La obtención de huevos para consumo humano requiere de gallinas, pero no de machos. Y se utilizan razas seleccionadas para poner, no para engordar, por lo que los pollos machos son desechados en el momento en el que son sexados justo después de nacer mediante gaseado o aplastamiento (su crecimiento es demasiado lento para que sea rentable criarlos para carne). Pero Francia y Alemania van a poner fin a esta práctica por ley desde el 1 de enero próximo y obligarán a deshacerse de los huevos que llevan machos dentro antes de que estos nazcan.

A partir del año que viene, todas las incubadoras deberán haber instalado o encargado máquinas de «sexado in ovo» que permitan eliminar los pollitos macho antes de la eclosión del huevo. Para respaldar estas medidas, el Gobierno francés ha previsto diez millones de euros para el sector dentro del plan de recuperación de la crisis para ayudar a las empresas a invertir en estas máquinas.