Noticias históricas del Salto de Bolarque

Plácido Ballesteros
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Antes de la construcción de la presa y la central hidroeléctrica a comienzos del siglo XXl

El segundo de los dibujos de Isidoro Salcedo que ofrecemos hoy corresponde al paraje de Bolarque, del que Eusebio Martínez de Velasco nos dice que en aquellas décadas de finales del siglo XIX era visitado frecuentemente por artistas.

La atracción de aquel paraje en el que el río Tajo se despeñaba nada más recibir las aguas de su afluente el Guadiela por un estrecho desfiladero formado los llamados Los Chorros de Bolarque venía de antiguo. 

Al menos desde mediados del siglo XI cuando aquel espectacular accidente geográfico llamó la atención de Benayad Said (1029-1070), jurista, científico y filósofo hispano-musulmán, que pocos años antes de la conquista cristiana de Toledo en 1085 nos dejó una descripción de la taifa toledana, en la que incluyó una breve reseña del curso del río Tajo desde su nacimiento hasta su desembocadura en Lisboa. En sus páginas encontramos el siguiente párrafo:

«Después el río continúa hasta aproximarse a las fortalezas de Zorita, situadas a unas sesenta millas de Toledo, donde unos montes hacen que se estreche en una garganta llamada B.lar.q., alcanzando allí una anchura de unas siete brazas y una profundidad de sólo Dios -fuerte y poderoso- sabe cuánto. Entre estas dos pendientes desciende hasta alcanzar una gran profundidad y en su caída provoca un gran estruendo que puede ser oído desde lejos. Tras atravesar ese paso angosto se ensancha, y la corriente fluye con facilidad hasta llegar a las puertas de Toledo por la zona del oriente estival».

Hoy el paisaje que nos encontramos en Bolarque es muy diferente, totalmente transformado con la construcción de la Presa y la Central hidroeléctrica en 1907 para abastecer de energía eléctrica a Madrid. Obras que fueron inauguradas por el rey Alfonso XIII en 1910. 

Pero, precisamente gracias a la publicación de la monografía El Salto de Bolarque. 100 años de historia, publicada con motivo del centenario de la puesta en servicio de la presa, en las que se recogen las investigaciones llevadas a cabo por Francisco Fernández Izquierdo, investigador del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Históricas, conocemos que el proceso de transformación de aquel paraje natural comenzó a las pocas décadas de ser descrito por el científico andalusí, pues un siglo más tarde, en 1180, ya se había construido a los pies de la caída del agua entre las grandes rocas una azuda; es decir, una presa para mover un molino. Instalaciones que en el Fuero de Zorita, concedido por Alfonso VIII ese año, se reservaban para la Orden de Calatrava, institución a la que el monarca había concedido el señorío de aquel territorio en 1176.  

Además, entre el casi centenar de pergaminos fechados a lo largo de toda la Edad Media, varios de ellos hacen referencia de los molinos de Bolarque. Por ellos sabemos, por ejemplo, que en 1410 junto al molino se había construido un batán; y que en 1494 la Orden de Calatrava instaló allí una sierra de agua para aprovechar las maderadas que llegaban a Bolarque desde la Serranía de Cuenca camino de Aranjuez. 

Especial atención entre todos los antecedentes históricos lejanos de la Presa de Bolarque merecen los intentos que frey Francisco Ortiz, comendador de la Orden de Calatrava en Zorita, realizó entre 1569 y 1586 para construir una presa en la angostura donde se juntan el Tajo y el Guadiela (justamente en el paraje dibujado por Salcedo), para facilitar el regadío de las tierras que desde Bolarque se extienden hasta Zorita. 

Su coetáneo el cronista local Mathías Escudero en su Relación de casos notables, obra inédita que fue publicada en 1982 por el señor Fernández Izquierdo, narra con mucho detalle los varios intentos que dicho personaje realizó, invirtiendo cuantiosos caudales, para excavar canales y horadar y volar las rocas del desfiladero para con ellas levantar una presa de piedra y madera, que llegó a tener unos 15 metros de altura. Pero, desgraciadamente, las fuertes avenidas de las crecidas de ambos ríos se llevaron por delante la presa en varias ocasiones hasta que su promotor desistió.    

Todo ello profusamente documentado como hemos dicho por el señor Fernández Izquierdo. Bien en la edición del manuscrito de Mathías Escudero, bien con todo el material gráfico y documental reunido en la espléndida monografía que la empresa Gas Natural Fenosa publicó en 2010 con motivo del Centenario de la Presa de Bolarque. Publicación de obligada consulta no sólo para aquellos que quieran conocer con detalle estos antecedentes, sino para todos los que deseen tener puntual información del proceso de construcción del Salto de Bolarque y su evolución física y tecnológica a lo largo de todo el siglo XX.