El puño de hierro con guante de seda

Agencias-SPC
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Rocío Monasterio es, junto a Macarena Olona, la cara femenina más visible de Vox; busca frenar a la izquierda, a la que ataca sin piedad

La candidata derechista forma parte del ‘núcleo duro’ del partido de Abascal. - Foto: Mariscal

Con un discurso contundente en favor de la libertad y de la bajada de los impuestos, y en contra de la inmigración ilegal y lo que denomina leyes ideológicas (Memoria Histórica, Violencia de Género y contra la LGTBifobia), y con voluntad decidida de cerrar chiringuitos y reducir el gasto público dedicado a políticos y asesores, la candidata de Vox, Rocío Monasterio, se ha caracterizado por sus declaraciones «sin complejos», principalmente contra la izquierda, que le han llevado a protagonizar varias polémicas durante la campaña. La más sonada acabó con el líder de Unidas Podemos, Pablo Iglesias, abandonando un debate en directo después de que la derechista sembrase dudas sobre las amenazas recibidas por el aspirante morado. enfrentamiento, eso sí, en los que nunca ha perdido la sonrisa y el tono pausado que, sin embargo, no resta dureza -sus adversarios dicen que no es dureza, si no violencia- a su mensaje.

Junta a Macarena Olona, esta arquitecta de profesión de ascendencia cubana -su familia paterna es de la Isla, pero tuvo que exiliarse después de que el régimen de Fidel Castro le expropiase los negocios- es la cara femenina más visible del partido de Santiago Abascal. De hecho, forma parte del núcleo duro de la formación y, por ello, ocupó el primer puesto de la papeleta derechista en las elecciones de 2019, logrando entonces 12 diputados. Una cifra que ahora quiere aumentar con dos propósitos: ser claves para la gobernabilidad y «frenar la izquierda».

Su carácter firme y aguerrido en la defensa de sus convicciones le llevó a ser denominada por algún medio como la musa de Vox. «Es el puño de hierro en guante de seda», sostiene Abascal, que le ha acompañado en numerosos actos de campaña en los que ha defendido, como siempre ha hecho, la protección de la familia, sobre todo la tradicional, y de la natalidad. En diversas intervenciones ha bromeado que cuando pasea con sus cuatro hijos por la calle la miran como si fuera «un lince ibérico en extinción». Sin embargo, como ha demostrado desde su irrupción política, Monasterio no se achanta por la soledad que acompaña a sus planteamientos.