Eloy Gonzalo García, héroe popular con biografía incierta

Plácido Ballesteros
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Algunos autores vinculan a Malaguilla

Eloy Gonzalo García, héroe popular con biografía incierta

Finalmente, no fue el proyecto de los señores Abreu y Pola, descrito en los párrafos anteriores, el elegido por el ayuntamiento de Madrid; sino el presentado por el escultor Aniceto Marinas (1866-1953), autor de, entre otros muchos, los monumentos a los Héroes del Dos de Mayo, 1891, en Madrid; a Miguel López de Legazpi, 1897, en Zumárraga; a Velázquez, 1899, en Madrid; a Concepción Arenal, 1899, en Orense; y a Fray Enrique Flores, 1906, en Burgos. 

El proyecto de Aniceto Marinas es mucho más sencillo y menos conceptual, pues sobre el pedestal sólo se eleva la estatua del héroe. Pero tiene, como puede observarse en la actualidad, la gran virtud de incluir toda la iconografía que el gran público esperaba: la figura de Eloy Gonzalo, armado con su fúsil mauser modelo español con la bayoneta calada, portando la lata de petróleo con la mecha y atado con una cuerda a la cintura.

Algunos de los autores especialistas en el reinado de Alfonso XIII señalan que la inauguración de aquel monumento al héroe de Cascorro fue un acto muy bien diseñado por el Gobierno de Sagasta como presentación del joven monarca al pueblo de la Nación tras ser declarado mayor de edad, y haber asumido las responsabilidades de jefe del Estado, veinte días antes. 

El 5 de junio de 1902 el monarca inauguró cinco estatuas en otros tantos lugares de Madrid. Junto a Eloy Gonzalo García, los personajes homenajeados estaban minuciosamente elegidos: Agustín Arguelles, presidente de las Cortes de Cádiz y tutor de la reina Isabel II; el popular poeta y dramaturgo Lope de Vega; el político Bravo Murillo; y el escritor Francisco de Quevedo. Todos ellos muy conocidos por el pueblo. Además, con mucho acierto se decidió que el periplo real comenzara en el famoso Rastro madrileño con el homenaje al héroe más popular de la guerra de Cuba.

El éxito de la iniciativa quedó perfectamente reflejado en el grabado que ofrecemos, que acompañaba a la crónica que La Ilustración Española y Americana publicó días después, en su edición del 15 de junio:  

S. M. EL REY INAUGURANDO LA ESTATUA DE ELOY GONZALO.

El 5 del corriente fue un día memorable para el distrito de la Inclusa de Madrid. Los llamados barrios bajos recibieron la visita del joven Monarca, que fue a descubrir la estatua del héroe de Cascorro, el obscuro hijo del pueblo, el modesto soldado, cuyo corazón animoso en la santa defensa del honor nacional le conquistó perdurable gloria.

La plaza del Rastro, en la que la estatua de Eloy Gonzalo se ha erigido, estaba literalmente llena de una muchedumbre entusiasta que acudía a la ceremonia, luciendo las jóvenes del Madrid viejo los vistosos y ricos mantones de Manila, gala obligada de las grandes fiestas populares.

Frente al monumento se hallaba el estrado regio, sirviéndole de fondo un rico tapiz y de adorno plantas y guirnaldas de flores. Ancha y rica alfombra de la Real Casa se extendía desde el estrado a la estatua, que aparecía velada por una cortina gris.

Los alabarderos de una parte, y de otra una compañía de cazadores de Madrid, constituían la guardia y hacían los honores. También estaban formados los milicianos veteranos y los bomberos, cerrando el perímetro del lugar de la ceremonia.

Era indescriptible el conjunto que ofrecía la plaza del Rastro a la llegada de la Real Familia. 

Las músicas tocaron la Marcha Real, y la de Alabarderos la Marcha Fusilera. Los acordes de una y otra se confundían con las aclamaciones al Rey. Los balcones de la plaza estaban ocupados por muchas mujeres hermosas, que agitaban los pañuelos para saludar al Monarca.

Vestía D. Alfonso XIII de capitán general con el Toisón, y no llevaba banda alguna".

Era cierto, como dice el cronista, que aquel modesto soldado, que el monarca homenajeaba al mismo tiempo que lo hacía con conocidísimos personajes insignes de la política y de las Artes, tenía una biografía incierta. No importaba, los habitantes de los barrios populares de la capital acogieron la iniciativa con entusiasmo porque lo consideraban uno de los suyos debido a su origen humilde. 

La trayectoria vital de aquel «oscuro hijo del pueblo» tenía aspectos tan poco conocidos que aún en la actualidad los historiadores que se han ocupado de su biografía no han terminado de desentrañarlos por completo. En especial lo referente a su origen, que pasamos a comentar brevemente.

Sabemos que el futuro héroe fue abandonado por su madre al poco de nacer en la inclusa del barrio madrileño de Lavapiés con una nota, que se conserva en la actualidad en el Archivo Regional de la Comunidad de Madrid, en la que indicaba que el niño «está sin bautizar y rogamos que le ponga por nombre Eloy Gonzalo García, hijo legítimo de Luisa García, soltera, natural de Peñafiel. Abuelos maternos, Santiago y Vicenta». 

Tradicionalmente, con estos escuetos datos, la mayoría de los historiadores se limitan a identificar como madrileño al héroe de Cascorro. Pero, partiendo de esta información referida a su madre y a sus abuelos maternos, el investigador José Antonio Sánchez Mariño en un artículo publicado en 1984 en la Revista de Historia Militar, titulado El soldado Eloy Gonzalo García, héroe de Cascorro (Cuba), desarrolló una hipótesis bien fundada tratando de demostrar que el padre de nuestro personaje fue Vicente Gonzalo García, un rico hacendado de Malaguilla, con amplias propiedades también en los pueblos comarcanos del valle del Henares. Individuo al que se le conocían numerosos devaneos amorosos en los años en que nació Eloy.

De esta noticia pronto se hicieron eco numerosos autores alcarreños; si bien es cierto que en la actualidad no es aceptada aún por diversos biógrafos del héroe de Cascorro.