Vender enseñando

Antonio Abril
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Junto con Luis, su hermano, es propietario de la empresa al cincuenta por ciento. Ambos son administradores solidarios y tienen repartidas las tareas. Como se suele decir, 'tanto monta, monta tanto'

Vender enseñando - Foto: Javier Pozo

Conocí a Ricardo Moreno en febrero de 2005. Me le presentó Jesús Velasco, propietario del Amparito Roca. Mi intención era crear dentro del suplemento de La Colmena del periódico Guadalajara Dos Mil, que yo dirigía, una doble página con propuestas semanales a nuestros lectores sobre gastronomía y vinos.

El 4 de marzo salió la primera entrega. Jesús Velasco (De tapas), Matías Gali (Para Comer) y Ricardo Moreno (Vinos) eran los autores. Resultó todo un éxito. Se subía también a la edición digital y era una de las secciones que más visitas acumulaba. La pena es que solo duró algo más de un año y fueron bastantes los lectores que pidieron su retorno. 

A mí me permitió el conocimiento de una persona tan excepcional como Ricardo. Educado, discreto, amable… y, sobre todo, un perfecto conocedor de la materia de la que escribía. En la conversación, fluida y variada, ni una palabra de menos pero tampoco de más. Y la mirada franca. La colaboración terminó y ello provocó un distanciamiento en esa incipiente amistad que como el recuerdo, grato, permaneció siempre ahí. 

Hace unos días al pasar delante de su establecimiento, Valentín Moreno e Hijos S.L., en el número 8 de la calle Méjico, en el Polígono del Balconcillo, pensé que estaba tardando mucho en traer a Ricardo hasta esta página. Que él, como el que más, merecía un hueco en ella. 

Una tienda de doscientos metros cuadrados, una sala de catas de ochenta, un almacén de mil con sistema de refrigeración y unas amplias oficinas conforman las nuevas instalaciones en las que todo está pensado para un perfecto mantenimiento del vino. «Estamos convencidos de que para la venta de vinos de calidad deben cuidarse tanto las características del lugar donde se comercializan, como la formación de los profesionales que los prescriben o venden», me comenta Ricardo. Yo añado que el local es un fiel reflejo de su persona: sobrio pero eficiente. «Más de cuarenta bodegas de prestigio nos han confiado la comercialización de sus vinos, lo que se concreta en las más de seiscientas referencias que tenemos a la venta a todo el público», apunta. 

Hay que remontarse a 1964 para descubrir los orígenes de la empresa, un modesto despacho de vinos a granel abierto por su padre, Valentín. «El estilo tradicional de lo que empezó como un negocio familiar no nos ha impedido evolucionar y, con los años, transformarnos en una moderna distribuidora de vinos», prosigue Ricardo.

En febrero del 2017 hay una escisión de lo que hasta entonces se había constituido como una empresa familiar. Desde ese momento Ricardo y Luis, su hermano, continúan con el legado y la obra de su padre desde estas instalaciones. «Son las únicas instalaciones de la empresa Valentín Moreno e Hijos S.L.», afirma.

Ricardo estudió Historia en la Universidad de Alcalá de Henares. Realizó incluso el doctorado, pero no llegó a ejercer. «Me sobraba entusiasmo pero me faltaba tiempo», añade. En esta etapa recopiló importante documentación relacionada con el vino en Guadalajara en la Edad Moderna. «Ahí está pendiente de cuando tenga tiempo hacer un pequeño ensayo o hacer alguna cosa con ella».

Al igual que Luis, su hermano, están vinculados a la empresa desde bien pequeños. «Iba a los Maristas y, en aquellos años setenta, no conocía otra cosa nada más que colegio y negocio, colegio y a llenar garrafas». 

Su hijo, Ricardo, es el responsable de la tienda y los tres se formaron como sumilleres en la Cámara de Comercio de Madrid. «Es el curso que más prestigio ha tenido estas últimas décadas», dice.

Con la inauguración de una tienda online y un club del vino tratan de dar ahora la batalla digital en la que está implicada la tercera generación tras su incorporación. «Hemos dado un paso más que trata de reforzar nuestro objetivo de promocionar y divulgar los vinos de España, cumpliendo con la triple función de vender enseñando, promocionar vendiendo y aconsejar compartiendo preferencias con el público», sentencia.

«Todo lo que se puede soñar se puede conseguir», me dice en un momento de la conversación. Muchos de sus sueños han ido quedando plasmados en Valentín Moreno e Hijos.