«Antes, pintar con espray estaba mal visto, ahora ya no»

Inmaculada López Martínez
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Es uno de los muralistas profesionales más importantes y reclamados de la provincia y presume de haber realizado buena parte de sus creaciones en Azuqueca de Henares

«Antes, pintar con espray estaba mal visto, ahora ya no» - Foto: Javier Pozo

Su nombre es David Gómez (Guadalajara, 1983), pero firma sus obras como Zhars. Dice que eligió este pseudónimo mezclando las letras y tipografías que más le gustaban. Es uno de los muralistas profesionales más importantes y reclamados de la provincia y presume de haber realizado buena parte de sus creaciones en Azuqueca de Henares, su localidad de residencia y donde pudo desarrollar su talento en este pujante arte urbano desde la juventud.

¿Cuándo y cómo se inicia en el mundo del muralismo?

Me ha gustado dibujar desde pequeñito y me llamaban muchísimo la atención los murales que veía por la calle. A los 14 años tuve mi primer contacto con los esprays y entré en el mundo del grafiti. Realmente, más que dibujar letras a mí me gustaban los personajes, los dibujos y hacer obras cada vez más complejas a nivel técnico. El proceso fue orgánico: de comenzar pintando en la calle a, poco a poco, ir haciendo obras más elaboradas y personalizadas. Luego, me empezaron a salir los primeros encargos, fueron yendo a más y, aunque siempre lo había tenido como un hobby -yo estudié informática y telecomunicaciones y trabajé en el sector durante más de diez años-, decidí dar el salto y dedicarme profesionalmente a ello. En concreto, fue hace un año y medio cuando decidí embarcarme en este proyecto e intentar vivir de lo que realmente me gusta hacer. También soy desarrollador web, pero estoy muy centrado en lo que es el muralismo.

A lo largo de su trayectoria, ¿cuántos murales ha podido realizar?

La verdad es que no tengo ni idea, centenares, muchísimos... Principalmente, me he movido a nivel local, pero ahora estoy intentando ampliar horizontes y me han salido encargos en otras provincias (Soria, Segovia, etc.). En Azuqueca, donde ha vivido siempre, es también donde más obras tengo, tanto a nivel personal como de encargos. Además, con el Ayuntamiento he participado en muchos proyectos en lo que respecta a murales decorativos.

¿Tiene predilección por alguno de ellos?

Precisamente, en Azuqueca, realicé un proyecto muy bonito que sirvió como homenaje a un ciclista de la localidad muy querido, José Luis Viejo. Fue un encargo del Ayuntamiento. Se colocaron tres contenedores marítimos en una rotonda, uno encima del otro, y hubo que pintarlos. Tuvieron que ponerme un andamio de varios cuerpos porque es un mural de gran formato, tiene una altura de unos ocho metros y una anchura de seis. Es un retrato del propio ciclista. Lo realicé yo solo y fue un gran reto debido a la complejidad tanto por el tamaño como por la superficie porque es ondulada. Estoy bastante orgulloso de ese mural, no es habitual poder acceder a proyectos de esa envergadura, que son en los que más me gustaría desarrollarme. En Azuqueca, también realicé otro proyecto muy chulo, Realidad e ilusión, junto con un amigo del municipio. Nunca nos habíamos retratado a nosotros mismos y decidimos pintar un mural de manera altruista. Pedimos permiso a una carpintería del centro para hacerlo en una pared exterior y nos dibujamos a nosotros con la peculiaridad de que son dos retratos invertidos, es decir, nos pintamos boca abajo: yo con mi estilo más realista y él con su toque más de ilustración.

¿Cuánto tiempo emplea en la elaboración de sus obras?

Depende de su complejidad. Cuando me preguntan presupuestos, es muy difícil de estimar. En concreto, el de José Luis Viejo tardé en hacerlo como 15 días y el otro proyecto nos llevó ocho o nueve jornadas.

¿Qué le resulta más complicado?

La técnica la tengo muy interiorizada. Lo que más me cuesta y con lo que más sufro es con el principio del proceso, con el encaje inicial, es decir, dónde van a ir las líneas, dónde tengo que situar cada componente, dónde acoplarlo en la pared... Ahí es importante no precipitarse ni querer avanzar sin tenerlo bien planteado. Cuando el proceso del mural está en las últimas fases es cuando más tranquilo me siento y cuando más disfruto.

¿Qué materiales suele emplear?

Principalmente uso el espray, pero ahora me estoy abriendo mucho a la técnica mixta, también para economizar. Planteo los murales previamente con pintura plástica, las grandes masas las meto en pintura plástica y, luego, voy mezclando con espray. Para trabajos de interior más complejos y detallados, también estoy utilizando el aerógrafo porque facilita mucho los detalles pequeños. Antes me cerraba mucho al espray, pero ahora estoy abierto a cualquier otra herramienta.

¿Tiene algún distintivo personal?

Me gusta mucho el detalle y el realismo, suelo dibujar basándome en fotografías. Me hago mis composiciones digitales en el ordenador, trabajo como con collage, después voy diseñando sobre fotografía y lo traslado a la pared. El tipo de trabajo que realizo es muy reconocible en la provincia porque no hay mucha gente que lo haga.

¿Alguna temática por la que sienta predilección?

Me encanta dibujar manos. Tengo muchas obras de manos y también me gustan mucho los personajes y los retratos que transmiten un determinado sentimiento.

¿Cree que el muralismo es un arte cada vez más valorado por la ciudadanía?

Creo que sí. Llevo pintando más de 20 años y el muralismo siempre se asociaba al grafiti. Antes, si te veían pintando con espray estaba como mal visto, pero ahora es diferente. Es una técnica que se está expandiendo mucho, en las ciudades hay hoteles y otros establecimientos decorados con grandes murales para llamar la atención. Cada vez se apuesta más por murales en interiores (habitaciones infantiles, cabeceros de camas, casas rurales, casas de Airbnb para darle un toque más juvenil, etc.) porque es un elemento de valor a nivel de decoración. Y en paisaje arquitectónico es una técnica que se está utilizando mucho, cada vez más, incluso es un reclamo turístico.

Como en el caso de Driebes...

Efectivamente. He participado en dos ediciones del certamen de muralismo Ruranos que el Ayuntamiento de Driebes organiza de cara a la visualización de la antigua ciudad romana de Caraca. La temática siempre está relacionada con la antigua Roma y, este año, se dedicó a los dioses. Quedé el tercero con un mural que representaba a Júpiter, precisamente, con una mano rodeada de rayos. Pero lo de menos es ganar. Allí, lo importante es pintar, conocer a otros artistas, hay un ambiente magnífico y la gente es muy amable y atenta. El trato es excelente. Todo mi apoyo para Driebes. Tiene un proyecto muy interesante y hay mucho turista que va los fines de semana a ver el pueblo y a conocer todas las obras que se van haciendo. Lo cierto es que hay muchos municipios en España que están potenciando el arte del muralismo como reclamo turístico.

¿Qué impacto genera este arte urbano en los habitantes?

En un edificio grande que es de color gris, por poner un ejemplo, da mucha personalidad hacer un mural e incluso puede realzar valores. Si se realiza sobre una temática relacionada con la localidad, como es el caso de la localidad de Driebes, puede hacer que la gente lo asuma como un símbolo. Por otro lado, en Guadalajara, he realizado varios proyectos en cierres de bares, en comercios, en garajes, muchos de los cuales siempre estaban llenos de firmas y pintadas y, ahora, se respetan; la gente los ve y le gustan.

¿Perjudica al mundo del muralismo esas pintadas ilegales que ensucian y afean el entorno urbano?

Considero que no. Antes sí porque eran dos mundos que estaban muy asociados. Ahora, la gente tiene más clara la diferencia que existe entre lo que es el grafiti -algo ilegal que se hace en la calle y sin permiso- y lo que es el muralismo. El muralismo tiene la característica de que puedes pintar con sprays, tiene ese vínculo. Yo reconozco que provengo del mundo del grafiti y que pintaba en la calle, pero realmente lo que a mí me llenaba era dibujar y, al final, me desvinculé y seguí otra tendencia utilizando las mismas herramientas.

¿Cómo se podrían evitar este tipo de comportamientos?

Tengo el título de monitor de ocio y tiempo libre y he dirigido varios talleres especializados para chavales a los que les gusta y atrae este arte. Yo siempre les cuento mi experiencia y trato de mentalizarles de que es mejor pintar en espacios que no deterioren el entorno urbano. De todas formas, creo que sería interesante que los ayuntamientos cediesen espacios para que la gente que tenga estas inquietudes artísticas, tenga posibilidad de hacerlo sin ningún problema y sin tener que esconderse. La presión social de la gente que ve todo este mundo como un tema de vandalismo hace, muchas veces, que las administraciones no quieran apostar por este tipo de iniciativas cuando realmente es todo lo contrario. Es una alternativa de ocio más que lleva muchos años y censurándolo no se consigue nada. Cuando empecé en este ámbito, tuve la suerte de que el Ayuntamiento de Azuqueca tenía una oferta de ocio muy potente para los jóvenes como era El Foro. Allí, en la parte trasera, habilitaron unas paredes para que los jóvenes pudiésemos pintar en vez de irnos a un puente al lado de las vías. De ahí, salimos mucha gente que nos dedicamos profesionalmente a ello y que potenciamos nuestro talento.