Acuerdo con la Casa de Guadalajara en Madrid en 1934

Plácido Ballesteros
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Acuerdo con la Casa de Guadalajara en Madrid en 1934

No he podido identificar entre los miembros de la Sociedad Española de Excursiones al autor de la simpática crónica que hoy ofrecemos del viaje realizado el domingo 10 de mayo de 1934 a Atienza por los excursionistas madrileño, pues firma como L. P., posiblemente sus iniciales, a las que no he podido encontrar correlación con ninguno de los nombres y apellidos de los principales colaboradores del Boletín.

No creo que sea un dato imprescindible para la bibliografía provincial, pues más allá de la espontaneidad y naturalidad con las que está narrada la excursión, el texto sólo aporta lo bien que se lo pasaron los visitantes y los buenos anfitriones que eran nuestros paisanos de entonces. Como el propio cronista reconoce en sus párrafos, los datos de interés sobre la Historia y el Arte de Atienza hay que buscarlos en los estudios y los artículos de don Francisco Layna Serrano, de los que hablaremos la semana que viene.  

Por el contrario, sí fue una cuestión fundamental para el discurrir de la historiografía de numerosas localidades de toda la provincia el cambio radical que se produjo ese año de 1934 en el Boletín de la Sociedad Española de Excursiones.

Nacido en marzo de 1893, el Boletín, que mantuvo una periodicidad mensual hasta diciembre de 1907, fue durante aquellos 14 años poco más que la gaceta destinada fundamentalmente a dar cuenta a sus socios de la vida social y las actividades de la entidad. Si bien es cierto que, como hemos ido viendo en estas semanas en las que estoy comentando su contenido, las reseñas de las excursiones realizadas a diferentes poblaciones de la provincia tienen un gran valor, pues recogen el estado en que se encontraban muchos de nuestros monumentos en aquellos años de finales del siglo XIX y comienzos del pasado. Y, aunque en 1908 el Boletín pasó a ser trimestral, y se añadió a su cabecera el epígrafe de “Arte, Arqueología e Historia” como un enunciado de sus objetivos, los artículos mantuvieron en la mayoría de las ocasiones un carácter meramente divulgativo.

Una circunstancia que cambió radicalmente en 1934. Ese año, como quiera que la Sociedad atravesaba un proceso de estancamiento desde hacía tiempo, pues la entidad no había conseguido atraer a lo largo de la última década a un número considerable de nuevos socios que suplieran todas las bajas de sus socios fundadores, que por edad habían ido falleciendo, la entidad decidió tratar de encontrar savia nueva a través de la colaboración con otras entidades.

Así, la Junta Directiva tomó una decisión fundamental para el desarrollo de sus actividades y para el Boletín. Dicha junta estaba formada entonces por don Juan de Contreras y López de Ayala, más conocido como Marqués de Lozoya entre los historiadores del Arte, como presidente; don Elías Tormo, Catedrático de Historia del Arte en la Universidad Central de Madrid, como secretario; don Francisco Layna Serrano, médico de reconocido prestigio y Cronista Provincial de Guadalajara, como vocal; y don Aurelio de Colmenares y Orgaz, Conde de Polentinos, como director del Boletín. 

Es importante tener en cuenta quienes fueron estos personajes y su trayectoria cultural pues es un dato que nos ayuda a comprender mejor las decisiones tomadas en aquella Junta. A propuesta del Conde de Polentinos la Sociedad Española de Excursiones decidió proponer a las entonces nacientes Casas Regionales de Madrid que se sumaran a las excursiones que tuvieran como destino sus respectivas provincias. 

En este sentido, hemos de decir que la Casa de Guadalajara en Madrid, que pocos meses antes, el 4 de junio de 1933, había abierto su sede en el número 10 de la madrileña calle de Alcalá, y en la que el doctor Layna ejercía un claro liderazgo intelectual sobre el Patrimonio de la provincia, fue una de las que respondió pronto a dicho llamamiento. Buenos ejemplos de ello fueron, además de esta excursión a Atienza que traemos hoy a estas páginas de la Tribuna, las que en los siguientes meses se realizaron a la Alcarria central, con paradas en Torija, Brihuega, Cifuentes y Trillo; o la organizada a la antigua encomienda de Zorita, con visitas a Pastrana, Almonacid, Albalate, Zorita y Mondéjar. También respondió muy positivamente la Casa de Segovia en Madrid. 

De todas ellas daremos debida cuenta en las próximas semanas. Hoy sólo nos resta para finalizar indicar que las imágenes corresponden a las láminas que acompañaron la reseña de aquella excursión a Atienza, la primera a la que se incorporaron miembros de la Casa de Guadalajara en Madrid. Son fotografías del doctor Layna Serrano poco conocidas, que nos trasladan a la Atienza de los años 30 del siglo pasado.