«Lo importante de hacer fotos es saber qué transmitir»

Inmaculada López Martínez
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El fotoperiodista chileno afincado en Guadalajara sorprende con la exposición 'Ases del coronavirus', un particular homenaje a todos esos trabajadores y trabajadoras que estuvieron en primera línea durante los momentos más difíciles de la pandemia

«Lo importante de hacer fotos es saber qué transmitir» - Foto: Javier Pozo

Hace más de una década que Nacho Izquierdo (Santiago de Chile, 1978) recaló en el mundo del fotoperiodismo local de Guadalajara. Desde entonces, se ha ido forjando un nombre y un prestigio en la profesión gracias a su instinto, tenacidad y buen hacer detrás del objetivo. La denuncia social es su sello personal ya que siente la necesidad vital de «sacar a la luz» todas esas injusticias que asolan nuestra sociedad. Ahora, Nacho Izquierdo sorprende con la exposición Ases del coronavirus, un particular homenaje a todos esos trabajadores y trabajadoras que estuvieron en primera línea durante los momentos más difíciles de la pandemia. Podrá visitarse en el Museo Francisco Sobrino de la capital hasta el próximo 12 de septiembre. Además, esta misma exposición pero a gran formato y al aire libre preside la Plaza del Pueblo de Cabanillas del Campo hasta finales de agosto gracias a una iniciativa de la Diputación Provincial. Posteriormente, viajará a otros municipios de la provincia permitiendo así que multitud de ciudadanos puedan disfrutar del talento de este magnífico «contador de historias». 

¿Por qué se hizo fotógrafo?

En principio, estaba muy motivado por el cine, pero me di cuenta de que la fotografía identificaba más mi personalidad en el sentido de que podía contar historias cercanas sin necesitar tanto equipo ni tanta ayuda, encontraba que podía ser un trabajo más sencillo y autónomo

«Lo importante de hacer fotos es saber qué transmitir»«Lo importante de hacer fotos es saber qué transmitir» - Foto: Javier Pozo¿Cómo vino a parar a España y decidió quedarse en Guadalajara?

Vine a España para hacer un máster en fotoperiodismo y, después, me surgieron distintas oportunidades laborales en Guadalajara. Trabajé en varios medios escritos de la provincia y también comencé colaborar con otras publicaciones de carácter nacional como El País, la agencia EFE, etc. Además, también soy corresponsal gráfico para Europa de El Mercurio de Chile.

A lo largo de su carrera, ha desarrollado diversos trabajos en el ámbito de la imagen y la fotografía. ¿Por qué se decantó finalmente por el fotoperiodismo?

Porque el fotoperiodismo es una gran herramienta para contar las cosas que suceden en tu entorno y, sobre todo, para utilizar la fotografía como una herramienta de denuncia con el fin de sacar a la luz tanta desigualdad y tanta injusticia que hay en el mundo.

Bajo su punto de vista, ¿qué es un fotoperiodista?

Básicamente, un fotoperiodista es un contador de historias. Es un fotógrafo porque está trabajando con la imagen, pero también en parte es periodista porque está contando qué sucede en su entorno y qué cosas ocurren en la sociedad.

Como ha comentado, sus reportajes suelen reflejar realidades de denuncia social. ¿Por qué se decanta por estos temas? 

Hay una motivación personal y, en parte, también ideológica. Considero que hay muchas situaciones de temática social que, sobre todo por una cuestión comercial, no son tan atractivas y no se tocan, pero que a mi juicio deben tener igual o más importancia. 

¿Ha cambiado el papel del fotógrafo de prensa?

Muchísimo. Hoy en día sigo sin imaginarme un artículo o un reportaje que no vaya acompañado de imagen. Además, estamos inmersos en una sociedad que cada vez se mueve más en torno a la imagen. Es muy importante que los medios de comunicación cuiden su imagen, que cuiden sus fotos, algo que cada vez es más complicado. La fotografía digital fue un gran aporte en cuanto a la inmediatez, pero al mismo tiempo también nos obliga a no pensar tanto en lo que son las fotos. Antes, cuando tenías un carrete, se pensaba mucho más en las 24 ó 36 fotos que tuviera y hoy, en cambio, casi se dispara a discreción, sin medir, sin calcular bien cuál es la imagen que tiene que resumir lo que ha pasado.

¿Cómo ha vivido la revolución tecnológica que ha experimentado el mundo de la fotografía?

Sigo siendo un romántico porque todavía utilizo película, me gusta usarla para algunos proyectos. Pero, por una cuestión de abaratar costes, es cierto que la fotografía digital nos ha ayudado mucho. La inmediatez que ofrece, la facilidad de poder enviar una imagen enseguida a la redacción por correo electrónico y que salga al día siguiente publicada sin mayor esfuerzo, a nivel profesional es muy útil. Por otro lado, la llegada de la fotografía digital ha servido para democratizar y popularizar la fotografía. Hoy en día, tenemos las cámaras en los móviles y todo el mundo puede hacer fotos, pero lo importante de hacer fotos es saber qué contar con ellas y qué quiero transmitir con ellas. 

Ha ganado diversos premios fotográficos. ¿Qué cualidades cree que atesora que le ha hecho merecedor de tantos reconocimientos?

Creo que tengo olfato, intuición, saber estar en el momento, por dónde se mueve la noticia… A pesar de que Guadalajara es una provincia pequeña, encuentro temas que son interesantes y que a otros les pueden pasar desapercibidos como es el mundo rural, la denuncia social… Además, me considero una persona perseverante, constante, con disciplina; algo que es muy importante en esta profesión porque la fotografía suele ser más de fallar que de acertar.

Desde hace unos años, dirige la Escuela Municipal de  Fotografía de Cabanillas del Campo. ¿Cómo es la experiencia de la docencia y qué  intenta transmitir a sus alumnos?

Llevamos cinco años con un gran éxito. Hay un grupo que es de iniciación y otro más avanzado y trabajamos en base a proyectos. Al principio, los alumnos llegan y te dicen que les gusta hacer fotos de todo (de su familia, de paisajes, de retrato, etc.) y yo lo que intento es que cada uno vea cuál es su fuerte, en qué ámbito de la fotografía puede desenvolverse mejor. Intento potenciar eso y también el trabajo colectivo, trabajar en proyectos o en un tema y que ese tema lo desarrollemos en un grupo. El balance de esta experiencia es muy positivo.

Durante su carrera, ha organizado varias exposiciones. En estos momentos, ofrece Ases del coronavirus en el Museo Francisco Sobrino de Guadalajara. ¿Cómo surge esta serie de fotografías?

Es un trabajo que surge justo el día que vuelvo de Santiago de Chile de inaugurar una exposición en el Museo de la Memoria, el día que se declara el Estado de Alarma en España. La situación no estaba fácil para poder desarrollar nuestro trabajo, pero yo tenía claro que tenía que salir a la calle a fotografiar lo que estaba pasando y, por otro lado, también quise hacer algo más personal que es lo que refleja esta exposición: poner en valor el trabajo de toda esa gente que estuvo en primera línea, jugándose el tipo e intentado que el día a día de los demás fuera lo más fácil posible. Empecé a trabajar en esta serie de retratos que pretenden dar rostro a la gente que se la estaba jugando. El periodista Augusto González Pradillo incorporó un pequeño texto para cada imagen que se puede leer en la propia exposición escaneando un código QR. En definitiva, es un homenaje a la clase obrera, a los trabajadores que han estado ahí dando el callo.

Además, esta misma exposición a gran formato y al aire libre puede contemplarse en Cabanillas. Una iniciativa puesta en marcha por la Diputación Provincial y que tendrá un carácter itinerante...

Efectivamente. Lo de que sea a gran formato me gusta mucho y el estar al aire libre es una opción estupenda para que mucha más gente pueda ver una exposición. Me encanta eso de llevar la fotografía a la calle más que tenerla en un espacio cerrado, que todo el mundo tenga acceso a ella. Y, por supuesto, que sea itinerante, la idea de la Diputación de que pueda ir a todos los pueblos, me parece estupenda. Estoy muy contento con esta iniciativa y me gustaría seguir trabajando en esta misma línea.

¿Ha sido la pandemia una de las situaciones profesionales más duras que ha vivido?

El estallido social en Chile fue también muy fuerte. Me llevé una impresión dura de encontrarme con un país que funcionaba como un reloj y descubrir que la gente despertaba y reclamaba sus derechos sociales. Aquelllo me emocionó mucho. También me marcó un trabajo que hice con otros compañeros que se llama Luchando por la dignidad que viene a contar la dramática situación que están viviendo muchas familias con niños dependientes. Por último, se encuentra Ases del coronavirus, un trabajo que en el sentido fotográfico no es tan complicado al ser solamente unos retratos, pero que sí creo que dice mucho. 

¿Hay alguna fotografía o colección a la que tenga una estima especial?

Hay un reportaje sobre El Gallinero, que es un poblado que estaba en La Cañada Real de Madrid, que me hizo como un click en la forma de trabajar, un poco más pausada, mirando bien lo que sucede en mi entorno, relacionándome con la gente... Ese reportaje creo que me cambió y me hizo trabajar en la línea de las fotos que hago ahora.

¿Qué opina de Instagram?

Me parece una plataforma súper interesante, sobre todo, para la gente que nos dedicamos a la imagen, para poder relacionarte con otros compañeros y ver qué está sucediendo en otras partes del mundo y cuáles son las tendencias. Lo que no me gusta de Instagram es cuando la gente presume de lo que está haciendo: que si está en la playa, que si se está comiendo un chuletón… Ese tipo de fotografías creo que lo que hacen es contaminar este universo visual. Pero, claro, todo el mundo tiene derecho a subir las fotos que quiera.

¿Le gustan los ‘selfies’?

El ‘selfie’ en el sentido de autorretrato es uno de los encargos que realizan mis alumnos de la Escuela de Fotografía de Cabanillas. Lo que pasa es que el ‘selfie’ yo lo entiendo como un autorretrato, como una visión personal hacia ti mismo, como un trabajo introspectivo más que sencillamente estirar la mano, apretar un botón y aparentar.

¿Blanco y negro o color?

Depende del tema. Hay que pensarlo muy bien. Por lo general, antes de fotografiar yo ya sé si voy a hacerlo en blanco y negro o en color. Si es un tema en el que el color puede tener más importancia que el mensaje, quizá me decanto por el blanco y negro. Pero si veo que el color va a aportar, me quedo con el color. 

¿Cree que realmente ‘una imagen vale más que mil palabras’?

Sí, sí lo creo. Pero creo también creo que una serie de fotos puede aportar más que una única fotografía. Es difícil contar todo en una sóla foto. 

Por último, ¿cuáles son sus  próximos proyectos?

Estoy trabajando un tema que no es tan cercano a la denuncia social, pero que sí es un trabajo periodístico. Espero poder sacarlo adelante de aquí a un año. Es de ámbito provincial, pero no quiero desvelar nada todavía porque puede dar algún giro. Aparte, dirigiré un nuevo curso de la Escuela de Fotografía de Cabanillas del Campo y seguiré colaborando como hasta ahora con diferentes medios.