Es una buena época para visitar lugares en los que en otras estaciones nos resulta más difícil por el clima, la falta de luz en los días con menos horas de sol o la distancia desde la capital, pero gracias a las lluvias de abril esta primavera el campo presenta un aspecto inigualable, lo cual nos inclina a desplazarnos a pueblos como Terzaga, en pleno Parque Natural del Alto Tajo para disfrutar de sus agrestes y atractivos paisajes.

El término se encuentra en el valle del río Bullones, que transcurre al lado del casco urbano, situado a 1.179 metros de altitud. Es de inviernos fríos pero a partir de ahora hay temperaturas muy agradables para practicar senderismo y caminar por sus cerros y, si tenemos suerte y paciencia pasando lo más desapercibidos posible, tendremos ocasión de observar algunos de los muchos mamíferos que pueblan esta zona molinesa tan rica en caza mayor. Mirando con los prismáticos veremos en alguna de sus laderas los ciervos, que en este tiempo están en pleno crecimiento de sus cuernas, con un buen número de puntas y forradas con una fina piel que las protege. Eso mismo le ocurre a los gamos, también presentes en estos montes. ambos se desprenden de ellas entre marzo y abril, terminando dentro de un mes más o menos cuando se les ve y escucha rozándolas contra la vegetación para desprenderse de la borra.

No son los únicos, pues gracias a lo variado de sus muchas hectáreas arboladas, con mayor o menor espesura dependiendo de la especie, también habita el jabalí, corzo, zorro, garduña, tejón y gato montés. Es debido a que abundan las sabinas, ya que estamos en una de las mejores comarcas de este árbol en toda España.Hay enebros y pinos, tanto el rodeno como el negral, y no faltan las encinas con algunos viejos ejemplares con parte de sus ramas cubiertas de musgo, los quejigos con la nueva hoja de verde pálido contrastando con el resto de los árboles y de los muchos arbustos diferentes que aquí prosperan.

Terzaga    Las arboledas, bosques, barrancos y cortados forman un conjunto más el río, en el que brindan a las aves el entorno idóneo para establecerse. Serán nuestros acompañantes en todo momento, incluso en los campos de labor más llanos y despejados. Es frecuente ver el vuelo incesante de los buitres y algún alimoche prospectando el terreno junto con el vistoso milano real. También está, en este tiempo suspendido a gran altura gracias a las térmicas, el invisible y fulminante halcón peregrino que espera dando tornos para lanzarse en picado y llevar alimento al nido en plena reproducción. La poderosa águila real, la calzada, cernícalo, ratonero, azor y gavilán son las más frecuentes de las rapaces del lugar.

Tanto en árboles y, sobre todo, en alguna cornisa inaccesible se puede ver el nido del cuervo, que llama la atención por la gran cantidad de ramas y otros materiales que después tapiza con lana para alojar los huevos. Otro córvido frecuente es la chova piquirroja. Los dos comparten territorio con el búho real, el chico, pájaros carpinteros y una buena representación de los pequeños insectívoros.

El río se conserva en un estado muy natural. Veremos las especies ligadas al agua, al igual que en las salinas que se encuentran al lado mismo del pueblo.Son muy antiguas, desde los orígenes  en el siglo XII siendo en la Edad Media la base de su economía y estando en explotación hasta mediados del siglo XX. En el pueblo se puede destacar la iglesia de piedra de sillar y sillarejo, obra del siglo XVIII que está en muy buen estado, sobre todo su interior. Es aconsejable visitar.  En sus calles hay algunas casonas del estilo de esta comarca, con rejas muy elaboradas y escudos en las fachadas, como la que está en las afueras que perteneció a una familia de ganaderos. No muy lejos, en un cerro, y de gran devoción está la ermita de Nuestra Señora de la Cabeza.

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