Imágenes poco conocidas del convento del Carmen de Pastrana

Plácido Ballesteros
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Guadalajara en 'La Ilustración Española y Americana'

Imágenes poco conocidas del convento del Carmen de Pastrana

En las páginas de La Ilustración Española y Americana del día 30 de mayo de 1876 apareció el primero de los magníficos grabados que acompañan a estos párrafos. Como puede observarse se trata de una vista general del Convento del Carmen, situado a las afueras de Pastrana. En esos momentos, el antiguo convento carmelita era la sede de uno de los colegios de misioneros para Filipinas que los frailes franciscanos tenían en España.

La imagen fue publicada como ilustración de una noticia impactante ofrecida por el reportero Eusebio Martínez de Velasco, que se hacía eco de lo recogido semanas antes en varios periódicos franceses y filipinos:

«Leíase pocos días hace en los diarios de noticias que tres PP. Misioneros franceses habían sido víctimas de los salvajes antropófagos en el interior del África; y algunas semanas antes se leía también en los periódicos de Filipinas que otros PP. Misioneros españoles habían sellado con su sangre y su vida, en las regiones desconocidas del Asia oriental, el ardiente amor que profesaban a la religión de Jesucristo». 

Completaba el señor Martínez de Velasco su artículo con un brevísimo recorrido por la historia del Convento: «El antiguo convento del Carmen, cuna de la religión carmelita en España, fue fundado por la inmortal Santa Teresa de Jesús, en 13 de Julio de 1569, siendo los primeros monjes que en él tomaron hábito Fr. Baltasar de Jesús, Fr. Mariano de San Benito y Fr. Juan de la Miseria, y la restauración del mismo se inauguró solemnemente en 20 de Enero de 1600, con asistencia de los Sres. Duques del Infantado y de Pastrana, patronos de la capilla mayor de la iglesia. Fue suprimido, como todos los de España, en 1836, y en 1º de Abril de 1855 expidió el Ministerio correspondiente una Real orden para que se estableciera en aquel edificio, nuevamente restaurado, la Comunidad de Franciscos-menores-descalzos, misioneros para Filipinas, que hacía poco tiempo residía en Aranjuez».

Centrándonos ahora en el grabado hemos de destacar que, al contrario de lo que era la práctica habitual en las páginas de La Ilustración …, el dibujo no aparece firmado, ni por su autor ni por el grabador. No obstante, creo que hay argumentos sólidos para atribuírselo a Isidoro Salcedo y Echevarría, un dibujante y litógrafo del que hablaremos más por extenso en próximas entregas. 

En este sentido, he documentado al señor Salcedo en diversos viajes por nuestra provincia en los que realizó apuntes del natural de diversos monumentos y paisajes naturales y urbanos de diferentes localidades, que posteriormente fueron publicados en dicha revista ilustrada y en otras publicaciones durante los años 70 y 80 del siglo XIX.

Entre ellos destaca la lámina titulada Paseo artístico por la provincia de Guadalaajra, publicada en el número correspondiente al día 22 de noviembre de 1878 de La Ilustración …, en la que dicho autor reunió seis bellísimas imágenes: dos del monasterio de San Bartolomé de Lupiana, una del castillo de Pioz, una de la fuente de Fuentenovilla, una del castillo de Torija y una del Convento del Carmen. El comentario referente a cada uno de los edificios es muy breve, destinado simplemente a identificar cada uno de los monumentos. En el caso del Convento del Carmen el texto se limita esta vez a indicar su origen carmelita y que en esos momentos era sede del Colegio de Misioneros franciscanos para Filipinas.

Creo que tanto la coincidencia cronológica como la comparación de ambos grabados del Convento pastranero nos permiten deducir que uno y otro salieron del mismo lápiz; y atribuir el primero de ellos también a Isidoro Salcedo.

No fueron estas dos ocasiones las únicas en las que Pastrana y las fundaciones teresianas aparecieron en las páginas de la revista ilustrada. Años más tarde el escritor, diplomático e historiador Alfonso Jara Seijas publicó, en 1903, un extenso artículo titulado Santa Teresa en Pastrana, en el que cuenta con detalle la estancia de la mística en nuestra villa y sus relaciones con los Príncipes de Éboli. 

Aunque Alfonso Jara (nieto del político Manuel Seijas Lozano [1800-1868], ministro de Ultramar, Gobernación y Gracia y Justicia en varios Gobiernos de Narváez a mediados del siglo XIX), desarrolló una importante carrera dentro de la abogacía y el mundo diplomático, fue un gran apasionado a los estudios históricos. 

Tanto es así que, entre su producción, junto a interesantes libros de viajes (De Madrid a Tetuán, 1923) y de relatos literarios de contenido histórico (Naderías: Cuentos y Artículos de Historia y Arte, 1902), destaca su estudio biográfico Albornoz en Castilla sobre el Cardenal Gil de Albornoz. También una amplia colección de artículos menores sobre diversos personajes y varios monumentos. Entre ellos el que ahora nos ocupa, que ha pasado prácticamente desapercibido entre la historiografía provincial.

Por ello me ha parecido interesante ofrecerlo hoy a los lectores de La Tribuna. Su lectura nos permite acercarnos a aquella visión, aún en buena medida decimonónica, que una buena parte de la historiografía española ha trasmitido del encuentro de Teresa de Jesús con los poderosos Príncipes de Éboli en la villa bajo-alcarreña, capital de sus Estados.  

Como quiera que por razones de espacio se han suprimido algunos de los párrafos del texto original, dejo para todos los lectores que quieran disfrutar del estudio completo del señor Jara el enlace directo al número de La Ilustración... en el apareció su texto: http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0001200461&search=&lang=es.