Félix Badillo y Rodrigo, maestro del retrato naturalista

Plácido Ballesteros
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Guadalajara en 'La Ilustración Española y Americana'

Félix Badillo y Rodrigo, maestro del retrato naturalista

El magnífico retrato de don Francisco de Paula Benavides cuando el entonces obispo de Sigüenza fue nombrado Patriarca de las Indias que publicó La Ilustración Española y Americana el día 15 de junio de 1875, que dimos a conocer la semana pasada, era obra del pintor Félix Badillo, natural de nuestra provincia, nacido en 1848.

En aquellos momentos era el señor Badillo y Rodrigo el pintor al que los responsables de la revista ilustrada encargaban la mayoría de los retratos de los personajes sobre los que versaban las informaciones más importantes aparecidas en La Ilustración…» .

Su fama como retratista era considerable en aquellos momentos en los círculos artísticos nacionales. Dos pruebas tenemos de ello. La primera, el hecho de que sus retratos eran demandados por otras cabeceras de la prensa de aquellos años. La segunda su inclusión en la obra Galería biográfica de artistas españoles del siglo XIX, publicada por don Manuel Ossorio y Bernard en 1883 y 1884.

En las páginas de aquel repertorio especializado nos encontramos con la siguiente reseña de nuestro personaje de hoy:

«BADILLO (D. Félix). Pintor contemporáneo natural de Guadalajara. Por los años de 1872 y 1873 publicó gran número de trabajos litográficos que le hicieron lograr justa reputación: recordamos entre ellos un retrato de gran tamaño de D. Carlos de Borbón con uniforme de capitán general, D. Alfonso de Borbón su hermano, Doña María de las Nieves a caballo, los jefes carlistas Dorregaray, Velasco, Saballs y Castells, el de D. Antonio Aparisi y Guijarro, imagen de San Isidro Labrador, patrón de Madrid. En la Exposición provincial de Guadalajara celebrada en 1876, presentó un retrato al óleo de D. Antonio Alcalá Galiano, que era a la sazón gobernador de aquella provincia, y fue premiado con medalla de plata. También se ha consagrado a la enseñanza particular, aunque más y muy preferentemente a dibujar para los periódicos ilustrados, siendo muchos y muy buenos los retratos de su mano que se conservan en las colecciones de La Ilustración. Al óleo ha ejecutado también el Sr. Badillo un Retrato de Don Adelardo López de Ayala (cadáver), Busto de la reina Doña María de las Mercedes, Retrato del rey Don Alfonso XII, para la Diputación provincial de Guadalajara». 

Pero, como ocurrió con otros muchos artistas cuyas obras no llegaron a alcanzar con el paso del tiempo una relevancia de primer nivel a escala nacional, la fama y la huella de Félix Badillo ha quedado dispersa entre la amplísima relación de pintores del siglo XIX que recogen los repertorios de la historiografía del Arte de aquella época. Entre los que no quiero dejar de traer a estas páginas la breve reseña incluida en la magnífica colección de Biografías de pintores que ofrece en línea don Fernando Alcolea: http://www.fernandoalcolea.es/BIOGRAF-AS-DE-PINTORES-B-Z/Felix-Badillo-y-Rodrigo/. O el capítulo que le dedica el académico Eloy Martínez Lanzas en su Estudio crítico de los retratos en miniatura (http://colecciondeminiaturas.blogspot.com/2015/ 08/felix-badillo-y-rodrigo-siguenza.html). 

Los estudios específicos sobre nuestro personaje y su obra no existen. Y tan sólo algunos estudiosos interesados en el arte provincial como Emilio Fernández Galiano (https://laplazuela.net/index.php/dcultura/12457-felix-badillo-y-rodrigo-un-artista-seguntino-en-la-cuneta-del-anonimato) han llamado la atención recientemente sobre la calidad de su producción artística y la necesidad de realizar un estudio sobre su biografía y su obra.

Es una opinión que comparto plenamente. Especialmente tras disfrutar, a lo largo del recorrido que he realizado en los últimos meses por las páginas de La Ilustración Española y Americana, de los posiblemente más de medio millar de retratos salidos de los lápices de Félix Badillo, publicados en de aquella revista ilustrada, la más importante de la prensa española de la segunda mitad del siglo XIX.

Para muestra, y que ustedes se puedan hacer una idea aproximada de lo impresionante de la inmensa obra que, ahora casi escondida, guardan las páginas de La Ilustración, ahí van los datos correspondientes a uno de aquellos años. En los 48 números de la revista correspondiente al año 1876, cuatro números por mes, se publicaron 108 retratos. De ellos, prácticamente la mitad (48) están firmados por Badillo. La mayoría publicados en las portadas cuando éstas abrían con un retrato. 

La finalidad era llevar a las páginas de la publicación los retratos de los personajes más influyentes del momento: reyes, políticos, militares, jefes de estado americanos o personajes de la vida cultural española cuando eran objeto de noticia. 

Por ejemplo, aquel año nuestro artista realizó los retratos de la reina viuda doña María Cristina de Borbón, de Porfidio Díaz, el líder de la revolución mejicana, de Antonio Alcalá Galiano, gobernador civil de Guadalajara. O el del niño Juan José Laureiro y Herrero, que al entrar unos ladrones en su casa y amenazar con matar a su madre si no les entregaba el dinero, había exclamado «matadme a mí pero no hagáis daño a mi mamá», frase con la que La Ilustración tituló la noticia y el retrato.

De la información que nos ofrece la propia revista al reseñar los retratos podemos deducir que Badillo utilizaba para muchos de sus retratos, especialmente para los de los personajes extranjeros, fotografías que la editorial le facilitaba. Pero en otras ocasiones, Badillo como si de un actual reportero gráfico de la prensa se tratara, se presentaba en el lugar y hora previamente pactada para sacar apuntes directos. 

Pendiente aún de los estudios de los especialistas que la obra de Félix Badillo y Rodrigo merece, traemos aquí los breves párrafos que el académico Martínez Lanzas dedica a varios de los grabados que contienen su dibujos, en los que afirma que en ellos se «apreciaran el nuevo concepto de retrato de estética naturalista, muy alejado del retrato romántico isabelino anterior (…). Estos retratos en vivo nos son más gratos y revelan el talento del artista castellano para aprehender los rasgos faciales de manera verídica. Cuando el personaje era extranjero, Badillo copiaba la fotografía que le era facilitada y sus resultados son más fríos sin el calor del retrato directo. Pero en todos los casos el artista reinterpreta estos retratos fotográficos con la habitual destreza de su trazo y profundo conocimiento de la anatomía, siempre en un intento de penetrar la psicología del personaje».

Unas características que, a su juicio, convertían a nuestro paisano en el mejor retratista gráfico del último tercio del siglo XIX español.