Javier Ruiz

LA FORTUNA CON SESO

Javier Ruiz


Comunista de bote

30/09/2021

Yolanda Díaz es la nueva musa del comunismo internacional. O nacional, que ya no sé lo que es el comunismo, porque me pierdo de tantas transformaciones. La fiesta del PCE el otro día en la Casa de Campo reunió a las viejas glorias y a las nuevas, en un agitprop recuperado para la causa después de tanta moqueta y encanto pisados. Los Silvio volvieron a cantar agitando corazones y los Juan Carlos, Iglesias y Yolandas exhibieron músculo y fortaleza de gobierno. Bueno, Juan Carlos (Monedero) no ha gobernado, pero tiene al Pollo Carvajal de enviado especial. Y hace una televisión fantástica, que solo ven él y sus calcetines. Los comunistas viejos de carnet se preguntan cuándo se dieron de alta en la militancia los morados. Pablo Iglesias, más listo que ninguno, ya lo dijo el otro día. Si de algo se vanagloria, es de haber devuelto el comunismo al poder en España noventa años después.
Pasionaria fue la última mujer que encandiló al partido hasta la llegada de Díaz. Yolanda por aquí, Yolanda por allá, Yolanda por Escrivá… Ha tenido que aguantar nuestro paisano de Albacete – de lo más sensato que se sienta en el Consejo de Ministros- los reproches de la musa por unas palabras que no había pronunciado sobre la jubilación a los setenta y cinco años. Pero da igual. Los comunistas oyen algo de trabajar, se ponen nerviosos y se echan a temblar. Poco más o menos como los sindicatos, salvo que se trate de gambas y calamares. Al comunismo le interesó poco históricamente la información. Lo que le pone es la propaganda. Por eso le da igual que una cosa sea verdad o mentira; lo que le importa es que se amolde a sus presupuestos ideológicos, aunque la realidad lo desmienta.
El comunismo va ya por su tercera o cuarta transformación en el intento de división de la sociedad después de haber fracasado estrepitosamente en su modelo económico. Por eso, me parece admirable que siga habiendo comunistas persistentes en el error. Es una forma de vida, como la paga o la subvención, qué se le va a hacer. Y eso, si no hablamos de democracia. Un sistema que prima lo colectivo sobre lo individual tiene graves problemas para hacer compatible y encajar la libertad. Por ello, todo aquel que destaca en un país comunista tiene que huir como de la pólvora, si no quiere acabar con sus huesos en la cárcel. Eso, o te vuelves palmero del régimen. Es la ideología que más víctimas deja en el siglo XX. Y si hablamos de riqueza, el dinero desaparece y las telarañas anidan en los cajones. La nueva musa comunista insiste en la fracasada idea del reparto del trabajo. Es como el Papa peronista, que habla de dividir los panes y los peces en lugar de multiplicarlos. El año que viene, el Papa a la fiesta del PCE.
Yolanda Díaz es mujer preparada, lista e inteligente. Más que Pablo, porque es mujer. No sabía Iglesias dónde se metía. Si uno la mira de fuera, pareciera incluso de derechas, con ese rubio de bote que gasta tan de mañana. Pero son mechas de izquierdas y se sublevan todas las mañanas. El comunismo que gasta Díaz es de bote y quizá así deba ser en estos tiempos modernos. Aunque si hablas con los empresarios, comienzan a estar hartos. En el pecado llevan la penitencia y Garamendi. A Sánchez le ha salido una heroína donde solo pensaba que habría desolación podemita. Pero la culpa es suya por permitírselo. La vida es un karma que siempre vuelve. Al final, Sánchez no duerme y sueña con comunistas de bote que lo persiguen por el pasillo.