Al otro lado del cristal

Fernando López Herencia
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Las plantas del interior de los hogares requieren unos cuidados en invierno

Al otro lado del cristal

Además de la rica naturaleza que alberga nuestra provincia, con escarpadas sierras por donde campea el lobo, despejados campos de cultivo que permiten a la avutarda vigilar desde la distancia, agrestes bosques refugio de jabalíes y otros grandes mamíferos, muchos ríos con escondidos rincones en los que la nutria recupera sus antiguos territorios o envases y lagunas donde las aves viajeras encuentran descanso, existe el pequeño mundo natural que tenemos en muchas de nuestras casas. No me refiero a tener un canario o una mascota, como dicen ahora, sino a las plantas que adornan y alegran jardines y terrazas, y que llegando estas fechas tenemos que proteger, más aún con los dramáticos avisos de la entrada del invierno que anuncian lluvias como si fuese una maldición divina en un país donde parte de él es muy escasa.

Lo cierto es que ahora requieren unos cuidados que les permita vivir dentro de nuestras casas durante los meses más fríos. Muchas de ellas son de origen tropical, donde las condiciones de humedad y temperatura son constantes todo el año. Algunas pueden estar fuera en un invernadero que las aísle de las heladas. Tenemos en el mercado invernaderos de diferentes tamaños y formas. Algunos son realmente muy ornamentales, pudiéndoles tener en una terraza sin que ocupen mucho espacio o pueden ser construidos por nosotros mismos con madera, metal, cristal o algún material plástico.

Para la mayoría de las plantas la alternativa del invernadero no será suficiente por lo que tendrán que estar dentro del hogar. Hay que tener en cuenta el lugar donde las coloquemos para que nos las falte la luz y los riegos, que son mucho menos frecuentes que en verano, ya que suelen estar fuera protegidas del sol directo. Ahora se está generalizando en las casas de nueva construcción la calefacción de suelo radiante y las macetas las tenemos en el suelo por tamaño y peso. A veces son grandes plantas de varios años que hacen bastante difícil su manejo para moverlas con frecuencia, por lo que al captar el calor directamente, aunque el plato siempre aísla un poco, debajo de él se puede poner una madera. Vigilaremos los riegos para que un exceso de calor no deje la tierra muy seca, dañando la planta ya que puede llegar a morir por exceso de temperatura. También es muy práctico el colocarlas en alguna especie de bandeja o banco un poco más alto para verlas mejor y para su manejo si tenemos que podar, recortar, atar, regar limpiar o trasplantar a una maceta de mayor tamaño, Algunas lo requieren una vez al año.

Al otro lado del cristalAl otro lado del cristalDependiendo de cada especie, aunque la luz es necesaria para todas para la función fotosintética, las colocaremos de manera que reciban mayor o menor luminosidad. Algunas pueden recibir el sol directo a través de los cristales de la ventana sin que esto las afecte. Es más, lo necesitan. Sin embargo, otras no lo soportan, lo que influye en el número de flores.Así, observaremos que las hojas pierden vitalidad mostrando un mal aspecto llegando incluso a caer, las que tienen las hojas totalmente verdes no hace falta que reciban los rayos directos del sol, pero las verdes con partes blancas y amarillentas si lo soportan mejor.

Solemos tener variedad de plantas, por lo que iremos viendo el lugar más adecuado. A veces, un simple cambio de sitio o de maceta nos demostrará que es suficiente para que mejore. Es difícil dar unas reglas fijas en cuanto a la orientación, la cantidad de luz, el calor, el tipo de tierra y el tamaño de la maceta pero, sin duda, los consejos, alguna guía y la practica nos ayudarán.

Al otro lado del cristal
Al otro lado del cristal
En cuanto al riego un error bastante generalizado es verter el agua con la regadera en el mismo tallo de la planta, donde precisamente tiene las raíces más viejas que han perdido parte de su funcionalidad. Lo mejor es ir regando lentamente por los bordes de la maceta, al ser las raíces más jóvenes y activas lo que facilita el proceso de absorción, y no solamente del agua, también de los fertilizantes y minerales como el nitrógeno, potasio, hierro, cobre y otros para un óptimo desarrollo mientras al otro lado del cristal la lluvia, la nieve y las heladas paralizan al mundo vegetal. 

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