Antonio Herraiz

DESDE EL ALTO TAJO

Antonio Herraiz


La lengua como arma

17/12/2021

A cuenta del asunto de las lenguas: tontos hay en todas las partes. Desde el que, en Barcelona, se niega a hablar en castellano cuando incluso se lo piden encarecidamente, hasta el que, en esta Castilla nuestra, mira mal a una madre que está hablando a su hija en catalán en el parque. La diferencia es que los primeros abundan en el propio Gobierno de Cataluña. Como no es fácil superar el nivel, se ha abierto una carrera para hacer méritos. En esas está el consejero de Educación de la Generalitat, Josep González-Cambray, de Esquerra Republicana. No lleva ni siete meses en el cargo y en su pechera cuelga una medalla tan relevante como reveladora: haber sido detenido en una operación de la Guardia Civil, en octubre de 2020, por presunto desvío de fondos públicos para financiar el proceso independentista. En la investigación había otra veintena de altos cargos.
González-Cambray fue al centro de Canet de Mar donde un menor de 5 años está siendo acosado porque sus padres se han limitado a exigir que se cumpla la ley. Después de contestar en catalán a las preguntas de los periodistas -lo habitual-, le pidieron que respondiera en castellano. TV3 ya tenía los mensajes en la lengua de emisión, también el resto de cadenas que circunscriben su emisión sólo a Cataluña, y los medios de ámbito nacional querían que su mensaje fuera en el idioma que entienden y saben todos los españoles. El consejero se negó. En varias ocasiones. Aun siendo grave la falta de cortesía que evidencia que, el título que reza en su cargo, no lo tiene como virtud, no fue lo peor. No defendió a la familia acosada y alentó la manifestación convocada a las puertas del centro donde estudia el menor cuyos padres quieren que su hijo reciba el 25% de su educación en castellano porque así lo ha determinado el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña.
Desde hace tiempo, los independentistas han visto en la lengua una de las armas más potentes para mantener viva su causa. En ese afán por convertir sus delirios en dos frentes bien diferenciados, ubican en la senda correcta a los que defienden el catalán por encima del castellano. Su perverso argumentario se completa situando en el ámbito de la extrema derecha a los que no piensan como ellos en este asunto. Olvidan, conscientemente que en medio hay un amplio segmento de catalanes que, aun amando el idioma que identifica y distingue a la comunidad en la que viven, defienden el bilingüismo porque «también amamos el español. Nuestra motivación no es otra que el español también forme parte de la actividad educativa, con normalidad, de la misma manera que pasa en la sociedad catalana. Por eso, es mejor tener dos lenguas vehiculares en lugar de una».
Esto es un revelador extracto de la carta que los padres del niño acosado en Canet han enviado al consejero de Educación. En la calle, no hay ningún problema con el idioma. Se habla catalán o castellano en función de muchos factores. Apunten este tan básico como común: si tú has conocido a una persona hablando en catalán, a partir de ese momento y durante los años en los que dure la relación, mantendrás las conversaciones en ese idioma. Y pasa lo mismo si empezaste hablando con ella en español.
Lo grave es que los separatistas han querido patrimonializar un idioma, creando un problema que no se da en la sociedad catalana. Como en casi todo en lo que meten sus manos, han difundido una imagen que no es real, generando más antipatía de forma innecesaria. Muy mal se tienen que ver para consentir el acoso a un niño solo porque es prioritario proteger el catalán.