Última oportunidad

B. Palancar Ruiz
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La puesta en marcha de una conocida aplicación móvil en la ciudad evita el desperdicio de tres toneladas de comida gracias a los clientes que compran productos para consumo inmediato

Última oportunidad

En España, casi ocho millones de toneladas de alimentos acaban en el cubo de la basura, siendo el séptimo país de la Unión Europea en que más desperdicio alimentario se produce según la FAO, que es la agencia de las Naciones Unidas que lucha en el ámbito internacional para poner fin al hambre en el mundo. 

En cada una de nuestras casas, tiramos muchos kilos de comida. Bien producto fresco o en conserva que no da tiempo a consumir por un exceso de previsión a la hora de hacer la compra. Eso por no hablar de aquellos restos que se van acumulando en los frigoríficos por falta de planificación de un menú semanal. A todo ello, se añade que se están perdiendo algunas de las recetas de cocina de aprovechamiento que formaban parte de la cultura española.

Pues bien, esto que ocurre en nuestra casa, a otra escala, también sucede en los comercios de alimentación. Cuentan con productos frescos que no venden, alimentos que tienen un periodo corto para su consumo o productos envasados que tienen una fecha de consumo preferente que tienen peor salida de cara al consumidor.

Última oportunidadÚltima oportunidadEn algunos establecimientos se empieza a poner en práctica una estrategia que se podía ver desde hace años en muchos países europeos de abaratar aquellos alimentos que necesitan una venta rápida. No está muy extendido pero ofrece confianza al cliente que sabe lo que está comprando, además a un precio más barato, y que le evita tener que buscar en la estantería un producto con una fecha de consumo preferente más longeva que aquella que aparece en la primera línea del lineal.

A esta técnica, ahora, se suma una herramienta más para salvar comida que en muchos casos acabaría en el contenedor y, de paso, reducir el impacto medioambiental que ocasiona el desperdicio de alimentos en buen estado que, solo en 2019, en España, se cifró en 1.352 millones de kilos. 

Desde hace un mes, ha empezado a operar una aplicación móvil, Too Good To Go, implantada en España desde septiembre de 2018 que ya cuenta con más de 10.000 establecimientos y tres millones de usuarios, cuya finalidad es facilitar el contacto entre establecimientos y clientes que quieran dar una última oportunidad a comida que, de otra manera, acabaría en la basura.

Última oportunidadÚltima oportunidadPor el momento, 30 establecimientos, entre los que hay supermercados, tiendas de alimentación, una panadería, una carnicería y varios restaurantes, ya han distribuido 3.000 packs de comida en un mes, lo que corresponde con tres toneladas de alimentos. 

«El desperdicio alimentario es un problema de grandes dimensiones. Se calcula que, en España, se tiran más de 8 millones de toneladas alimentos al año. Esto tiene una serie de repercusiones a nivel social y económico. Es dinero que se está desperdiciando, pero también tiene un impacto medioambiental de grandes dimensiones. Se supone que el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero están producidas por el desperdicio de alimentos. Es una manera de combatir el cambio climático. Con las tres toneladas de comida que hemos evitado que se hayan desperdiciado, hemos conseguido ahorrar la emisión de 7.500 kilos de dióxido de carbono a la atmósfera», explica Carlos García, responsable de prensa de la aplicación que acaba de aterrizar en la ciudad.

beneficio común. El sistema es sencillo, las empresas ponen diariamente a disposición del público unos packs, cuyo contenido es sorpresa, con aquellos productos a los que tienen que dar salida y los clientes los compran a través de la aplicación, a un tercio del valor real de la mercancía, para después ir a buscar los alimentos en el horario fijado por el comercio.

«Sale rentable porque sacamos el excedente del menú del día. Se aprovechaban algunas cosas para dar un aperitivo pero muchas no tenían provecho y de esta manera se le gana poco pero, por lo menos, no se tira. El otro día recibí un correo que me decía que ya había repartido más de cien menús. Suelo poner entre dos y seis menús disponibles dependiendo de lo que quede el día anterior. Es comida que le estás dando un provecho porque de otra manera se tendría que tirar», asegura Juan Carlos Arroyo del restaurante La Herradura, que lleva 13 años afincado en un polígono de Guadalajara. 

También El Rincón Lento se ha sumado a esta iniciativa: «Ha supuesto que antes llenábamos dos cubos de desperdicios para compost, porque en nuestro caso siempre se reutilizaba, pero ahora se va a nevera de alguien que le da salida esa noche. En el curso normal, todos los días viene alguien a recoger el pedido. En verano, solo ha habido un día que no ha salido. Creo que para la gente consumidora, es estupendo, pero a mí, personalmente, me da una tranquilidad preparar esa cesta y saber que ya no tiro, me quedo muy tranquila porque conciencia», señala Ana Ongil que también da a conocer que existen otras dos iniciativas permanentes todo el año contra el desperdicio como la recogida de pan duro, para alimentar a las gallinas, y de posos de café para utilizarlo como fertilizante de las huertas de los socios. 

Otro tipo de negocios como Rosa Xamirada que vende productos como bollería, aperitivos o caramelos, utilizan este nuevo recurso porque «tenemos algunos restos que se quedan cortos de fecha por falta de demanda del producto o por exceso de solicitud nuestra. Lo que hacemos es liquidarnos antes de tirarlos a la basura. No creo que sea la solución pero reducen en cierta medida algunos desperdicios», dice Mikel Arbiza.

Por último, Mario de Lucas, gerente del Grupo Lino, valora que le «ha sorprendido el tipo de perfil que viene. Es muy variado, desde personas más mayores que lo conocen por sus hijos, a otras muy jóvenes que lo han conocido en otras ciudades». El también vicepresidente de la Federación de Turismo y Hostelería reconoce que «los restaurantes, por la cuenta que nos tiene, siempre hemos procurado que el desperdicio sea mínimo. Pero la experiencia es buena y la gente repite. Lo hacemos por aportar a que el sistema sea mejor porque no te genera ingresos», por lo que anima a otros establecimientos a que se sumen a esta nueva aplicación.

Uno de los objetivos de la Agenda 2030 es reducir a la mitad el desperdicio de alimentos, todo un reto en el que podemos aportar mucho.