La imagen más icónica de Guadalajara

Plácido Ballesteros
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Guadalajara en 'La Ilustración Española y Americana

La imagen más icónica de Guadalajara

No hay ninguna duda que la imagen más icónica de la ciudad de Guadalajara es la fachada del Palacio del Infantado. Tanto es así, que en las primeras obras que ofrecían descripciones de la ciudad en las que se incorporaron imágenes, las reproducciones de diversas vistas del Palacio, especialmente de la fachada principal, estuvieron presentes. 

Es el caso de la España artística y monumental, de Jenaro Pérez Villamil, publicada en Paris entre 1842 y 1850, en la que se recogieron las vistas y la descripción de los más destacados monumentos españoles, entre ellas la que se reproduce una pintoresca escena romántica en la que diversos grupos de personas están acampadas delante de la fachada principal del Palacio, reproducida con todo lujo de detalles. Sin duda, uno de los grabados más repetidos desde entonces en la iconografía de la ciudad.

Y cuando llegó el tiempo de la fotografía, el fenómeno se repitió hasta la saciedad. No hay publicación sobre la capital de la provincia en la que la fachada del Palacio no esté presente. Es más, como dato a tener en cuenta hemos de indicar que la primera fotografía conservada en la actualidad referentes a Guadalajara es la Vista de la fachada principal del Palacio del Excmo. Señor Duque del Infantado, tomada por un fotógrafo casi desconocido llamado Ramón Sáez, fechada en 1853. Una fecha que se adelanta en unos pocos años a las fotografías del británico Charles Clifford, cuyas imágenes de la capital, entre las que está la inevitable fachada del Palacio, no se pueden fechar antes de 1856.

Pero la eclosión de las imágenes del Palacio llegaría en las décadas siguientes y se debe al fotógrafo francés instalado en España Jean Baptiste Laurent. Dicho artista, cuya actividad está documentada en Madrid al menos desde 1857, en las décadas siguientes realizó numerosos viajes por España y Portugal y, tras publicar diversos Catálogos de fotografías que se venden en Casa de J. Laurent en 1861 y 1863, editó en 1872 otro catálogo con el siguiente título en francés: Obras de arte en fotografía. España y Portugal desde el punto de vista artístico, monumental y pintoresco, en el que se ofrecían más de 3.000 imágenes. Completado con otro publicado siete años después que contenía más de 4.500.

La apreciable presencia de la provincia de Guadalajara en la obra de Laurent fue puesta de manifiesto en 2007 por los historiadores de la fotografía José F. Martos Causapé y José A. Ruiz Rojo, que comisariaron para el Centro de la Fotografía y la Imagen Histórica de Guadalajara de la Diputación Provincial la magna exposición titulada La Casa Laurent y Guadalajara, en cuyo catálogo reunieron más de un centenar de vistas y retratos relacionados con nuestra provincia entre las publicadas en los catálogos de la Casa Laurent y los originales conservados en diversos archivos. Documentando también en su exhaustivo estudio la gran influencia y presencia posterior que las fotografías de Laurent han tenido en todas las obras gráficas publicadas sobre nuestra provincia con posterioridad a la aparición de los catálogos de Laurent de 1872 y 1879, puesto que en la mayoría de ellas se recogen algunas de las obras del fotógrafo francés. Y, entre todas ellas, destacan las correspondientes al Palacio del Infantado.

Volviendo ahora nuestra mirada hacia las vistas que hoy son el objeto prioritario de este artículo, las publicadas en La Ilustración Española y Americana en 1872, 1874 y 1899, ya se ha indicado que los responsables de la revista indicaron que los dos primeros grabados fueron realizados sobre fotografía de Laurent.

El grabado correspondiente a la galería superior del patio principal, que reproducimos en estas páginas, se corresponde con la que es, a mi juicio, la más bella de las fotografías del Palacio realizadas por Laurent. En ella, un personaje situado en la galería superior del patio principal del Palacio admira ensimismado la belleza del monumento. Una imagen perfectamente captada por anónimo dibujante del grabado realizado para las páginas de La Ilustración …, en el que se ha introducido un detalle que le suman belleza a la imagen original: cerca del visitante embebido por el encanto de la galería le acompaña un perro que, ajeno a la presencia del desconocido, dormita en mitad del pasillo de la galería, elemento que refuerza la idea de remanso de paz del Palacio.

Aunque del segundo de los grabados, el publicado en 1874 que reproduce la puerta principal del Palacio, los editores nos indican que su autor, el pintor y grabador Andrés Ovejero, también se había basado en una fotografía de J. Laurent, en el catálogo publicado por los señores Martos y Ruiz Rojo no he localizado ninguna fotografía que corresponda con el dibujo de La Ilustración... La única imagen de Laurent que recoge sólo la portada del monumento se centra en exclusiva en dicho elemento, mientras que la vista del grabado es más amplia, de manera que reproduce los elementos existentes sobre la puerta: el balcón y el gran escudo de los Mendoza sostenido por la pareja de salvajes, así como el arranque de la galería superior de esa parte de la fachada. Esta circunstancia nos lleva a plantearnos dos alternativas posibles: la existencia de una fotografía, hoy perdida, de Laurent que reprodujera todos esos elementos; o que el señor Ovejero realizara su dibujo basado en la fotografía existente de la portada de Laurent y que recreara por su cuenta los elementos superiores de su grabado utilizando para ello otra de las fotografía del fotógrafo francés que recoge el conjunto de la fachada principal del Palacio.

Por último, nos queda por comentar la tercera de las imágenes, el fotograbado de la fachada principal del Palacio, obra de Francisco Laporta Valor publicado en 1899. Una vista muy poco conocida entre las miles de imágenes que los aficionados a la historia del Arte de nuestra ciudad suelen consultar y que creemos que ha de fecharse muy próxima a su publicación en La Ilustración … en los años finales del siglo XIX. 

A esta conclusión nos llevan algunas de las singularidades que presenta respecto a otras fotografías históricas de la fachada. Por un lado, no se nos puede pasar por alto la existencia del gran mástil sobre el balcón principal, colocado cuando el Palacio pasó a albergar el Colegio de Huérfanos de la Guerra para poder izar la bandera en las ocasiones que lo hicieran conveniente; además del porte marcial del personaje situado a la derecha de la puerta, que refuerza el hecho de que la imagen fue tomada cuando el edificio tenía aquel destino. Por otro, la fotografía no puede ser ya de las primeras décadas del siglo XX porque aún no aparece el pequeño jardín que se plantó en aquellos años delante de la fachada principal. 

En cualquier caso, espero que ustedes disfruten tanto como yo de las tres imágenes que hoy traemos a estas páginas de nuestro emblemático monumento.