Premio a la constancia

Antonio Herraiz
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Participa en un proyecto de la Universidad de Alcalá que desarrolla el vehículo autónomo y es una de las ganadoras de los premios que convoca el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos de Telecomunicación

Premio a la constancia - Foto: Javier Pozo

Algún día no muy lejano veremos circular por las carreteras coches autónomos sin la guía de unas manos al volante. Hay proyectos muy avanzados en todo el mundo, desde EEUU a Holanda, pasando por Singapur y Japón. Pero no es necesario irse tan lejos. En la Universidad de Alcalá, investigadores españoles estudian mecanismos para el desarrollo del próximo hito de la automoción. En ese equipo está Laura Montalvo (Guadalajara, 1997), una graduada en Ingeniería de Telecomunicaciones centrada en analizar la información que ofrecen todos los puntos wifi distribuidos por las ciudades. «No tenemos acceso a las claves wifi de las viviendas u oficinas. Tampoco lo necesitamos. Es suficiente con la señal que emiten. Nos ocurre a todos cuando encendemos el móvil y nos aparecen todas las redes que hay alrededor». A partir de ahí, entra en juego la inteligencia artificial y un entrenamiento de los elementos informáticos. De hecho, Laura se monta en su turismo y va recogiendo en tres dispositivos toda la información que lanzan los routers de los edificios. La imagino como si estuviera dentro del coche de Google cuando recorre las ciudades captando todas las imágenes que encuentra a su paso. «Se trata de conseguir una precisión mucho mayor que el GPS. Está claro que un vehículo autónomo no puede permitirse un margen de localización de hasta cinco metros». Su estudio es solo una pequeña parte dentro de un conjunto que analiza la detección de peatones, de otros vehículos e incluso la movilidad de este coche autónomo dentro de un parking de varias plantas. 

La investigación sobre el vehículo autónomo es el segundo proyecto universitario en el que participa Laura. Como trabajo de fin de grado estudió la aceleración de algoritmos implementados sobre una plataforma SoC (System on Chip). Este es el título técnico, que para los que somos ajenos a la tecnología nos suena a arameo. La traducción la encontramos en multitud de ejemplos. Nos podemos situar en una estación de tren. Una cámara de seguridad colocada sobre un fondo fijo detecta un movimiento. Es un viajero que ha caído a la vía vete a saber por qué motivo. El sistema investigado por Laura es capaz de enviar la información de forma instantánea al conductor del tren para que detenga el convoy. 

No es un trabajo más. En él se ha fijado el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos de Telecomunicación y le ha premiado con uno de sus galardones de este año. Además del proyecto de fin de grado, también han tenido en cuenta el expediente académico y toda su trayectoria universitaria: fue número uno de su promoción y premio extraordinario de la carrera. El reconocimiento del Colegio lo recibió en el exclusivo Club Financiero Génova. Ese día, Laura se asomó a la terraza para disfrutar de un Madrid desconocido para ella desde esa altura. Enfrente, la Biblioteca Nacional y la plaza de Colón. Al fondo, el Retiro o el faro de Moncloa, dependiendo hacia donde dirijas la mirada. Con una perspectiva de 360 grados, recordó todas esas veces en las que estuvo a punto de tirar la toalla: «Casi cada año, les decía a mis padres que lo quería dejar». Mirando al horizonte, echó la vista atrás y se felicitó porque todo lo que había sacrificado, desde las salidas nocturnas con las amigas hasta su pasión por el piano, había merecido la pena; y en una de las azoteas más selectas de la capital celebró que el esfuerzo y la constancia siempre tienen recompensa.