"No sé tú, pero yo vivo esta vida para divertirme"

Charo Barrios
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Jessica Gómez ofrece en 'Mamá en busca del polvo perdido' unas reflexiones sobre la intimidad en el hogar con mucho humor

"No sé tú, pero yo vivo esta vida para divertirme"

Esta es una peripecia de ficción basada en hechos reales, muchos, y en mujeres reales, muchas. Jessica Gómez, madre de tres hijos, se define como «una tía con suerte», y ha volcado experiencias y emociones en una novela, Mamá en busca del polvo perdido (HarperCollins), para quienes temen tener hijos. Porque lo arriesgado es no tenerlos.

La madrileña aprendió a escribir sola a los cuatro años y nunca volvió a soltar el lápiz; perdió su trabajo de comercial cuando se quedó embarazada de su hijo mayor y pensó que vendiendo los móviles viejos que tenía en casa podía arrancar un negocio online para poder cuidar a su hijo y no volver a depender de un jefe que la menospreciara por ser madre. Se hizo su propio marketing escribiendo cosas chulas y ha terminado siendo madre de tres y dedicándose solo a escribir, que es lo que siempre quiso hacer. «Vamos, una tía con suerte». Yse ríe. 

Esa historia, o una que se le parece, es la que cuenta este libro de título a medio camino entre los dos Jones, Indiana y Bridget. Podría ser su propia peripecia, pero es la de muchas mujeres en circunstancias similares. Por eso dice Jessica que hay cosas que le suceden a Paz y que también le pasan a ella, otras que le pasaron, otras que no le han pasado aún… y que a buen seguro le pasaron, pasan o pasarán a más mujeres. 

complicidad. La pregunta clave, que no podemos demorar más, es si en efecto es tan difícil llevar una vida sexual razonable cuando hay chiquillos por casa… «Se puede perfectamente tener una vida sexual, no solo razonable, sino plena y satisfactoria», asegura, ya que, a su juicio, todo depende de lo que uno quiera entender por «plena y satisfactoria». En su experta opinión, es cuestión de rebajar las expectativas. La clave está en la complicidad y en darle un nuevo sentido a la palabra intimidad.  

Escuchamos a Jessica Gómez y pensamos en el bajón del índice de natalidad, y en los que creen que tener hijos es un deporte de riesgo. «Qué va: lo que es un deporte de riesgo no es tener hijos. Lo que es un deporte de riesgo es que el mundo pretenda que mantengamos toda nuestra vida como si no los hubiéramos tenido». De hecho, si del libro debe extraerse alguna lección, es esta: Paz se vuelve loca porque intenta hacer algo que no encaja con su vida, pero los niños son solo una parte de esa vida, el resto lo conforman el trabajo, el estrés, la vida social... y nada cambia hasta que, en lugar de luchar contra lo que tiene, se relaja y fluye con ello.

Todo de muy buen rollo, quizá el humor es la mejor manera de abordar estos asuntos. «¿La mejor?». Nuestra duda la sorprende. «¿Acaso hay otra? A ver, en serio: o te lo tomas a risa, o te ahogas en tu drama. Y a esta vida, no sé tú, pero yo he venido a divertirme».

Lo cual no quita ni un ápice de seriedad al asunto. Aún se acuerda de cuando un amigo le preguntó: «¿Cuándo decidistéis que queríais tener tres hijos?», y a ella le dio un ataque de risa: «Decidir, dice...». 

Ahora, desde la experiencia y la inspiración que le dan el haber trabajado con familias en sus primeras etapas de paternidad y maternidad, denuncia que lo que nos falta es «criar en tribu», que puede sonar muy místico o new age, pero no: es criar como lo hacían nuestras abuelas. Es decir, juntas, aprendiendo del ejemplo y no de lo que dicen las revistas o las películas.