Un alegato contra los prejuicios

EFE
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Christian Martínez publica en Hilatura Editorial 'Sin más respuesta que el silencio', que tiene mucho de autobiográfico

El autor se dio a conocer con los relatos y poemas de ‘Un cajón caótico’. - Foto: AnaManez

Tras autopublicarlo en 2019 y ver «cómo llegaba a más lectores de lo que había imaginado», Christian Martínez tuvo la necesidad de revisitar Sin más respuesta que el silencio y volver a publicarlo porque este libro, en parte autobiográfico, es una lectura que combate los prejuicios y el odio al diferente.

Publicado ahora por Hilatura Editorial, la novela regresa con  una edición «más cuidada y presentable», sostiene el madrileño con motivo de la reedición revisada cuyos cambios no notarán los lectores que ya la leyeron, pero sí que gozarán de una mayor calidad literaria, además de las ilustraciones de Pablo Yagüe en los inicios de capítulo.

Y estos verán que Sin más respuesta que el silencio goza, «por desgracia», de más actualidad de la que desearía el autor porque esta historia ubicada a finales de los 90 aborda violencia machista, bullying, corrupción, alcoholemia en la adolescencia y «prejuicios que siguen muy latentes». 

En concreto, Martínez cuenta la historia de este chico de un barrio humilde que se muda junto a su familia a un pueblo de clase alta, por lo que también cambia de instituto. Un cambio vital en el que vivirá un trato nefasto por parte de compañeros y profesores, no solo por su forma de vestir, sino por su procedencia, su forma de pensar o entender la vida.

Una historia con una gran carga autobiográfica que, reconoce Christian, no noveló con intención de hacer «crítica social» pero, «cuando uno pretende contar la historia de alguien que está pasando por un momento de exclusión, remover conciencias es inevitable».

«Hay varios hechos que son ficticios, pero en lo emocional, en lo que va pensando y sintiendo Samuel sí hay un factor autobiográfico y está escrito desde las entrañas. También recordé situaciones que no podía transcribir porque la credibilidad en la ficción tiene muchos más límites que en la realidad», añade.

Pero en este libro también aborda los prejuicios que Samuel tiene con su nuevo entorno, y así deja claro el autor que estos no van solo en una dirección: «Los personajes no pueden ser perfectos, como el narrador entra y sale de la cabeza de Samuel cuando quiere, tal vez, esto sea menos perceptible, pero se puede leer entre líneas que él también va con una predisposición negativa y, sin embargo, encuentra en su camino a grandes personas que le dan muy buen trato».

 

Un refugio seguro

Además de los nuevos amigos que Samuel va encontrando, «destacaría el cobijo que le ofrecen la literatura, la música o el cine». A lo largo del libro se pueden encontrar menciones a Virginia Wolf, a Charles Dickens, a Stefan Zweig, a músicos de Jazz míticos como Nina Simone o Charlie Parker, a grandes bandas como Radiohead o Led Zeppelin, y a películas como Cadena perpetua o Los santos inocentes

«Ahora pienso que no podían faltar en mi primera novela. Lo bonito de las artes es toda la retroalimentación; los músicos se inspiran con películas para componer, los cineastas en libros para filmar o los escritores en canciones para escribir... Cuando me senté frente al teclado sabía qué historia quería contar, pero no había planificado en absoluto todas aquellas referencias al cine o a la música. Durante el proceso creativo encontré un sentido en ellas que va más allá de definir los gustos o aficiones del personaje principal, el significado de las canciones que utilicé traza un paralelismo con el momento en el que se encuentra Samuel cuando las escucha», señala. 

La música es tan importante en la historia que se ha añadido en la solapa de la contraportada un código QR que enlaza a una lista de reproducción de Spotify que recordará a lo que resuena en los auriculares del discman del protagonista. 

A día de hoy este relato sigue siendo «catártico y, en cierto modo, terapéutico» para Christian pese a los años que han pasado desde que lo escribió y le alegra también ver, en los talleres y charlas que hace institutos, que «la juventud va a mejor. Cuando me reúno con alumnos y alumnas de 15 o 16 años, veo con claridad que son mucho más abiertos de lo que lo era mi generación a su edad. No quiero relativizar el sufrimiento de alguien que esté padeciendo algún tipo de acoso, no quiero decir que no queda trabajo por hacer ni nada parecido, pero sí tengo la impresión de que, en general, son más respetuosos con respecto a la diversidad».

En la actualidad, Martínez (autor también de Un cajón caótico. Relatos, poemas y otros fracasos) piensa aprovechar los flashbacks que ha ido repartiendo por la novela para abordar la infancia de Samuel en otro libro pero, advierte a sus lectores, aún está en el «proceso de creación», así que no hay fechas para el lanzamiento del que podría ser su próximo libro.