Arrestados, entre otros, el consejero de Distritos, Juventud y Participación Ciudadana del Gobierno local y número tres de las listas de Coalición por Melilla, Mohamed Ahmed Al-Lal, así como un yerno del presidente del partido, Mustafá Aberchán, está más que claro quién está detrás de este partido islámico y promarroquí.
Se repite la historia; recordemos que el Tribunal Supremo ratificó en 2021 la condena de la Audiencia Provincial de Málaga que condenó a Mustafá por otra trama idéntica de compra de votos para el Senado. En aquella ocasión, en las elecciones generales de 2008, Coalición por Melilla concurría en coalición con el PSOE, obviamente en repugnante paridad e igualdad de condición ética. En aquella ocasión el acuerdo se firmó en presencia de José Luis Rodríguez Zapatero, de José Blanco y de los cabezas de lista al Congreso y al Senado por Melilla, Gregorio Escobar y Mari Cruz Escribano, respectivamente, el secretario general del PSOE de Melilla, Dionisio Muñoz, y el líder de Coalición por Melilla, Mustafá Aberchán.
Si ya es malo que se destruya la esencia del propio sistema democrático con métodos mafiosos y de república bananera para alterar un resultadlo electoral, peor es que el motivo sea una posible injerencia de Marruecos que, en su política de organizar grupos de presión con capacidad de influencia en sus opciones estratégicas en España, se aprovecha de la basura corrupta de siempre, de los cómplices y colaboradores necesarios de turno que solo quieren el poder para medrar y trincar. Pero no pasa nada, como viene ocurriendo en los últimos años, todo se tapa, se solapa, se suprime, se blanquea, se justifica, se permite, se rentabiliza, se amortiza y se olvida.
Es un hecho que estamos rodeados de sinvergüenzas, que formamos parte ya de una sociedad agotada, secuestrada por los peores elementos que nos controlan y nos dominan y que han distorsionado el verdadero sentido de la legalidad y la democracia, a los que, incomprensiblemente, premiamos con nuestra permisibilidad y nuestra condescendencia. La política, de esa manera, se mueve ahora en el terreno de lo irracional y lo intangible, donde la razón se ha anulado a favor del sentimiento y la identidad y lo que está bien o lo que está mal depende del lado político desde el que se mire.
«Votar al PSOE es votar a su majestad Mohamed VI», es uno de los mensajes que circulan por las redes de grupos marroquíes. Sin duda con referencia expresa y reconocimiento a la súbita decisión, individual y personal de Sánchez que, sin contar con nadie, modificó la histórica posición de España sobre el Sahara, abriendo sospechas sobre posibles acuerdos secretos con Rabat que incluirían la entrega paulatina de Ceuta y Melilla.
Como recoge Sebastián de Covarrubias en su diccionario, «el codicioso y el tramposo, fácilmente se conciertan».