Un extraordinario despliegue periodístico para cubrir el ase

Plácido Ballesteros
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Narciso Martínez Izquierdo fue asesinado el 18 de abril de 1886

Un extraordinario despliegue periodístico para cubrir el asesinato y el entierro

El asesinato de don Narciso Martínez Izquierdo, primer obispo de Madrid-Alcalá, tuvo lugar el día 18 de abril de 1886, Domingo de Ramos, en las escaleras de la puerta central de la iglesia de San Isidro, convertida en primera catedral de Madrid el año anterior, al ser creada la diócesis madrileña, cuando el prelado iba a entrar en el templo para oficiar la solemne misa propia de la festividad. El atentado lo cometió un sacerdote, Cayetano Galeote, del que a lo largo del posterior proceso judicial se probó su perturbación metal.

Como es fácil deducir, el magnicidio tuvo una grandísima repercusión, tanto a nivel popular como en los medios de comunicación.  Siguiendo con el repaso de las páginas de La Ilustración Española y Americana, es imprescindible que hoy nos detendremos en el extraordinario despliegue periodístico que aquella revista realizó para cubrir aquel acontecimiento y el posterior entierro de don Narciso Martínez Izquierdo.

Por su periodicidad semanal, el número siguiente al día del atentado de la revista apareció el día 22 de abril. La publicación dedicó la portada al suceso, insertando a toda página el retrato de don Narciso. Además, toda la Crónica General de la semana, su sección más importante, escrita por el director, José Fernández Bremón, estuvo dedicada a informar a los lectores del suceso. Prueba del nivel de los detalles ofrecidos en lo que podemos considerar como el editorial de la publicación es el siguiente párrafo en el que se recoge como se vivieron los instantes que siguieron a los disparos en el interior del templo y como se fue extendiendo la noticia por todo Madrid: «A todo esto, la gente que llenaba la iglesia esperando los Oficios, asustada al oír el estruendo de los disparos, arremolinóse en el templo; hubo desmayos, empujones, y no ocurrieron desgracias, acaso porque, cundiendo la noticia, de tal modo impresionó los ánimos, que dejó a todos como sobrecogidos y abrumados. Se suspendieron los Oficios, y mientras se preparaba un lecho al herido, la gente desocupó aterrada el templo, llevándose sin bendecir las palmas, los ramos de oliva y de romero. Minutos después, la noticia de aquel horrible crimen se sabía en los barrios más apartados de Madrid; y un gran gentío, atraído por la curiosidad o el interés, acudía hacia la calle de Toledo, teniendo que evitar la aglomeración algunos guardias civiles de caballería. (…) Los periódicos publicaron al momento números extraordinarios, que se agotaban al instante, y todos los habitantes de Madrid comentaban y discutían el hecho, según sus sentimientos, desde los más torpes y groseros, hasta los más caritativos, elevados y piadosos».

Para satisfacer la curiosidad de sus lectores, La Ilustración…, en lo que era su práctica habitual para cubrir los acontecimientos más sobresalientes de cada semana, encargó a uno de sus dibujantes (recordemos que por entonces por razones técnicas la prensa española aún no publicaba fotografías) que realizara una reproducción gráfica del asesinato para ilustrar el reportaje en el que se dio cuenta con mucho detalle de cómo ocurrieron los hechos. El autor del grabado destinado a representar el criminal atentado fue el pintor, ilustrador y dibujante Manuel Alcázar Ruiz, que lo realizó, según se informó a los lectores «con sujeción exacta a las relaciones más verídicas de la prensa periódica». 

Se trata de un relato y una imagen muy realistas, como pueden comprobar todos aquellos de ustedes que quieran conocer los pormenores del acontecimiento (que por razones de espacio no ofrecemos aquí) en la edición de aquel día, consultable en línea: http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0001122486&search=&lang=es

Mucho más amplio, si cabe, fue aún el despliegue de medios y páginas para cubrir el entierro en la edición del siguiente número de la revista, publicado el día 30.

En el texto, firmado por el periodista Eusebio Martínez de Velasco, tras la narración de los últimos instantes de vida del prelado y la traslación del cadáver al Palacio episcopal, se describe hasta en los más mínimos detalles la capilla ardiente allí instalada; de la que se ofrece una imagen a página completa dibujada del natural por el colaborador artístico de la revista Juan Comba.

Sigue el reportaje reproduciendo la Real Orden publicada en la Gaceta de Madrid en la que se ordenaba que se le tributaran al ilustre difunto los honores fúnebres militares que le correspondían; para a continuación describir el recorrido que siguió el gran cortejo fúnebre por las calles y plazas de San Justo, Cordón, Sacramento, Mayor, Ciudad Rodrigo, Constitución y Toledo hasta llegar a la catedral de San Isidro. 

Destaca, asimismo, lo exhaustivo que fue el cronista al dar cuenta de la composición del cortejo del que formaron parte distintas autoridades y corporaciones: Nuncio papal, ministros, gobernador civil de Madrid, representantes del Senado y de un largo etcétera de instituciones, que acompañaban a «dos hermanos del finado, los Sres. D. Juan y D. Alejo Martínez Izquierdo, labradores de Molina de Aragón, que llegaron a Madrid en el día anterior para asistir al fúnebre acto, y que vestían modestamente chaqueta y pantalón de paño negro, sombrero de felpa y larga capa de paño pardo; y era  espectáculo curioso (ha dicho con razón un periódico) el de aquellos dos honrados labradores asistiendo en su humilde traje de gala al suntuoso entierro del hermano que se elevó por sus virtudes y saber a las más altas dignidades, y a quien honraban en muerte las grandezas todas de la nación”.

Un extenso texto que fue profusamente ilustrado con diversas imágenes, recogidas en siete grabados, en los que el mismo dibujante plasmó los siguientes momentos y objetos: recibimiento del cadáver por el clero en el atrio del palacio episcopal, varias vistas de la comitiva fúnebre, el báculo y el sillón episcopal. Siendo de significar que las vistas del paso del cortejo por las distintas calles fueron reproducidas por el grabador a partir de fotografías instantáneas, tomadas por D. Baltasar de Losada, conde de San Román, cedidas a la revista. El enlace en el que se puede consultar aquel número de La Ilustración… es el siguiente: http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0001122536&search=&lang=es