Primer verano sin cisternas en Guadalajara

Belén Monge Ranz
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El deshielo que trajo Filomena y la puesta en marcha de obras esenciales en municipios ribereños como Chillarón del Rey o Córcoles, dan un respiro a los problemas de abastecimiento que algún pueblo venía sufriendo desde hacía 14 años.

Primer verano sin cisternas en Guadalajara - Foto: Raquel Triguero

Catorce años ha tenido que esperar el pequeño municipio de Chillarón del Rey, en la comarca de los embalses de Entrepeñas y Buendía, para no tener que depender un verano más del apoyo de las cisternas de la Diputación Provincial de Guadalajara para abastecer a una población que, en época estival, se cuadruplica o quintuplica, no pudiendo dar respuesta a todas las demandas solo con el agua que aporta el manantial. 

Las cisternas de la Corporación Provincial no han tenido que acudir este verano en auxilio de este municipio ribereño. Gracias al acuerdo del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (Miteco) y el Gobierno regional, por el cual se han liberado 40 millones de euros para infraestructuras en los Municipios Ribereños de Entrepeñas y Buendía, se ha podido ejecutar una obra de conducción esencial para solventar sus problemas de abastecimiento cuando llegan los veraneantes. Sin embargo, aunque ya tienen agua de sobra, se han detectado unos niveles de sulfatos «muy altos» que preocupan a la alcaldesa, Maribel Díaz, pese a reconocer que desde Sanidad le han comunicado que es acta para el consumo,

En cualquier caso, Díaz ha emitido un bando en el que desaconseja beber o guisar con el líquido elemento hasta que dichos niveles se atenúen, algo que espera solventar en unas semanas, con la instalación de una planta de ósmosis.

Pero pese a este inconveniente  añadido, la regidora afirma que «la gente del pueblo está contenta porque después de 14 años con problemas cada verano, ahora haya agua, aunque ahora sea de mala calidad», indica tras incidir en que sus vecinos tienen paciencia, entre  otras cosas, porque ya están acostumbrados desde hace años a beber agua envasada. 

En Córcoles, pedanía de Sacedón, la Diputación tuvo que llevar agua hace varias semanas pero fue algo puntual. También en este caso era de mala calidad pero ya tienen instalada una planta de ósmosis que les ha solucionado el problema, afirma su alcalde, Francisco Pérez Torrecilla. La planta ya está en marcha y «funciona perfectamente. Ya se ha llenado el depósito con agua totalmente potabilizada», indica satisfecho. Este alcalde ribereño espera con anhelo que, aunque «con pasos cortitos», se vaya poniendo fin a las normas de explotación del trasvase Tajo-Segura para que los pueblos de la comarca no desaparezcan. Es un año bueno para la zona. Torrecilla lo atribuye al deshielo de la borrasca Filomena y los dos episodios de agua posteriores. «Si no hubiera sido por esto, hubiéramos pasado un verano muy malo», declara.

Para este alcalde, «el día que entre en marcha la obra de Morillejo se acabarán completamente los problemas de abastecimiento tanto en cuanto a cantidad como a la calidad de las aguas para todos los municipios ribereños y colindantes», subraya. Cree que en unos meses se podrá hablar de fechas.  

  También se han librado del uso de cisternas en esta estación las  pedanías de Casasana o Cereceda, dependientes de Pareja. Su regidor, Javier del Río, también lo vincula con la nieve que dejó Filomena. 

En todo caso, está siendo un verano «diferente» y más tranquilo que otros para estos pueblos de Guadalajara y Cuenca. La acometida de mejoras para resolver los problemas de captación de agua ha evitado que hayan tenido que recurrir al suministro mediante camiones cisterna. El año pasado, la Corporación Provincial tuvo que suministrar agua a cerca de una veintena de municipios, fundamentalmente de la comarca ribereña, que fue la más castigada. Sin embargo, los camiones también atendieron la comarca atencina.