uno de los Premios de Investigación e Innovación que otorgó el Gobierno de Castilla-La Mancha en la última edición de estos galardones?

En mi caso, lo veo como un reconocimiento a más de 30 años de trabajo en equipo. Una parte muy grande del premio se lo debo a todos los compañeros y compañeras que he tenido tanto en la UPM como en la UAH. En ingeniería no es posible investigar en solitario. Siempre se investiga en grupo. Además, me gustaría  agradecérselo a las dos universidades como instituciones, la Politécnica de Madrid y la de Alcalá. En ambas he podido desarrollar mi actividad sin problemas y con un fuerte impulso en la actividad investigadora. Que las cosas sean fáciles hace que puedas centrarte en tu trabajo, y eso es muy importante.

¿Es complicado ser investigador en España?

Si te dijera que lo veo fácil, te mentiría. Mi hija está haciendo su tesis doctoral en Dinamarca y mi hijo en Madrid, pero no tiene garantía de que pueda quedarse aquí cuando la defienda. Así que vivo de primera mano los problemas que tiene la gente más joven para hacerse un hueco como investigadores. Pero también veo posibilidades en nuestro país, así que no es imposible. No es fácil, pero hay pocas cosas fáciles que merezcan la pena... En general, creo que falta más apoyo público y. sobre todo, privado a la investigación. Si la industria española invirtiera más en investigación, mejoraríamos mucho nuestra industria. En España, no somos peores que otros países europeos que tienen una industria mejor. La diferencia es que en esos países la inversión, pública y privada en investigación es sensiblemente mayor.

Desde su perspectiva como investigador en una universidad pública, ¿qué medidas considera que serían necesarias para fomentar la actividad investigadora?  

Creo que lo más importante es el tema de la financiación. Que haya fondos para poder tener grupos potentes de investigación. Los fondos te permiten hacer experimentos pero, sobre todo, te permiten contratar investigadores, que son fundamentales para ello.

¿Es necesario que haya un mayor fomento de la divulgación científica e investigadora desde las edades tempranas?

Desde luego. La vida que tenemos los investigadores es muy bonita. Cuando consigues los resultados que buscas se te olvidan todos los problemas que has tenido para llegar a ese punto. Y yo animaría a todos los chicos y chicas a que se lo planteen. Y para que lo hagan es necesaria una mayor divulgación de la ciencia. Vuelvo a acordarme del programa de El taller de los inventos. Estoy seguro de que somos muchos los científicos y científicas que hemos salido de ese programa. 

Es ingeniero de Telecomunicación, ¿qué les diría a los estudiantes de Bachillerato que están pensando en estudiar esta u otra ingeniería? 

Que no se lo piensen. Si buscan unos estudios para trabajar en algo útil para la sociedad, cualquier ingeniería les vale. Ése es su objetivo: hacer cosas útiles para la gente, ya sea un puente o una carretera, un edificio si les atrae la arquitectura, sistemas informáticos para facilitarnos las cosas, o mejorar internet para que las comunicaciones nos acerquen aún más.

¿Qué opina de la inteligencia artificial? ¿Debemos tenerle miedo?

Como te he dicho, yo comencé trabajando en inteligencia artificial. No creo que haya que tenerle miedo. Lo que sí es cierto es que puede suponer un cambio respecto a cómo hacemos ahora las cosas, porque puede facilitarnos el trabajo, pero es lo mismo que ocurrió con la revolución industrial. También entonces los artesanos estaban preocupados porque se les acababa el trabajo. El trabajo cambió, pero no creo que haya duda en que la sociedad industrializada es mejor que la sociedad preindustrial.

¿Cuáles son sus retos y perspectivas futuras?

En este momento estamos trabajando en aplicar lo que estamos aprendiendo con los juguetes para los niños a personas mayores. También hay mucho que hacer ahí para detectar algunas enfermedades en un estadío temprano y poder atacarlas. A ver si somos capaces de aportar nuestro granito de arena en esa línea. También me interesa mucho la atracción de estudiantes a las ingeniarías y estoy empezando a trabajar en actividades de divulgación.

 ¿Qué es lo más satisfactorio de dedicarse a la investigación? ¿Y lo más duro?

Lo más satisfactorio, sin duda, es cuando consigues unos resultados en los experimentos que estás haciendo que te confirmen tus hipótesis. Lo más duro es cuando ves que se acaban los fondos y que tienes que decirle a algún investigador o investigadora que no va a poder seguir trabajando contigo. Me ha pasado en alguna ocasión y es terrible. Hay que empezar a buscar otros equipos de investigación que puedan acogerles. Es un momento muy malo.