Pasión cofrade

Antonio Herraiz
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Su abuelo paterno fue cofundador de la Cofradía de la Esperanza Macarena y el abuelo materno de la Pasión del Señor. Ha cargado los pasos titulares de las dos hermandades y también fue costalero del Santísimo Cristo del Amor y de la Paz

Pasión cofrade - Foto: Javier Pozo

Miércoles Santo a las puertas de la Iglesia de Santiago. Nuestro Padre Jesús de la Salud camina elevado por una treintena de hombres que sortean de rodillas el angosto pórtico. Suena la marcha El Amor, de Sergio Larrinaga, y desde cientos de ojos vidriosos comienzan a caer las primeras lágrimas por las mejillas. Son las 10 de la noche. Detrás del Hijo inicia la estación de penitencia María Santísima de la Esperanza Macarena, que supera también con destreza la salida del templo mientras rompen los acordes del himno de España. 

«Son las 11 en punto y Jueves Santo por Santiago; mecen los tambores al Cristo del Cementerio, dolor de Piedad que entre mujeres espera; nuestro Padre Jesús con la cruz a cuestas nos lleva, más que nosotros le llevamos, levitando hacia el Calvario». Nadie ha contado mejor que Javier Borobia la salida de la Cofradía de la Pasión del Señor. Es difícil de superarlo. 

El viernes ha amanecido pronto. Dios ha muerto, pero buscaremos el sol, presagio de la esperanza de la vida. Es mediodía y el Santísimo Cristo del Amor y de la Paz sale al encuentro de la Soledad. En el Jardinillo, cientos de almas esperan con la madre la llegada de su Hijo. «Todos por igual, valientes. ¡A esta es!». «Vámonos de frente». «Los dos costeros por parejo a tierra». «Ya estamos en casa, haz lo que sienta tu corazón costalero». 

Estos tres momentos únicos de la Semana Santa de Guadalajara, José González Vegas (Guadalajara, 1969) los ha vivido bajo alguno de las imágenes titulares de esas tres cofradías con las que mantiene vínculos muy directos. Su abuelo paterno, Juan González Ibáñez, fue cofundador de la Cofradía de la Esperanza Macarena a principios de los años 50. «Tenía una droguería en la calle Mayor y formaba parte del cuerpo de Agentes Comerciales de España, que fue el germen de la cofradía». El abuelo paterno de Pepe, Luis Vegas, participó también en la gestación de la Cofradía de la Pasión del Señor en 1946. «Me hicieron hermano de las dos cofradías desde que nací. Después, como la iglesia de San Ginés está muy cerca de mi casa, también soy de la Hermandad del Santísimo Cristo del Amor y de la Paz». 

Este año cumple 35 años como cargador de la Pasión. «El paso titular no comenzó a salir a hombros hasta 1995 porque, hasta entonces, lo había hecho en una carroza con ruedas. Siete años antes, comenzamos a sacar el Cristo del cementerio, el Cristo de la Expiración. Llevo, por tanto, desde 1988 debajo de un paso». Durante cinco Semanas Santas, como cargador o como costalero, participó en las procesiones de las tres cofradías de las que forma parte. Miércoles, jueves y viernes. «Es una cuestión de Fe y de devoción». Dudo que haya algún alcarreño que, el mismo año, haya vivido debajo de la imagen la vibrante salida de la iglesia de Santiago de Nuestro Padre Jesús de la Pasión, la de María Santísima de la Esperanza Macarena o el encuentro del Cristo del Amor y de la Paz con la Soledad. «Son momentos que para los fieles que acuden a la procesión son espectaculares. Como cofrade, la parte que más me gusta es cuando en la Pasión vamos ya de recogida y apenas hay gente en la calle. Es un momento muy íntimo. Vas debajo del paso, no escuchas nada y es increíble. La esencia pura del sacrificio». 

Pepe es el presidente de la Junta de Cofradías y Hermandades desde hace ocho años. Para recordar el 75 aniversario del germen de esta entidad, han impulsado la creación de Guadalajara cofrade, la marcha de la Semana Santa de la ciudad, compuesta por Abel Moreno. «Es el mejor compositor contemporáneo de marchas procesionales. Es un teniente coronel cuyas marchas son de sobra conocidas en Andalucía y hemos tenido la suerte y el honor de que nos haya dedicado esta obra para Guadalajara». Se trata de una nueva seña de identidad que representará a todos los cofrades y que fue estrenada en el Teatro Buero Vallejo. 

José González Vegas es un guadalajareño que vive y trabaja para conservar las tradiciones de su ciudad. Ha sido presidente del colectivo Gentes de Guadalajara y continúa participando en la representación del Tenorio Mendocino. «Como muchos de los actores, me metí en esa aventura apasionante gracias a mi primo Javier Borobia». Iba para caballero, que lo es en la vida real, en el fondo y en las formas, pero cuando llegó al primer ensayo hubo cambio de planes. «Faltaba un obispo y al final hice de prelado siete años». Ahora sigue representando el papel de alguacil, siempre impoluto, como en su día a día. De maneras exquisitas, es un caballero al que es difícil no verle perfectamente trajeado, con ese clasicismo repleto de virtudes que hace tiempo empezaron a perderse por el camino.