Presencia templaria en Torija

Plácido Ballesteros
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Tradición versus fuentes históricas

Presencia templaria en Torija

Dentro del conjunto de la historiografía sobre Torija, sorprende que el reportero de La Ilustración Española y Americana al darnos sus escuetas noticias sobre su castillo no consignara que había sido una antigua fortaleza templaria. Como hemos puesto de manifiesto en anteriores entregas de este rincón bibliográfico, Eusebio Martínez de Velasco fue un autor muy propicio a recoger viejas leyendas y tradiciones poco o mal documentadas sobre la historia de diversas poblaciones alcarreñas.

Además, causa mayor extrañeza esta circunstancia, si tenemos en cuenta que todos los autores que se han acercado al estudio de la historia medieval de Torija recogen como cierta la presencia de los templarios en Torija, basándose fundamentalmente en la tradición local que señala unas ruinas próximas al castillo como pertenecientes a un antiguo convento de dicha orden militar, denominado como Convento de San Benito de Torija, citado en una bula (hoy no conservada en ningún archivo) del Papa Alejandro III (1159-1181).

Pero, basada sólo en tales pruebas, la presencia templaria en Torija a mí siempre me ha parecido poco fundada si nos mantenemos en los terrenos estrictos por los que debe transcurrir en la actualidad la investigación histórica. Así, si nos limitamos a analizar las fuentes históricas del periodo relacionadas con dicho asunto, tanto las documentales como las arqueológicas, sin dejar volar nuestra imaginación más allá de las certezas incontestables que nos ofrecen los documentos históricos y los restos arqueológicos, no hay ninguna prueba irrefutable que nos permita afirmar que Torija fuera una posesión templaria. En mi opinión, en este asunto sólo podemos señalar que la tradición recoge dicha presencia, pero no darla como dato histórico cierto. Veamos todo ello con algún detalle.

El único documento en el que aparece citado el supuesto convento templario de San Benito de Torija es una bula de Alejando III, documento sobre el que hay serias dudas de su existencia real por varias razones. Primero porque es recogida ya muy tardíamente, en el siglo XVI, sin que con anterioridad ninguna otra obra, ni entre las que recogen las bulas del papado de Alejandro III, ni entre las que abordan la historia de los templarios, haga ninguna mención a dicha bula. Además, el autor que la recoge, Esteban de Garibay, es un historiador del que se ha demostrado sin lugar a dudas que en otros casos incurrió en falta de rigor crítico e incluso manipulación y fabulación con respecto a alguno de los documentos que citaba. 

En este sentido, cuando al poco tiempo de dar a conocer Garibay la supuesta bula sin indicar donde la había localizado, su coetáneo el historiador Juan de Mariana ya advierte al incluir a Torija como posesión templaria, que lo hace siguiendo al primero, pero que él no ha podido encontrar el documento en ningún archivo. Recordemos en este sentido que fueron autores coetáneos y, por tanto, con acceso a los mismos archivos.

A este hecho aún podemos añadir que, como ha documentado el profesor Gonzalo Martínez Díez en sus obras Los templarios en la Corona de Castilla (1993) y Los templarios en los reinos de España (2001, reeditada en 2006), que en conjunto constituyen la investigación más completa y rigurosa sobre la historia de los templarios en la España medieval, pone de manifiesto que entre los veinte castillos que los templarios poseían en los reinos de Castilla y León cuando entre 1307 y 1308 el rey Fernando IV procedió a ocupar los castillos de la Orden existentes en sus dominios, el castillo de Torija no se encontraba entre ellos.

Es decir, el único documento en el que se cita a Torija como posesión templaria no aparece en ningún archivo; y sólo es citado, sin dar su localización, por un historiador del que se ha demostrado que en otras ocasiones manipuló documentos históricos para probar sucesos no ocurridos. Hecho al que hay que sumar que en el exhaustivo análisis que el profesor Martínez Díez realizó del proceso de disolución de la orden en la Corona de Castilla, tampoco se ha localizado ningún documento que permita probar su presencia en Torija; al contrario de lo ocurrido con otras posesiones templarias que sí han podido ser documentadas en las fuentes históricas del periodo. 

Así las cosas, creo que la presencia de los templarios en Torija no deja de ser una interesante tradición local que señala la existencia de un supuesto convento templario en unas ruinas próximas al castillo. Una tradición que cabe preguntarnos si no nació precisamente tras la publicación de las “Historias” de Garibay o Mariana, porque con anterioridad no hay ninguna mención al tema entre la documentación y la historiografía relacionada con nuestra villa.

Ofrecemos como ilustración de esta segunda parte de la entrega de hoy la portada de la obra del profesor Martínez Díez. Es una clara invitación por mi parte para que todos aquellos de ustedes que estén interesados en la verdadera la historia de los Templarios la consulten. En sus páginas encontraran sólo datos históricos bien contratados en las fuentes históricas, sin ninguna concesión a las leyendas que a lo largo del tiempo han ido envolviendo el pasado de la Orden. ¡Ah!, y por supuesto ninguna mención a simplezas o boberías esotérica.