«No es ninguna celebración» quiso aclarar el presidente de Castilla-La Mancha nada más comenzar su intervención ayer en Guadalajara. Pero sí un reconocimiento a un «éxito colectivo» que se ha alcanzado en apenas ocho meses.

El 27 de diciembre de 2020 tenía lugar un gesto –que se ha repetido millones de veces en este tiempo–, con el que se daba inicio a «la operación de salud pública más importante de este país», resumió Emiliano García-Page.

Aquel gesto fue el primer pinchazo de la vacuna contra el Covid-19 que se producía en España, y que recaía en la ya conocida Araceli Hidalgo. Detrás de ella fueron muchos más, y en parte gracias a ella, le dijo Page, ya que con su ilusión y alegría dio confianza a muchos otros que hemos ido detrás en este proceso de inmunización que ha llegado ya al 70% de la población en España. «Fue terapéutica» subrayó, por lo que estimó que «España tiene motivos para sentir un legítimo orgullo».

Page: «Nos hemos ganado el derecho a perder el miedo» - Foto: David EstebanTodo un hito que fue reconocido esta mañana en Guadalajara con la presencia del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y en el que García-Page aseguró que «nos hemos ganado el derecho a perder el miedo y a tener esperanza», aunque matizó que «sin renunciar a la prudencia». Un miedo que hay que perder gracias a la vacuna, y una esperanza «que notaremos en la recuperación económica, en la consolidación de los servicios públicos, en el empleo, y espero que en los niveles de cordialidad política», deseó. No en vano, señaló que «el sistema sanitario y de protección social hoy va a dar garantía y esperanza económica», toda vez que este proceso de vacunación masiva alcanzado en un tiempo récord «nos ha vacunado también frente a otros virus, como el de los recortes o el del desprecio a lo público», remachó Page.

Lección de patriotismo. Por su parte, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró en este acto que el éxito de la estrategia de vacunación en España es «toda una lección del mejor de los patriotismos» en un país que no acostumbra a reconcer los méritos que se logran.

«Un patriotismo comprometido con la salud de uno y con la salud de todos, y de un patriotismo solidario porque somos un país no solo que se vacuna sino que ayuda a vacunar a otros países», cifrando en más de seis millones las dosis donadas ya a Latinoamérica.