Monumentos arquitectónicos de Guadalajara

Plácido Ballesteros
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Ocho grabados que representan edificios notables de aquella histórica ciudad (III)

Monumentos arquitectónicos de Guadalajara

REPASO A LA TRADICIÓN QUE SEÑALABA AL PRIMITIVO TEMPLO DE LA ANTIGUA COMO IGLESIA MOZÁRABE.

Esta semana, previa a la celebración de la fiesta de Nuestra Señora de La Antigua, terminamos el repaso que en las últimas entregas de esta sección estamos realizando de la lámina titulada Monumentos arquitectónicos de Guadalajara, que La Ilustración Española y Americana publicó el 22 de febrero de 1877. De los ocho dibujos que el pintor Isidoro Salcedo realizó con dicho motivo, hemos reservado para hoy precisamente los dos dedicados al templo que a lo largo de los siglos acogió la imagen de la actual Patrona de la ciudad. Son dos vistas una del exterior y otra del interior que nos permiten hacernos una idea muy aproximada de como era el Santuario de Nuestra Señora de la antigua antes de acometerse la profunda reforma que el templo sufrió en los últimos años del siglo XIX. 

Como es sabido, se trata de la antigua parroquia de Santo Tomé Apóstol, en la que en una de sus capillas se veneraba la imagen de Nuestra Señora de la Antigua desde hacía siglos. Cuando en 1831 se suprimió dicha parroquia, agregándose a la de San Ginés, el arzobispo de Toledo, atendiendo a «la particular devoción de los fieles a aquel santuario y a la Imagen de Nuestra Señora de La Antigua», exceptuó de esa agregación lo tocante a la imagen de la Virgen. De esa manera, el templo de Santo Tomé terminó convirtiéndose en el Santuario de Nuestra Señora de La Antigua. 

En el comentario con el que el periodista Eusebio Martínez de Velasco completó el grabado, el reportero madrileño recogió la vieja tradición que sostenía que aquel templo era una antigua iglesia mozárabe:

«Los números 2 y 3 señalan dos vistas (exterior e interior) de Nuestra Señora la Antigua, o de la Antigua, antes parroquia de Santo Tomé, y antiquísima iglesia muzárabe, que existió durante la época sarracénica. Está situada en las afueras de la población, y conserva todavía, a pesar de las restauraciones que ha sufrido, arcos de herradura apuntalada, que expresan el estilo a que pertenece».

La tradición local que señalaba a la parroquia de Santo Tomé como una de las iglesias de los mozárabes, es decir, de los cristianos que vivían en Guadalajara durante la dominación musulmana, venía de antiguo. Cuando el historiador Francisco de Torres escribió su Historia de la muy nobilísima ciudad de Guadalaxara, cuyo manuscrito final está fechado en 1647, al tratar de la conquista de la ciudad dejó consignado que lo hacía siguiendo al pie de la letra el relato que un historiador anterior, don Francisco de Medina y Mendoza, había escrito en sus Anales de la Ciudad de Guadalajara, obra hoy perdida, pero de la que no hay duda de su existencia, y que hemos de fechar en las décadas de la segunda mitad del siglo XVI. 

En dicha versión, tras narrar con muchísimos detalles la mítica conquista de Guadalajara por Alvar Fáñez en la noche estrellada del día de San Juan de 1085, el autor completa su relato, como si hubieran sido testigo directo del suceso, con la siguiente noticia vinculada con la parroquia de Santo Tomé:

«Entró Alvar Fáñez triunfante en la Ciudad rodeado de sus capitanes y soldados, y de aquellos infelices cristianos, mozárabes, que ya sus infortunios y cautividad tuvieron fin con tan dichoso suceso. Aunque la iglesia de Santa María fue la catedral antigua, los moros no se la dejaron gozar, solo tuvieron la de Santo Tomé y la de San Miguel por su anejo; y así lo primero que hizo Alvar Fáñez fue visitar estas dos iglesias, a donde él y los demás católicos derramando muchas lágrimas de alegría, dieron tiernas y devotas gracias a Nuestro Señor por el beneficio de la recuperación de Ciudad tan famosa».

Y vinculada a esta tradición sobre la antigüedad del templo, la advocación a Nuestra Señora de la Antigua. En la relación que Francisco de Torres realiza de las diez parroquias que existían en ese momento de mediados del siglo XVII, el cronista ofrece una detenida descripción de la de Santo Tomé. Una reseña que será copiada a la letra años más tarde por el cronista Alonso Núñez de Castro en su “Historia Eclesiástica y Seglar de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Guadalaxara», publicada en 1653: «Es antiquísima esta iglesia y consagrada desde el tiempo de la primitiva Iglesia a la imagen de Nuestra Señora de la Antigua. Fue la primera que se adoró en esta ciudad; y esto se haya por Anales y tradiciones; y por una información otorgada cien años ha. Las maravillas y milagros que ha obrado la madre de Dios son sin número y si se hubiesen de referir, era necesario dilatar esta obra demasiado. En tiempo que los cristianos de Guadalajara estaban sujetos a los moros era esta parroquia la que solo se frecuentaba (…) La Capilla a donde está la imagen de Nuestra Señora de la Antigua fue de Don Pedro Mata de Alarcón, caballero del hábito de Calatrava. Así las cosas, no es de extrañar que Eusebio Martínez de Velasco, el periodista encargado de comentar los dibujos del pintor Isidoro Salcedo sobre aquel monumento, diera por buena la tradición recogida por los antiguos cronistas de la ciudad. 

Especialmente si tenemos en cuenta que, pocos años antes, tanto el prestigioso J.M. Quadrado en el tomo correspondiente a Castilla La Nueva de sus Recuerdos y bellezas de España (1853), como José María Escudero en La Crónica de la provincia de Guadalajara (1869), habían dado por buena la vieja tradición.