Amigos de la Humedad

Fernando López Herencia
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Unos de los habitantes silvestres que agradecen la humedad son los caracoles

Amigos de la Humedad

Afortunadamente, este mes de abril ha sido más generoso  que otros años en ese milagro o gran acontecimiento natural que suponen las lluvias, aunque los informadores del tiempo se siguen empeñando en decir que tenemos riesgo de precipitaciones como si fuese una maldición. Y lo dicen precisamente en un país que de no cambiar las cosas con el tiempo se puede convertir en una sucursal del desierto del Sahara. Que se lo digan al agricultor, al ganadero, la fauna silvestre y el resto de la naturaleza, en años en los que agonizan sus cosechas o mueren muchos animales jóvenes por falta de agua. Si salimos ahora al campo lo veremos exuberante, con mil tonalidades de verde, infinidad de flores, las aves cantando y ese aroma  a humedad. Veremos al rocío de la mañana inundándolo todo, precisamente por el riesgo de precipitaciones que al final han caído.

Uno de los habitantes silvestres que más parece agradecer esa humedad son las diferentes especies de caracoles terrestres. En estos meses de primavera los vemos salir a caminos y paseos, sobre todo después de la lluvia. Hace tiempo, y debido a su abundancia, se tenía la costumbre de salir a cogerlos por las cunetas de las carreteras, que entonces no se limpiaban como ahora y tampoco se utilizaban herbicidas ni productos específicos para diezmarlos en las huertos donde eran tan frecuentes. En un par de horas se podía llenar una buena cesta con varios kilos, sobre todo por la noche con una de aquellas linternas de pila de petaca. 

La concha que los protege tiene un desarrollo en espiral donde se refugian al instante cuando se ven amenazados. Está compuesta en un alto porcentaje de caliza, muy útil en los largos periodos en los que permanece hibernando o con fuertes calores. Entonces segregan una sustancia que al endurecerse sirve de opérculo, cerrándose por completo y evitando la desecación o muerte de ellos.

Amigos de la HumedadAmigos de la HumedadPero no es la única curiosidad pues es capaz de desplazarse, y eso que no tiene patas por las contracciones de los músculos de su pie. Al lado de la boca segrega una sustancia pegajosa y trasparente que tapiza las superficies por donde se mueven aunque no sean precisamente lisas a veces, cortantes o muy finas, facilitándoles la labor al caminar si se puede llamar así.

Poseen un solo pulmón, un riñón, una aurícula y un ventrículo y su sistema nervioso es ganglionar. Tienen dos tentáculos con los que palpan el suelo y otros dos más largos en los que están los ojos. Se alimentan principalmente de vegetales y han desarrollado una lengua dentada llamada rádula. Es muy efectiva pues como una lima tritura los alimentos antes de ingerirlos con los miles de minúsculos dientecillos. Éstos además se regeneran dependiendo del desgaste. Cuando llega la época de la reproducción excava  un pequeño orificio entre la hojarasca y el mantillo donde depositan los huevos, que nacerán un mes después.

Incluido el hombre, tienen múltiples enemigos ya que sirven de alimento a erizos, jabalíes, tejones y otros mamíferos y, sobre todo, a muchas aves como mirlos, estorninos, zorzales, cigüeñas, garzas, gaviotas, córvidos y alcaudones. Estas aves golpeándolos contra alguna superficie dura desprenderán el cascarón obteniendo así un suculento y nutritivo bocado.

En nuestra cocina tradicional siempre ha tenido una gran acogida Son muchas las formas y recetas para cocinarlos al ser tan apreciados en algunas zonas de la península por ser platos típicos. En los últimos años han proliferado instalaciones y granjas donde se les cultiva y de esa forma asegurar una producción regular y continua debido a la alta demanda, no solo por el público en general sino también por prestigiosos restaurantes.