«Las mujeres tenemos que estar más unidas que nunca»

Inmaculada López Martínez
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Esta creadora multidisciplinar representó a la provincia de Guadalajara y al sector de la cultura y el arte en el Pleno de las Cortes Regionales celebrado hace unos días con motivo del 8-M

«Las mujeres tenemos que estar más unidas que nunca» - Foto: Javier Pozo

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Inma Haro

No suele atribuirse el calificativo de «artista» porque dice que le «viene grande». Prefiere autodenominarse «creadora multidisciplinar». Sin embargo, el talento, la obra y la sensibilidad de Inma Haro demuestran que es una artista con mayúsculas, de los pies a la cabeza. Además, su carrera profesional, comprometida siempre con la perspectiva de género, abarca otras facetas como Agente de Igualdad y ArtEducadora. Sin duda, nada se le pone por delante a esta conquense afincada en Guadalajara quien, justo hace un año y con motivo del 8-M, el Gobierno regional distinguía por su  «conquista del espacio creativo» y por una trayectoria jalonada de proyectos que visibilizan el papel de la mujer en el arte.  

Es una artista muy polifacética, ¿cómo se definiría?

¡Qué difícil! Me veo como una creadora que a través  de las intervenciones que hago intento buscar espacios de transformación y de reflexión.

De las disciplinas que abarca su obra, ¿siente alguna predilección?

El comienzo está vinculado a la danza. Pero, a la vez, me gusta mucho trabajar desde la performance porque es un arte vivo que me pone en relación con el público de manera directa y sin que haya tenido que haber unos momentos de ensayos previos. Es algo que está sucediendo aquí y ahora. Sin embargo, a través de la palabra siento que me desenvuelvo muy bien, desde niña la palabra ya era un medio en el que habitar sí o sí. Y luego, a través del entorno plástico, trabajando sobre todo la parte conceptual de cada tema que quiero mostrar, también lo disfruto mucho. Serían como tres patas de un artilugio: la danza y las artes escénicas, la palabra y el arte plástico.

¿Cuándo decide dar a su creación ese enfoque feminista y de denuncia de espacios de desigualdad?

Cuando me doy cuenta de que las cosas no pueden seguir así, de que es necesario que algo que estoy haciendo, que no queda para mí sino que tiene una dimensión social, debe hacerse cargo de cómo está la sociedad en la que vivimos. Me pareció mucho más fructífero dar un enfoque directo a algo que me atañe como mujer y marcar una dirección clara. Cuando veo tantas desigualdades, no solamente entre las mujeres que vivimos y habitamos aquí sino entre las otras mujeres de referencia que existen a lo largo y ancho del planeta y  que están situaciones mucho más críticas, siento que mi voz no puede callar. Hay tanto por hacer todavía que siento que mis acciones artísticas no pueden quedarse al margen. Es como una necesidad y una responsabilidad a la vez. 

¿Es una artista rompedora?

No, creo que no. Creo que soy más una creadora en continuo cambio, soy una persona del poquito a poco, de ir horadando un día aquí y otro allí.  A lo largo de los años, es cierto que voy viendo un reconocimiento hacia mis acciones y hacia mi obra y estoy profundamente agradecida por ello. Pero no pienso que lo que hago sea explosivo ni trascendental. Tengo otras muchas mujeres y artistas en las que mirarme para seguir elaborando mi discurso. 

Forma parte de Muart.GU (Mujeres Artistas de Guadalajara). ¿Cuál es la esencia de este colectivo?

Muart tiene ya siete años. Empezó con una propuesta que se hizo desde el Ayuntamiento de Azuqueca para un 25-M. Yo llegué a Guadalajara un par de años más tarde de aquello. Para mí, el primer foco era reunirme con mujeres con las que sentirme identificada y trabajar desde un entorno sororo en distintos aspectos que pudiesen acercarnos a través de lo artístico. Creo que Muart tiene un componente claro que es dar visibilidad a las mujeres artistas y, por otro lado, querer ocupar esa otra mitad que nos corresponde. Todavía hay unas cifras totalmente desmesuradas entre hombres y mujeres cuando hablamos del mundo del arte. 

Entonces, ¿los talentos femeninos continúan estando a la sombra?

Absolutamente. En ferias internacionales como Arco, la presencia de mujeres artistas está en torno al 25 por ciento. Lo mismo ocurre si miramos en galerías, en museos, en el volumen de obra, en el ámbito del comisariado… Son tantos los campos en los que estamos infrarrepresentadas que de ahí se explica la denuncia y el ahínco por seguir trabajando para dar visibilidad a las mujeres artistas y tener el reconocimiento que merecemos. Y hablo no sólo a nivel verbal sino también remunerado. Las mujeres siguen cobrando por el arte mucho menos que los hombres. 

Integrantes de Muart. GU participan en la exposición colectiva dedicada a la atencina Luisa de Medrano que puede visitarse en la Delegación de la Junta y que usted comisiona. ¿Cómo surge esta muestra?

La propuesta partió de una persona enamorada de Atienza y de Luisa de Medrano que es Laura Somolinos, una trabajadora social que lleva toda su vida intentando dar luz y rescatar del olvido a la figura de esta pionera atencina, la primera mujer en ocupar una plaza de catedrática en una universidad europea. Laura me propuso hacer un trabajo amplio sobre Luisa de Medrano que incluía, entre otras cosas, la celebración de unos talleres. La clausura de ese trabajo consistía en realizar una exposición grupal para la que yo tuve que elegir a 14 compañeras, que son todas de Muart, y que se inauguró primero en Atienza.

¿Qué nos podemos encontrar en esta interesante exposición?

Estoy feliz de cómo ha quedado el conjunto y, sobre todo, de poder ver las obras físicas porque en Atienza fue una impresión en loneta y una exposición exterior. Es una exposición muy repartida porque la mitad es obra gráfica y la otra mitad son instalaciones. Elegí unos elementos comunes para todas las obras. En primer lugar, el blanco como símbolo de la pureza, la inocencia y la devoción que Luisa sentía hacia el conocimiento. Después, está el marrón porque fue una mujer de las dosCastillas:salió de nuestras tierras serranas de Atienza para ir a las tierras castellanas de León y Salamanca. Por último, está el rojo representando la pasión y el fervor que ella tenía por la palabra y por enseñar. Estos tres colores aúnan las 15 obras de la exposición y creo que, junto con el cartel que lo consideramos otra obra más, consiguen que tenga mucha potencia. Hay elementos comunes que te van conduciendo a través de las creaciones de cada una de las artistas (Eva Pérez, Pilar Prieto Mayte Marina, Teresa Chicharro Vicky Vinuesa, Pilar Fernández, Pilar V. de Foronda, Inma Haro, Noelia Palafox, Elena Rubio, Mila Caja, María de Lucas, Candelaria Pintada, Gema Cormano y Nuria Tornero). 

¿Es importante sacar del olvido  a esas mujeres pioneras que como  Luisa de Medrano han permanecido ocultas durante tantos años?

Absolutamente. Esto es algo que acaba de comenzar, estamos en disposición de seguir nombrándolas, de seguir iluminando su vida y su obra. El arte nos lo pone muy fácil porque es un entorno gustoso que permite acercarte a su figura desde una concepción muy poética y sutil. 

Hace unos días, representó a la provincia d Guadalajara y al ámbito de la cultura y el arte en el primer Pleno de las Cortes Regionales dedicado al 8-M. ¿Qué mensaje quiso lanzar en su intervención? 

Mis palabras finales fueron:«Ahora es el momento. El arte y la cultura estuvieron siempre ahí y estarán siempre». Son el espacio en el que formar puentes que nos unan a unos y a otros, el lugar desde donde redimensionarnos, desde donde entender que el mestizaje, sí o sí, es la única vía para entender la cultura universal. La cultura es lo que nos salva, es lo que ha sostenido a gran parte de la sociedad en dos meses de confinamiento, es lo que nos inspira para seguir reflexionando de una manera crítica hacia la vida, lo que nos convierte en seres racionales, lo que nos hace cultivar nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestro espíritu. La cultura es el sustrato desde el que seguir haciendo cimientos entre unas y otros. Ése fue el mensaje principalmente. 

¿Alguna vez se has topado con mayores dificultades a nivel profesional por el hecho de ser mujer?

Me he topado con mayores dificultades cuando he tenido que trabajar como mujer sola. Cuando trabajamos en grupo, las mujeres tenemos más fuerza y me pregunto si eso le pasa a un hombre. Creo que la voz de las mujeres en conjunto vale de otra manera y en solitario cuenta un poco menos. Pero he de decir que yo, en mi camino, siempre he sido muy bien acogida, he tenido los brazos muy abiertos. Para mí la dificultad radica muchas veces en el sostén económico. Cada cosa que haces como artista tiene que volver a ponerle un precio y eso es muy duro. Los artistas y creadores estamos siempre en la cuerda floja, no sabemos si mañana tendremos trabajo, si nos llamarán y eso supone una cuesta muy grande. No me imagino a ingeniero teniendo que sostener cuánto cuesta su trabajo. Sin embargo, un artista tiene que hacerlo constantemente y es muy duro.

En el terreno formativo, ¿cuáles son sus especialidades?

Principalmente tienen que ver con arte plástico y con la investigación del movimiento. Esos dos campos se aúnan desde una base creativa y poniendo mucho empeño en el proceso. Más allá de que el resultado sea algo que nos guste tener o contemplar, para mí la importancia radica en el proceso. Si tú no te enfrentas a ti misma o a ti mismo a entender qué te está sucediendo cuando procedes con unos materiales, con unas ideas, con unas dinámicas, con un concepto de partida, no me interesa lo que viene detrás. En la parte más formal, trabajo con talleres de género como agente de igualdad. Además, por mi formación  como licenciada en Ciencias Geológicas imparto talleres de medio ambiente. 

¿Queda mucho por hacer para lograr esa anhelada plena igualdad entre hombres y mujeres?

Queda muchísimo. Conforme está la situación actual con este halo de arenas movedizas, con este intento que vemos desde algunos partidos de desvanecer nuestra figura, nuestra fuerza y recorrido como mujeres en todas las esferas de la vida, tenemos que estar más fuertes que nunca y sostenernos unas a otras. Hay que tenerlo muy claro y no dejarnos vapulear por este tipo de condicionantes tan abrasivos y que tanto dolor y odio generan. Tenemos que estar por encima de eso. Si no, estamos perdidas. 

¿Es necesaria la movilización?

Sí. En cualquier ámbito de la vida, si no nos movemos, si hay un estancamiento, supone podredumbre. Si las personas no nos movemos y no salimos a las calles, si no hacemos manifiestos en las redes sociales, en nuestros entornos, si no hay algo que tú sientas que está vivo y que se está moviendo y que busca la igualdad entre nosotras y ellos, vamos mal. Carece de toda esa inercia hacia la igualdad. Tenemos que movernos y movilizarnos, por supuestísimo. 

Como creadora, ¿cómo le ha afectado el confinamiento y la pandemia?

Crear desde casa es un complejo por el momento de crianza en el que estoy inmersa. Pero siempre soy partidaria de que los momentos convulsos tienen que ser aprovechados para crear. El caos a mí me lleva a la creación. Lo inestable me lleva a buscar la estabilidad. Desde esos espacios tan extraordinarios que estamos viviendo, mi cabeza funciona muy rápido. Las sinergias y las conexiones creativas fluyen de una manera muy potente. Y, sobre todo, observar. Observar lo que está pasando, a otras personas, los detalles... El valor resiliente de los momentos de dificultad para mí supone darle la mano a la creación.

¿Sus próximos proyecto?

Lo más cercano que tengo es una obra de arte escénico en la que estoy trabajando junto con Elvira Ongil entorno a la maternidad y a procesos muy particulares y a la vez universales que vivimos las mujeres madres. Con suerte, podrá presentarse en mayo. También tengo en mente desde hace años lanzar un proyecto sobre las viudas rurales.