La esperanza naranja para salvar su futuro

Agencias-SPC
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Edmundo Bal tiene en sus manos el destino de Ciudadanos, que se complicará aún más si ni siquiera consigue entrar en la Asamblea

El candidato naranja se crece en las campañas. - Foto: David Fernandez

Edmundo Bal, el abogado del Estado que acusó en la Gürtel, defendió que hubo rebelión en el 1-O y se ha erigido como un puntal de Inés Arrimadas, quien se apoyó en él en los últimos tiempos de convulsión en la formación naranja, dejó el Congreso para presentarse a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, en un movimiento casi desesperado de Ciudadanos para no perder cancha en esa plaza. Y es que el destino de la formación pasa irremediablemente por el 4-M: no entrar en la Asamblea podría ser el jaque mate definitivo.

De perfil técnico y moderado, cercano y simpático, Bal fue uno de los fichajes sorpresa de Albert Rivera para las elecciones de abril de 2019 y le ha guardado lealtad desde entonces. No se ha escuchado de su boca una palabra de crítica hacia él desde que salió de Ciudadanos. Y es que el exlíder naranja le rescató del puesto en la Fiscalía al que en noviembre de 2018 le había relegado la abogada general del Estado, Consuelo Castro, recién nombrada por el Gobierno de Pedro Sánchez. Bal quería acusar por rebelión a los responsables del procés, en la línea de la Fiscalía, mientras que Castro optó por la sedición.

Su moderación política contrasta con su actitud en las campañas electorales, como se ha visto estas semanas, donde disfruta protagonizando mítines en los que se caracteriza por su elocuencia y por transmitir el entusiasmo de un político de carrera, sin serlo.

De su etapa en la Abogacía General del Estado conoce al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, con quien intercambia elogios, y sus colegas de carrera jurídica hablan de él como una persona técnicamente muy buena y casi «famosa», gracias a un don de gentes que no ha perdido en sus años de político. No en vano, Bal estuvo 16 años dirigiendo la acción jurídica del Gobierno en causas como la de los Pujol, el procés y Gürtel. Fue la cabeza visible de la Abogacía en el juicio contra la trama corrupta de Francisco Correa y no se limitó a un papel testimonial. Tachó de «cáncer» a la red y en su alegato final pidió una sentencia «ejemplar», la misma que luego hizo caer al Gobierno de Mariano Rajoy.

Ahora el futuro de Ciudadanos está en sus manos. Aunque puede que ya esté escrito desde hace varios meses.