Javier Santamarina

LA LÍNEA GRIS

Javier Santamarina


El rey del tabaco

08/10/2021

El ejercicio de la crítica forma parte de la democracia, en cambio, en las dictaduras se castiga con dureza. A los dictadores no les gusta la oposición a sus designios y se distinguen por una ausencia de sentido del humor. Cada vez es más común comprobar cómo políticos en democracias consolidadas se comportan como si fuesen reyes absolutos, controlando sus partidos, imponiendo sus agendas y marcando una distancia kilométrica hacia los medios de comunicación. Históricamente las democracias han gestionado mejor los relevos ya que ningún gobernante tenía demasiado poder. El imperio de la ley y la separación de poderes evitaba los excesos.

Hago esta introducción, porque siendo la crítica el eje de la libertad de expresión, nunca deberíamos perder el respeto a la institución ni a quienes la lideran. No es fácil tomar decisiones, mientras que criticar sale gratis al no tener que asumir las consecuencias de tus propios comentarios. Por eso los gobernantes, pasado un tiempo, se cansan de los comentarios negativos al considerarlos el resultado de la ignorancia.

Pese a lo dicho, es obvio que David Cameron fue uno de los peores primeros ministros británicos de la historia. Tampoco se le quedó a la zaga el alemán Gerhard Schröder, porque su falta de principios era antológica. El divertido Bill Clinton dejó una huella sobre el despacho Oval, que solo es comparable a los errores que tanto Alan Greenspan como Ben Bernanke cometieron como presidentes de la Reserva Federal Americana.

Ahora que Angela Merkel ha dejado la cancillería alemana tras 16 largos años, parece que Europa se ha quedado huérfana de un titán de la política. Es inevitable preguntarse qué aciertos ha tenido durante ese extenso periodo. ¿Qué reformas estructurales ha emprendido? ¿ha sido positiva para la Unión Europea? ¿ha dejado al país en la dirección correcta para los retos futuros? ¿ha sido un socio leal de sus vecinos?

Sería muy fácil hacer una enumeración de sus equivocaciones, pero por extensa, no habría periódico que lo cubriese. Solo pensemos cuál es la relación actual con Rusia, cómo se siente Ucrania, analicemos la política energética alemana, la gestión de la crisis del euro, etcétera. Cierto es que Boris Johnson parece decidido a superar en incompetencia a Cameron, pero me parece excesivo pensar que la marcha de Merkel vaya a ser una pérdida para Europa. La UE está desorientada por falta de principios, no de líderes; lo siento Macron.