El desaparecido Convento de Nuestra Señora de la Concepción

Plácido Ballesteros
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Fue la sede de la Exposición

El desaparecido Convento de Nuestra Señora de la Concepción

Los organizadores de la Exposición, a la que se le señalaron fechas entre el 14 y el 31 de octubre, tenían el proyecto inicial de construir un amplio local que albergara la muestra en el Paseo de la Concordia, entonces en las afueras de la capital, donde los expositores deberían llevar los objetos, materiales y productos con los que quisieran participar. En él se construirían, además, cuadras, apriscos y pocilgas destinadas a cada clase de ganado, con la oportuna separación de cada especie. Eso sí, «en el local de la exposición sólo se admitirá el ganado vacuno manso, pues el bravo que quisiera exponerse tendrá que pasar a la Plaza de Toros», se indicaba en el reglamento aprobado el 15 de julio. Allí podría ser visitado y evaluado por el jurado.

No obstante, ante lo costoso de levantar ese nuevo edificio en el Paseo de la Concordia, los organizadores renunciaron al proyecto inicial y se buscaron edificios en la ciudad capaces de albergar el evento. 

Primero se pensó en el Palacio del Infantado, pero ante las dificultades de adaptar el monumental edificio para que acogiera la muestra, se pensó en el antiguo convento de Nuestra Señora de la Concepción, desamortizado en 1835 y adquirido por la familia Páez Jaramillo, que había adaptado una parte para viviendas, pero que en 1876 aún conservaba sus edificios principales y su gran claustro. 

Según la información recogida en la Crónica de la Exposición en su número del 25 de agosto, su propietaria, doña Ramona Blanco de Jaramillo, cedió no sólo los edificios del ex convento, sino también la huerta del mismo. De esa manera, todo el amplio complejo del antiguo convento, que ocupaba toda la manzana que hoy delimitan la calle de la Exposición - plaza de Moreno (Diputación) - calle Benito Chavarri – travesía Fernando Beladíez, fue acondicionado para albergar la muestra.

Del antiguo Convento de Nuestra Señora de la Concepción nada queda en la actualidad. Afortunadamente, sí conocemos su historia, recogida en las páginas que le dedicó el cronista Layna Serrano en su obra “Los conventos antiguos de Guadalajara”, publicada en 1943. En ellas encontrarán ustedes los detalles de su fundación por la familia Gómez de Ciudad Real en 1529; y las distintas vicisitudes por las que pasaron las monjas franciscas concepcionistas a lo largos de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX hasta que fue suprimido. Pero, lamentablemente, muy pocas son las noticias que nos da sobre sus edificios, más allá de recoger que el ábside del templo era poligonal y ofrecernos una fotografía de la puerta de la iglesia conventual, que nos permite observar una portada propia de la segunda mitad del XVI. 

Una información muy escueta como se ve, que tampoco puede ser ampliada mucho a través otras pocas imágenes que han llegado hasta nosotros: una borrosa fotografía  de la fachada principal de aquella iglesia tomada 1876 con motivo de la celebración de la Exposición, conservada en el Archivo municipal de Guadalajara, publicada por el señor Herrera Casado en 2010 al reeditar los Conventos antiguos … de Layna Serrano; y una vieja postal colorada del claustro conventual publicada por Antero Concha en las primeras décadas del siglo XX cuando una parte del exconvento se había convertido en un centro de formación profesional regentado por los padres paules.

Por ello cobran, a mi juicio, especial interés los dibujos que el pintor Félix Badillo, comisionado especial por La Ilustración Española y Americana para cubrir la muestra, realizó en 1876 para ilustrar las noticias que la revista ofreció sobre la exposición; y que hoy ofrecemos en las páginas de La Tribuna de Guadalajara. A través de ellos podemos contemplar con bastante detalle el claustro conventual; y al menos formarnos una idea, aunque sea algo difusa, de cómo era el interior del templo conventual.