Elise Allen, analista del Vaticano de la cadena norteamericana CNN, afirma que a León XIV se le considera un líder excepcional en los círculos vaticanos porque «es capaz de lograr cosas sin ser necesariamente autoritario en su forma de actuar». «Es una persona tranquila y equilibrada, imparcial y con mucha claridad en lo que cree que debe hacerse… pero no es demasiado autoritario al intentar lograrlo».
Todos esos valores que atesora, le harán falta en el complejo tablero geopolítico actual. Robert Prevost Martínez se enfrenta a distintos desafíos en el ámbito internacional, entre los que destacan la gestión de las relaciones con el nuevo presidente estadounidense, Donald Trump, o las de la Iglesia Católica con China por el acuerdo para la designación de obispos. Pero también tendrá que lidiar con las distintas tensiones bélicas en el tablero mundial, en especial, la guerra en Ucrania o la guerra en Gaza.
Comparte con Trump nacionalidad pero no sigue su línea. De hecho, el favorito del líder de la Casa Blanca era el cardenal arzobispo de Nueva York Timothy Dolan. En la cuenta de X del hasta ahora cardenal Prevost, su último retuit, del 15 de abril, recoge las críticas de un comentarista católico contra las deportaciones defendidas por Trump ante el presidente salvadoreño, Najyb Bukele.
El Vaticano apuesta por buscar una política común con la Administración de Trump, que persiga «consensos» y no se convierta de nuevo «en una política de polarización y división».
Las largas guerras que están asolando Ucrania y Gaza tendrán que formar parte de su agenda. Su presencia y su labor de mediación podría ser clave para impulsar una salida diplomática a los dos conflictos más sangrientos del mundo actual.
El nuevo Pontífice también se va a encontrar con el acuerdo provisional suscrito con China para la designación de obispos, no exento de críticas, sobre todo después de que el país designase a dos obispos durante la Sede Vacante. El 22 de octubre de 2024, China y el Vaticano anunciaron la renovación del acuerdo para la designación consensuada de obispos hasta 2028. Antes del acuerdo, Pekín nombraba obispos de forma unilateral, lo que generaba la existencia de obispos clandestinos fieles a Roma y perseguidos por el régimen.
También deberá afrontar la relación con el Patriarca ortodoxo ruso, que se enfrió debido a la invasión de Ucrania. Ese mismo año, el Papa Francisco se vio obligado a suspender una reunión con el Patriarca Kirill, máximo representante de la Iglesia Ortodoxa en Rusia, para no generar «muchas confusiones». No obstante, el Vaticano mantiene su apuesta por el diálogo con el Patriarca Kirill, aunque la situación actual refleja una distancia marcada por las diferencias sobre la guerra y el papel de las iglesias en la política internacional.
Prevost está llamado a tener «un papel más decisivo» y que «haga oír» a la Iglesia Católica en el debate internacional sobre «los grandes espacios geopolíticos y cómo están interactuando».