El cierre perimetral golpea las previsiones de Semana Santa

Inmaculada López Martínez
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Las reservas en los establecimientos rurales de la provincia caen más de un 50 por ciento como consecuencia de las limitaciones de movimiento entre comunidades autónomas y, en particular, por la ausencia de clientes procedentes de Madrid

El cierre perimetral golpea las previsiones de Semana Santa - Foto: Javier Pozo

El mantenimiento de las restricciones decretadas por el Gobierno para evitar un repunte de los contagios por coronavirus y, en particular, el cierre perimetral de las comunidades autónomas ha supuesto un duro varapalo para las expectativas que los hosteleros y profesionales del turismo habían depositado en la Semana Santa. En estos momentos, las reservas en establecimientos rurales de la provincia para los próximos días festivos se encuentran por debajo del 50 por ciento mientras que, cualquier otro año por estas fechas, ya estaría colgado el cartel de ‘completo’. «El cierre perimetral nos afecta un montón, no hay que olvidar que más del 70 por ciento de los clientes que recibe Guadalajara procede de Madrid. En el mejor de los casos, la ocupación ahora mismo puede estar al 60 por ciento», confirma Juan Luis Pajares, presidente de la Federación Provincial de Turismo y Hostelería, integrada en CEOE-Cepyme. «La Semana Santa es la época del año más fuerte para la hostelería y el turismo, pero este año la cosa está muy fría, hay mucha incertidumbre y las limitaciones de aforo tampoco acompañan para nada», añade.

En el ámbito del turismo rural, la Sierra Norte continúa siendo el destino más pujante de la provincia. Sin embargo, los porcentajes de ocupación para esta Semana Santa tampoco se presentan nada halagüeños. «Ahora mismo, estamos con un 55 por ciento de reservas pero hay que tener en cuenta que tenemos que respetar una limitación de aforo del 75 por ciento», detalla Isabelle Bancheraud, presidenta de la Asociación de Empresarios de Turismo Rural de la Sierra Norte. Esta emprendedora de Hiendelaencina corrobora el «fuerte impacto negativo» que las limitaciones de movimiento están provocando en el sector. «Nuestro nicho de mercado principal es Madrid y, después, Zaragoza y Levante. No existe una reserva potente de visitantes castellano-manchegos que compense la pérdida de turistas madrileños que sufrimos desde hace meses», indica. 

En cualquier caso, Bancheraud explica que los propietarios de casas rurales grandes de alquiler íntegro son los mayores damnificados por las actuales medidas anti-Covid, al haberse limitado a un máximo de seis personas la capacidad para este tipo de establecimientos. «Hay compañeros muy perjudicados por esta situación. Tienen cerradas sus casas porque no les compensa abrirlas para cuatro o seis personas». 

Carlos Martínez es propietario y gerente del Hotel-Restaurante Peñarrubia de Zaorejas, en pleno corazón del Alto Tajo. Asegura que, a día de hoy, tan sólo cuenta con un 10 por ciento de reservas en su establecimiento de cara a la Semana Santa. «Otros años a estas alturas ya teníamos ocupado el 90 por ciento de las 20 habitaciones del hotel y se acababan llenando en los últimos días», declara. Este veterano hostelero también achaca al cierre perimetral tan nefasto panorama. «Casi toda nuestra clientela es madrileña. Desde hace tiempo teníamos varias reservas de gente conocida de Madrid y, claro, no han tenido más remedio que anularlas porque no pueden venir», indica. Por otra parte, Carlos Martínez advierte del cambio de tendencia en la manera de proceder de los turistas. «Las estancias son más cortas, antes la gente pernoctaba como mínimo tres días y ahora hay muchos clientes que sólo hacen una noche. Además, casi todas las reservas son de última hora, la gente tiene mucha incertidumbre, decide en función de las circunstancias y se espera al último momento». Por ello, este empresario zaorejano espera y desea que el tiempo continúe acompañando y las reservas se animen un poco más durante las jornadas previas a los días festivos que están por llegar. 

Las expectativas que transmiten los hosteleros de la comarca ribereña de Entrepeñas y Buendía tampoco son mucho más alentadoras. Así lo confirma Francisco José Pérez, propietario del emblemático Bar España de Sacedón y de la Posada Francisco Pérez. «Evidentemente, no viniendo la gente de Madrid, no hay negocio para la hostelería del pueblo. El ejemplo más claro lo tuvimos en el pasado puente de San José cuando facturamos incluso menos que un fin de semana normal», declara. «La Semana Santa siempre han sido la época más fuerte de trabajo para nosotros porque en pocos días se concentran muchas de personas en toda la zona. Este año, tal y como está el pantano de alto, teníamos muy buenas sensaciones, hubiésemos trabajado de lujo, pero el cierre perimetral nos ha hecho polvo», reconoce. 

Ahora, Francisco José Pérez, al igual que tantos otros colegas de profesión, tiene todas sus esperanzas puestas en la temporada estival. «Nuestras expectativas están en el verano porque el del año pasado fue buenísimo, no había tanta gente en Sacedón y en las urbanizaciones desde los años 80. Tuvimos que adaptarnos a las medidas sanitarias y cumplir con las limitaciones de aforo, pero se dio muy bien. Eso sí, como este verano no dejen movilidad entre comunidades autónomas, esto va a ser una ruina», augura. Y es que, este simpático hostelero sacedonense asegura que la crisis del Covid está pasando una factura «demasiado alta» a un sector que continúa sintiéndose «criminalizado» cada vez que aumentan los contagios. «En nuestro caso particular vamos aguantando porque tenemos un negocio familiar, tenemos empleados en ERTEs, los locales son propios, nos conoce mucha gente y porque echamos muchas horas de trabajo, abrimos desde las seis de la mañana hasta que permite el toque de queda. Si no, esto sería imposible», afirma.

En este sentido, el presidente de la Federación Provincial de Turismo y Hostelería insiste en que el sector continúa estando «herido de muerte» y que desde el estallido de la pandemia han tenido que echar el cierre definitivo un 30 por ciento de establecimientos en la provincia. «Hay negocios que son cierres temporales y que volverán a abrir la persiana cuando la situación acompañe, pero muchos han cerrado de manera definitiva, especialmente, en el ámbito del ocio nocturno», señala. «Las limitaciones de aforo, las limitaciones horarias, los cierres perimetrales, los cierres temporales que hemos sufrido cuando los contagios crecían, la ausencia de ayudas directas y la bajada general de clientes en determinados aspectos como los menús del día está haciendo muchísimo daño al sector», afirma Pajares. «El que sobrevive es a trancas y barrancas, pero todos estamos tocados, heridos graves o heridos de muerte», insiste.

En cuanto al perfil de los clientes que se esperan para esta atípica Semana Santa, la encuesta lanzada por la Asociación de Empresarios de Turismo Rural de la Sierra Norte especifica que el 47 por ciento procede de la propia provincia de Guadalajara, el 41 por ciento de Toledo, el 29 por ciento de Ciudad Real, el seis por ciento de Cuenca y el restante seis por ciento de Albacete. «Si algo bueno ha traído la pandemia es que la propia gente de Guadalajara está descubriendo la provincia. En nuestro caso particular, mucha gente nos cuenta que había oído hablar de la Sierra Norte pero que nunca la había visitado y, claro, cuando vienen  se sorprenden de encontrar la riqueza y diversidad de paisajes y patrimonio que tenemos en esta comarca», señala.

Sobre esta cuestión, Juan Luis Pajares prevé que el cierre perimetral pueda contribuir a incrementar la presencia de parroquianos en los establecimientos de restauración de la capital durante esta Semana Santa. «El hecho de que la gente no pueda irse a la playa o a otras regiones de vacaciones sí es cierto que puede ayudar a que haya más gente que se quede en Guadalajara y que consuma en restaurantes y bares de la ciudad como ha venido ocurriendo en los últimos puentes y fines de semana», indica. Por contra, considera que la restricción a la libre circulación de movimiento irá en detrimento de la hostelería local de las zonas rurales, ya que impedirá que las personas que tienen segundas residencias en los pueblos  –cuya procedencia mayoritaria es Madrid– puedan acudir a disfrutar y a consumir en estos destinos. Además, Pajares recuerda que la suspensión de las procesiones y pasiones vivientes que se celebraban en muchos municipios de la provincia como consecuencia de las medidas de protección frente al Covid-19, «y que siempre atraían a mucha gente», también influirá de manera negativa en la afluencia de visitantes.

Por último, el «deseo visceral» del presidente de la Federación Provincial de Turismo y Hostelería es que la evolución epidemiológica mejore en los próximos meses con la extensión del proceso de vacunación y que los profesionales del sector puedan trabajar este verano con relativa normalidad para «salvar lo muebles». «El mes de septiembre es un horizonte que muchísimas empresas de muchísimos sectores lo tenemos como fecha tope, es decir, si de aquí a septiembre no se reactiva la economía y se normaliza un poco la vida en general se multiplicarán los concursos de acreedores, los cierres patronales, los cierres de autónomos y de todo tipo porque ya no van a servir ni los ERTEs, ni los ICOs ni las ayudas. Vamos a tener un problema de Estado bastante serio del que no sé si nos vamos a poder recuperar en 20 años», conlcuye.