Después del Brexit no ha llegado la calma. Es más, la tormenta cada vez es mayor en el Reino Unido, más desunido que nunca con la amenaza de que la nación acabe fragmentada.
La salida del país de la Unión Europea podría ser la excusa perfecta para unos secesionistas al alza en Escocia e Irlanda del Norte. El descontento por la ruptura con la UE es cada vez mayor y la gestión de Boris Johnson en esta pandemia de coronavirus podría ser la gota que colme el vaso en esos territorios, donde las encuestas sitúan a una mayoría de la población a favor de la independencia.
También en Gales va en aumento la postura rupturista. O, al menos, los partidarios de que se celebre una consulta sobre este asunto.
Sin embargo, para Johnson la celebración de un plebiscito en alguno de esas regiones es inviable y, además, peligroso. «En mi experiencia, los referendos en este país no son eventos particularmente felices porque dividen a la gente», aseguró. Pocos lo saben mejor que él, precursor de la votación sobre el Brexit que sacó al Reino Unido de la UE, pero partió en dos al país.
Irlanda del Norte
El Brexit puede tener un fuerte impacto en Irlanda del Norte, reviviendo un conflicto de tres décadas que terminó con el Acuerdo de Viernes Santo. Si bien, precisamente para evitar que resurjan aquellos años de violencia, en la isla se decidió mantener la libre circulación con la UE.
Esta situación hace temer a los unionistas norirlandeses que vuelva a cobrar fuerza la amenaza de los independentistas, que quieren una Irlanda reunificada. Y no es un miedo en balde. En un territorio donde se votó mayoritariamente en contra del divorcio británico, cada vez son más las voces que quieren celebrar una consulta de separación: un 51 por ciento, frente al 44 por ciento que es contrario.
Desde el gobernante Sinn Féin apuntan que «en 10 años veremos la unificación de la isla a través de un referéndum». El tiempo corre.
Escocia
Ya se intentó en 2014, pero un ajustado 53 por ciento en contra frente a un 47 por ciento a favor de la independencia rompió el sueño del gobernante Partido Nacionalista Escocés (SNP), que apuesta ahora por repetir la consulta. No lo tendrá fácil, puesto que necesita el respaldo del Parlamento de Westminster y el primer ministro británico, Boris Johnson, ya ha advertido de que no permitirá un nuev referéndum. «Solo debe haber uno cada generación», justifica.
Sin embargo, desde Edimburgo no tiran la toalla y el SNP ya ha anunciado que, en caso de ganar las elecciones de mayo -para los que apunta a una mayoría absoluta-, pedirá a Johnson aplicar la sección 30 del Tratado de Escocia de 1998, que permite al Gobierno autonómico tramitar leyes normalmente reservadas a Londres. A juicio de la ministra principal, Nicola Sturgeon, no hay «justificación democrática para denegar esta petición», por lo que si Johnson no la aceptase, sería algo «insostenible» de cara al país y a la comunidad internacional.
Su ímpetu está basado en que, desde que se votó a favor del Brexit, en 2016, el descontento en esta nación -que se pronunció contra el divorcio- ha aumentado y, con él, el apoyo a una independencia. Un sondeo publicado esta semana señala que un 51 por ciento respaldaría la ruptura y un 42 se opondría.
«Escocia volverá pronto al hogar, Europa. No apaguéis la luz para que encontremos el camino de regreso», aseguró la ministra principal, Nicola Sturgeon, a la UE cuando se materializó la ruptura británica y tras la que prometió volver al bloque. Habrá que esperar.
Gales
Aunque la presión del independentismo se centra tradicionalmente en Escocia, los secesionistas de Gales también han levantado la voz en los últimos meses, tanto por la materialización del Brexit como por la gestión de la pandemia desde Londres.
Así, el partido nacionalista Plaid Cymru ha prometido un referéndum si gana las regionales de mayo. Una apuesta que, en principio, parece lejana, puesto que esta formación, en la actualidad, apenas cuenta con 10 de los 60 escaños de la Cámara de Cardiff.
Eso sí, el apoyo a una ruptura con el Reino Unido va en aumento. A pesar de que un sondeo publicado hace unos días apunta que solo un 23 por ciento de los galeses estará a favor de un referéndum secesionista, la cifra ha subido considerablemente en los últimos años. Pero queda claro que aún tendría que pasar bastante tiempo como para que este territorio pueda suponer una auténtica amenaza a la unidad del país.
Inglaterra
Mientras que en Escocia, Irlanda del Norte y Gales existe una identidad propia, compartida en mayor o menor medida con una común -la británica-, en Inglaterra no hay un sentimiento de pertenencia a un territorio propio, sino al Reino Unido en general. Además, a diferencia que el resto de sus vecinos, carace de instituciones propias, de un Parlamento regional, de un idioma diferente o de referencias culturales que pueda distinguirle.
Es por eso que una opción independentista es casi inexistente, con apenas un 10 por ciento de la población a favor de separarse del conjunto del país.
Curiosamente, si existe un sentimiento rupturista, es hacia el exterior, es decir, a que sean Escocia o Gales los que se separen del conjunto del país. Además, comienza a cobrar fuerza una tendencia ultraderechista que censura que esos territorios reciben más beneficios por su órdago rupturista.