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La desconocida historia de geranios, ficus y violetas

SPC
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Muchas de esas flores que lucen esplendorosas en los balcones de millones de europeos esconden un complejo relato de apropiación, comercio y poder que se remonta a siglos atrás cuando fueron despojadas de sus raíces

La desconocida historia de geranios, ficus y violetas

¿Por qué los geranios adornan los balcones de tantas casas en Occidente? ¿Cómo llegó la violeta africana a nuestras manos? ¿Qué historias guardan los cactus y ficus? Estas cuestiones son abordadas por muchos expertos que examinan cómo algunos vegetales habituales en los hogares de millones de europeos esconden un complejo relato de apropiación, comercio, e incluso poder, que se remonta a siglos atrás. Varias especies vegetales desde hace siglos son empleadas únicamente como objetos decorativos: el pino estrella, el ficus, el aloe vera, la begonia, el pelargonio o geranio real, la sansevieria, la cinta, la diefembaquia, el cactus o la violeta africana.

Todas ellas, aunque hoy pasen casi desapercibidas debido a su cotidiana presencia, llegaron un día al continente como plantas exóticas desde África, Asia y América, transportadas en expediciones científicas, comerciales, e incluso, coloniales. 

En los siglos XVIII y XIX, las potencias europeas emprendieron viajes de exploración que no solo buscaban riquezas minerales o rutas comerciales, sino también conocimientos botánicos.

Los seres vivos vegetales exóticos eran también vistos como símbolos de estatus, y muchos de ellos se conservaban en invernaderos pertenecientes a la nobleza.

Muchas plantas viajaron en los mismos barcos que transportaban artefactos etnográficos, armas o incluso esclavos, y con frecuencia, su recolección se produjo en un contexto de violencia.

La botánica demuestra que es una parte más de los esfuerzos coloniales y uno de los ejemplos más claros es el de la violeta africana. Originaria del este de África, fue descubierta por el oficial colonial alemán Walter von Saint Paul-Illaire en la región de Usambara (actualmente entre Tanzania y Kenia). El germano envió las semillas a su país, donde el botánico Hermann Wendland la describió en una revista en 1893 y una empresa registró su propiedad y la comercializó.

Detrás de la sansevieria hay una historia brutal del comercio de esclavos desde África hacia América. La sansevieria, que recibe su nombre por un noble del sur de Italia que la cultivaba en el siglo XVIII, es conocida como rabo de tigre, espada de San Jorge o de Bolívar, entre otros nombres entre los latinoamericanos, mientras que en España también se le ha apodado como cola de lagarto o lengua de suegra. La planta tiene numerosas propiedades.Su savia es antiséptica, sus hojas se emplean como apósitos para heridas, por ejemplo y está vinculada  a rituales religiosos.

Las variedades de hojas con franjas amarillas, como la Dracaena trifasciata, estaban asociadas a Oya, la diosa femenina de las tormentas en la religión yoruba africana. En Nigeria, por ejemplo, se la asocia con Ogún, dios de la guerra, y se emplea para protegerse del mal de ojo.

Con la trata de esclavos a partir del siglo XVIII, la religión yoruba y sus deidades, como Ogún y otros orishas, se difundieron desde África occidental hacia América, especialmente Brasil, y en muchos casos la planta llegó en los mismos barcos que transportaban a los esclavos.

Expropiaciones

También el pelargonio, conocido como geranio real y habitual en balcones y jardines europeos, esconde un intento de apropiación. Utilizado en Sudáfrica como medicina tradicional para enfermedades respiratorias, su principio activo fue patentado por una empresa alemana a principios de siglo XXI, aunque después de un largo litigio, se revocó la patente hace unos 15 años. 

El ficus, por ejemplo, es en su región de procedencia en el sur y sureste de Asia un árbol asociado con la religión. El banio (Ficus indica) es el árbol nacional de la India, tiene un gran valor espiritual en el hinduismo, el sijismo, el jainismo y el budismo. Buda tuvo su iluminación sentado debajo de uno de ellos.

Son muchas herbáceas las que invitan a reflexionar sobre el pasado y sobre sus propiedades o significados presentes. Conocer las plantas del ámbito doméstico está muy bien, pero todas tienen una historia detrás, que no se enseña o aprende en botánica.