Mucho que decir

Antonio Herraiz
-

En 2017 pasó de ser una desconocida a convertirse en la atleta revelación. Aunque las lesiones no le han permitido la deseada continuidad, es perfeccionista y sigue mirando a los Juegos Olímpicos de Tokio

Mucho que decir - Foto: Javier Pozo

Ell 10 de agosto de 2017, Ana Lozano (Guadalajara, 1991) disputaba en Londres el Campeonato del Mundo de Atletismo al aire libre. Había llegado con la vitola de campeona de España de 5.000 metros. Ese día, en un bar de su ciudad natal, un buen puñado de alcarreños se reunía frente al televisor. No estaban viendo ni un partido de fútbol ni una gran final de baloncesto. Vibraban con una carrera en la que Ana terminó con la mejor marca de su vida, aunque no consiguió pasar a la final. «Aquella escena en ese bar la grabó una televisión local. No hace mucho, he vuelto a ver las imágenes y me siguen emocionado».  

2017 es el año de Ana Lozano. Acababa de regresar a España tras cursar un máster en Biología Evolutiva. Atrás, dejaba dos años que le había llevado por Holanda, Alemania y Francia gracias a Erasmus Mundus, el programa estrella de estudios internacionales de la Comisión Europea. Coincidió con sirios, mexicanos, chinos e incluso con malayos. No es que no fueran deportistas. El problema es que no le seguían el ritmo y preferían centrarse en la ciencia. Así que, cuando Ana terminaba de estudiar, entrenaba sola y con mucho frío. «Fueron dos años muy duros en los que seguí enganchada al deporte gracias a mi entrenador, Javier Cañadillas». Era una relación que había nacido apenas unos meses antes de iniciar su formación universitaria en el extranjero. Hablaban por WhatsApp y Skype hasta bien entrada la madrugada y, en la distancia, Caña consiguió un logro que revolucionó la carrera de Ana: «Yo no creía en mí misma y él propició que eso cambiara para siempre».  

A su regreso a España, se encargó de demostrar que podía ser atleta. En marzo de 2017 le llegó la llamada de la Selección Española para el Europeo de Belgrado. «Era la primera vez que desempaquetaba el material del equipo nacional y me emocioné. Todavía recuerdo las risas de mi amiga Blanca Fernández -atleta internacional-. Se mezclaba la novedad con la inocencia». Los nervios del principiante no le afectaron y todo lo que se proponía lo conseguía. En Lille sorprendió con un oro para España en 5.000 metros en el Europeo de selecciones. Y un año después, en Tarragona, consiguió la medalla de bronce en los Juegos del Mediterráneo. 

Desde ese momento, a Ana Lozano le ha faltado continuidad debido a las lesiones. Es difícil demostrar una relación causa efecto con todos los problemas que ha arrastrado, pero hay una disfunción hormonal que le ha marcado durante seis años. Nada más llegar a Holanda para empezar el máster, a Ana se le interrumpió el periodo. «He estado seis años sin menstruación, con todos los problemas óseos que eso supone. Yo sabía que no era algo derivado exclusivamente del deporte. Fue por el estrés, la auténtica pandemia de este siglo, y gracias a una nutricionista lo he superado». Ahora, afronta la temporada consciente de que ha dejado atrás una alteración que le estaba afectando a su salud. 

Aun con todos los contratiempos, Ana tiene el convencimiento de que no ha llegado a su límite. Es perfeccionista y exigente y todavía tiene mucho que decir en la distancia de 5.000 metros, donde las mujeres alcanzan su mejor marca con una media de edad en torno a los 30 años. Siempre le quedaría el 10.000 y una cita a la que no renuncia: Tokio 2021. «No he pasado por una racha buena, pero todavía estoy a tiempo de conseguirlo. Solo me falta continuidad. Para ir a los juegos, no tendría que hacer nada que no haya hecho ya». 

Guadalajara sigue confiando en su atleta más prometedora, esa niña a la que vio crecer en las pistas de la Fuente de la Niña después de que su madre la apuntara a atletismo convencida de que se lo iba «a pasar bien». Es corredora de fondo y no tiene límites. Ama a su tierra y ha preferido seguir entrenando aquí bajo la batuta de Caña antes de haber ido a cualquier centro de alto rendimiento. Pregonó las ferias de Guadalajara de 2018 y presume de sus orígenes en Maranchón. Cuando acabe su vida deportiva tiene claro que va a retomar su carrera de bióloga, centrando su mirada en la divulgación científica. Hasta entonces, todavía nos va a dar muchas alegrías en la pista.