La reacción de Diakhaby no es la de un tipo ‘normal’ que recibe un insulto ‘normal’ en plena batalla: incluso en la indeseable hora de ‘calentar’ al adversario debe haber unos límites. En la historia del ‘trash talking’ (literalmente «hablando basura», o sea, calentar al adversario para que se desconcentre o pierda los papeles), pocos ha habido como Larry Bird. Hablamos del legendario ‘33’ de los Boston Celtics, o sea, baloncesto en EEUU. ¿Y qué hay en la NBA? Negros. Muchos. Pues bien: en 13 temporadas y medida provocación se le conocieron 1.000 y un ‘faltadas’ e insultos e intentos de humillación a su pareja de baile, pero jamás una relacionada con el color de la piel del enemigo.

Recientemente

A Kiko Casilla (hoy en el Leeds) le cayeron ocho partidos y 70.000 euros de sanción por proferir insultos racistas a Leko, jugador del Charlton. «Me han sancionado por intuición, sin pruebas», aseguraba. En esa fina línea que separa el racismo estructural del insulto puntual debemos movernos con lo sucedido en el Cádiz-Valencia. Cala le dice algo a Diakhaby, es innegable. El muchacho, primero aturdido y después indignado, persigue al central del Cádiz. Abandona su posición, el partido, la compostura… Su reacción no es la de un jugador acostumbrado al ‘trash talking’, a un insulto ‘normal’.

Esperpento

El Valencia yéndose y después volviendo, Diakhaby llorando en el túnel de vestuarios y después en la grada, Cala regresando al campo y después siendo sustituido ha dejado regueros de tinta y opiniones en las que se detecta que todavía en este país hay un serio problema. Había casi más palos al Valencia que a Cala, más aplausos y ‘likes’ a quien decía que «vemos racismo donde solo hay un insulto» que a quienes denunciaban una enorme falta de educación: si todavía tenemos que explicar que no es lo mismo «hijoputa» que «negro de mierda»… porque «hijoputas» pueden ser todos, pero «negro de mierda», solo un negro. Por eso es racismo, y no ‘trash talking’. ¿Se entiende?