"Lo que pretendo hacer es un cine que alegre a los jóvenes"

Juana Samanes
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Vocacional. Este cineasta tiene claro que los niños deben decidir su futuro según su potencial para desarrollarse mejor personalmente

Jean Christophe Roger, codirector de ‘El viaje de Ernest y Célestine’.

De apariencia amable y tímida, amante del cine inteligente para niños, la carrera del director francés Jean Christophe Roger siempre ha estado ligada al séptimo arte con valores dedicado a los más pequeños de la casa. 

El 11 de agosto podremos ver en las salas españolas su última película: El viaje de Ernest y Célestine, una deliciosa cinta de animación cuya primera entrega, Ernest y Célestine, estuvo nominada al Óscar. Los protagonistas son una singular pareja de amigos formada por el oso Ernest y una ratoncita llamada Célestine. 

Esta película narra los orígenes de Ernest, pero ¿está basada en una de las historias de Gabrielle Vincent, la creadora de esos relatos literarios, o solo inspirada en sus personajes?

Realmente solo toma la idea de sus personajes, lo único que existe en nuestra película de Gabrielle Vincent es que ella se inspiró para crear a Ernest en un hombre, que ella quería mucho, que venía del este de Europa. Y tenía claro que nuestro oso había abandonado su país por razones desconocidas, así que nosotros hemos imaginado la juventud de Ernest.

La película es bellísima en imágenes, especialmente cómo está dibujada la ciudad natal de Ernest. ¿Tardaron mucho técnicamente en dibujarla?

Fue un gran placer crear cada escena, cada decorado, así que nos inspiramos mucho en los recuerdos personales de nuestros viajes, en distintos aspectos de países e intentamos que ese mundo dibujado correspondiera a la historia escrita por los guionistas de esta película. Así que en total fueron dos años y medio para hacerla; durante un año, con mi codirector (Julien Chheng) y un equipo pequeño, creamos todo el storyboard, las voces, las principales músicas, y otro año y medio lo dedicamos a la animación y el decorado.

El viaje de Ernest y Célestine es una oda a la libertad y a la verdadera vocación. Y es bonito que esta película defienda que los hijos deben decantarse por lo que aman cuando la sociedad les sugiere que se dediquen a lo práctico. ¿Qué opina usted?

Es exactamente lo que usted dice. A menudo a los niños se les dice que algo es muy difícil, que no se puede hacer esto. Pero si no se puede soñar, porque se piensa que todo es imposible, todo nuestro potencial se queda dormido y no podremos desarrollar nuestras capacidades. 

Para mí resulta fundamental establecer valores que resalten el desarrollo, el florecimiento de cada persona y que uno pueda cumplir sus sueños. Y somos nosotros los que escribimos nuestra historia, no alguien de fuera.

Su trayectoria está marcada por películas dirigidas a los niños o a los más jóvenes de la casa. Parece que usted tiene un compromiso con el cine dedicado a menores...

Tiene que ver con lo que acabamos de hablar. El mundo futuro depende de la juventud y de la capacidad de los niños. Así que hacer un esfuerzo en el cine para ese segmento de público me parece determinante. Crear películas inspiradoras, que hablen de la vida, porque cuando hablamos de cine para niños algunos opinan que hay temas que no se pueden abordar y se hacen películas tontas. 

Lo que pretendo hacer es un cine que alegre, que inspire a los niños y a los jóvenes, espero que lo esté logrando, es lo que realmente me interesa.

La primera película de Ernest y Célestine, que rodaron otros directores, se centraba más en el tema de la amistad, pero esta habla más de la familia...

Efectivamente, si conseguimos establecer paz y armonía en la familia, se puede construir una sociedad armónica. 

¿Por qué cree que las películas de Ernest y Célestine consiguen tantos admiradores, ofreciendo un dibujo tradicional, bellísimo en dos dimensiones, cuando lo que está de moda es el mundo digital que ofrecen los grandes estudios?

Para mí las películas de dibujo digital son más un instrumento, una herramienta, pero utilizar una forma artística en las películas permite compartir emociones de una manera que considero que es muy potente. 

En el caso de Ernest y Célestine todo está basado en el arte de Gabrielle Vincent. Pero no todo va a ser como las películas de Pixar porque, aunque estén muy bien hechas, todo sería igual y algo triste.

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