«No concibo la tauromaquia como profesión sino como pasión»

Inmaculada López Martínez
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Tras casi dos años y medio alejado de los ruedos por culpa de una lesión, el guadalajareño Curro de la Casa reaparecía el pasado 11 de abril en Torija aportando buenas sensaciones tanto al público y a la crítica como a sí mismo

«No concibo la tauromaquia como profesión sino como pasión» - Foto: Javier Pozo

Tras casi dos años y medio alejado de los ruedos por culpa de una lesión, Curro de la Casa (Guadalajara, 1993) reaparecía el pasado 11 de abril en Torija aportando buenas sensaciones tanto al público y a la crítica como a sí mismo. Ademas, estrena apoderado, Rafael Ayuso, y siente con ello que arranca una nueva etapa en su carrera taurina a la que espera poder dar una anhelada continuidad.

El pasado de abril volvía a vestirse de luces en Torija, tras más de dos años inactivo. ¿Cómo vivió ese esperado regreso?

Mis sensaciones fueron positivas, sobre todo, porque después de tanto tiempo sin torear y sin vestirme de torero no me pesó el traje, al contrario. Disfruté mucho del día, a pesar de que las condiciones climatológicas fueron bastante adversas para torear, y me sentí bastante seguro. Creo que es algo que no es fácil después de tanto tiempo inactivo.

Precisamente, esa corrida fue el primero de los festejos mayores que se pudo celebrar en la provincia desde que comenzó la pandemia. ¿Fue también un momento importante en ese sentido?

Por supuesto. Después de la situación sanitaria que vivimos, la primera corrida de la tierra en un pueblo tan cercano, donde he crecido como torero y como persona, pues era una tarde importante y crucial para mí. Estar con mis paisanos y con mi gente suponía una gran responsabilidad.

Además, estrenó nuevo apoderado. ¿Es el síntoma de una nueva etapa?

Sin lugar a dudas. Este invierno, en el campo, surgió la posibilidad del apoderamiento y cuando uno toma la decisión de estar vinculado a un equipo nuevo, siempre se abre una etapa nueva. Espero que sea productiva para los dos y ojalá que el tiempo nos dé la razón a ambos.

 ¿Cómo se presenta la temporada?¿Tiene previsto la participación en más festejos?

Sí, el día 5 de junio toreo en Trillo y, posiblemente, el día 6 en El Espinar. Que un torero en mis circunstancias pueda decir que en junio tiene posibilidad de matar en dos o tres corridas de toros, creo que es algo importante sobre todo para poder seguir creciendo y evolucionando como torero que es mi fin y creo que el de todos los que formamos parte de esta profesión.

 Dicen de usted que destaca en el ruedo por su madurez y estética artística. ¿Cree que es una buena definición de su hacer frente al toro?

Me cuesta bastante definirme a mí mismo. Es cierto que delante del toro soy bastante tranquilo, tengo mi mundo interior que a veces puede ser un poco perjudicial, pero se traduce en madurez y serenidad en los tendidos. Intento profundizar en mi toreo para que cuando llegue el día sea capaz de expresar todo lo llevo dentro y que la gente así lo perciba.

¿Le gustaría dar a su carrera taurina esa continuidad que hasta ahora y por diferentes motivos no ha podido tener?

Sí. Evidentemente, sería un sueño hecho realidad para mí. Gracias a Dios, no concibo el mundo del toro y la tauromaquia como una profesión sino como una pasión. Efectivamente, sí que me gustaría torear bastante más de lo que lo hago pero tampoco es mi intención abarcar un número de festejos grandísimo. Concibo el toreo como algo muy personal e íntimo.

Se formó en la Escuela Taurina de Guadalajara. ¿Cómo recuerda aquella experiencia? ¿Cree que hay cantera en la provincia?

La Escuela Taurina de Guadalajara, presidida por José Antonio Cid y con el maestro Ángel Puerta, que fue compañero mío cuando empezamos juntos, creo que está haciendo un gran trabajo y que tiene chavales muy importantes. De hecho, ha sido una escuela que en un corto periodo de tiempo ha sacado varios matadores de toros que es algo que tiene mucho mérito para una escuela sin apenas recursos. Mi paso por la Escuela Taurina de Guadalajara lo recuerdo con bastante cariño, con inocencia, sin preocupaciones, solo pensando en torear y hacer aquello que más me gustaba. Fue una etapa muy bonita que recuerdo con cariño e ilusión.

¿Por qué quiso ser torero?

No lo sé muy bien. Mi abuelo materno era aficionado, pero creo que es algo que te llama por vocación. Desde que era muy pequeñito, debía de dar tanta guerra que con lo único que me quedaba tranquilo era viendo los toros en la tele. Al final, creo que todo el mundo nace predestinado a que le guste algo y en mi caso ha sido el mundo del toro. Cuando tenía 13 años y después de dar mucho la tabarra a mi madre, entré en la Escuela Taurina de Guadalajara y cada día que pasaba era algo que me iba gustando más y que, finalmente, pasó ser mi vida.

¿Tiene algún ritual antes de salir frente al toro?

No. A veces hago una cosa, otras veces hago otra, según las circunstancias y el estado de ánimo en el que me encuentre de cada día, pero no tengo nada concreto establecido.

¿Cuáles son sus referentes?

Me gustan varios toreros. Actualmente, me decanto por Miguel Ángel Perera, Talavante, José Tomás y Morante. Y luego también me gustan mucho los toreros antiguos como Diego Robles, Manzanares padre, Curro Vázquez… Intento absorber en mi concepto del toreo todo lo que creo que me puede aportar algo positivo.

¿Y alguna ganadería que le gustaría tentar?

Eso me da igual, cualquier ganadería me gustaría, no siento especial predilección por ninguna.

Aparte del torero, usted es ingeniero agrónomo y se dedica a ello profesionalmente. ¿Se pueden compatibilizar ambos quehaceres?

Evidentemente, cuando tienes una profesión que te demanda mucho tiempo no le puedes dedicar al entrenamiento lo mismo que si te dedicas al toreo en exclusiva. Pero creo que con una buena organización sí que se pueden compatibilizar ambas cosas. Desde que era un crío sabía que tenía que tener un camino paralelo al toro que, por otro lado, también me ayudaba mucho a crecer y a desarrollarme y que hacía que no me obsesionara solo con el mundo del toreo. Como digo, las dos actividades han crecido de forma paralela hasta el día de hoy que puedo decir que tengo una profesión que me da una estabilidad y una tranquilidad para seguir luchando en el toreo el tiempo que haga falta hasta que considere que he dicho todo lo que tengo que decir en este mundo.

¿Tiene algún sueño como torero?

Aunque vivo el día a día, como todos, sueño con un triunfo en Madrid. Ojalá que tenga la oportunidad de poder pisar esa plaza para confirmarme como matador de toros. Si salieran las cosas como yo sueño, pues sería uno de los días más plenos de mi vida. 

¿Cómo valora la situación que vive el sector taurino a raíz de la pandemia del coronavirus?

La situación es muy preocupante, ya no solo por la cantidad de profesionales que se han quedado sin trabajo sino, lo que es peor, por el daño que está haciendo al sector ganadero. Creo que la riqueza a nivel genético que tiene el mundo del toro no lo tiene ninguna otra especie y que se puedan perder ganaderías extraordinarias por esta situación es muy penoso. Ahora mismo, hay ganaderos totalmente asfixiados y, sinceramente, les admiro un montón por seguir luchando para intentar sacar adelante sus ganaderías.

¿Cree que las administraciones no han tratado adecuadamente a este sector durante la crisis del Covid?

Así lo creo, sin lugar a dudas. Considero que cuando intervienen los colores políticos y los ideales por encima del bienestar de los animales surgen situaciones de este tipo. Hablamos de una profesión a nivel biológico muy rica que se debería tratar de otra manera. Igual que hay otros programas de mejora genética subvencionados, en una situación tan caótica como la que está viviendo el campo bravo, ¿por qué no existe una ayuda mayor y exclusiva para esos ganaderos?

¿Cree que la Fiesta corre peligro?

No sé si peligro, pero sí ha salido muy perjudicada de esta pandemia y ha hecho mucho daño de cara a generar nueva afición que va a costar mucho remontar.

 ¿Y los festejos populares?

A día de hoy, por la situación sanitaria, las cosas están más complicadas en ese ámbito porque en un recinto cerrado como es una plaza de toros se puede controlar el aforo, limitar las distancias de seguridad, etc. Pero en una calle o en un encierro por el campo es mucho más difícil hacerlo y creo que la administración difícilmente se va a arriesgar a que eso salga adelante.

 Hace unos meses, se creaba la Federación Taurina de Guadalajara. ¿Qué le parece el trabajo que puede desempeñar este nuevo colectivo para la defensa de la tauromaquia y la cultura taurina en general en la provincia?

Creo que la Federación Taurina de Guadadalajara puede jugar un papel muy importante. Al final, cuando peor nos vemos surgen las mejores iniciativas, iniciativas de esta categoría y calidad en busca de un fin mayor. Espero que con la idea que se ha creado esta Federación, pueda seguir desarrollándose y consiga sus objetivos porque, sinceramente, la Fiesta lo necesita.