La pandemia del coronavirus continúa entre los asuntos que más inquietan a la ciudadanía, tanto por la incidencia de la pandemia, como por las medidas de prevención que las autoridades sanitarias aplican y que afectan de forma directa a los habitantes. En este último apartado, el de la labor preventiva, ayer se dio otro paso, tan esperado como necesario, al acordar la Comisión de Salud Pública, en la que están representadas todas las comunidades autónomas y el Ministerio de Sanidad, la vacunación contra la covid-19 de los menores de entre cinco y 11 años, a partir del miércoles 15 de diciembre.
La medida era tan esperada como necesaria porque en la actualidad, con elevados porcentajes de vacunación en la población mayor de 12 años, y con las franjas de edad más elevadas ya con la tercera dosis de refuerzo recibida, el grupo para el que ahora se autoriza la inoculación del suero es el que más contagia, tanto en el entorno familiar como en los centros educativos a los que asisten de forma presencial. Con esta medida no sólo se busca reducir la elevada posibilidad de contagio, sino también proteger a los menores de la enfermedad en su faceta más aguda y también ante posibles afecciones futuras.
La actuación acordada por la Comisión de Salud Pública puede tener sus detractores, como la tiene la vacunación en general, pero es preciso indicar que, además del acuerdo de las distintas comunidades autónomas y del Ministerio de Sanidad, también se cuenta con el apoyo de la Agencia Europea del Medicamento, que se mostró favorable a la vacunación de esta franja de menores que, con los datos que se manejan, tiene una incidencia de casos de coronavirus dos o tres veces mayor que la población promedio.
Por tanto, esta vacunación entre la población de 5 a 11 años, que comenzará dentro de una semana, con espacios a determinar por las distintas administraciones sanitarias de cada región, viene a sumar en la lucha contra una pandemia que sigue presente, ocasionando nuevas olas de contagios, con el añadido de sus variantes, que hacen que sea preciso continuar con medidas preventivas como la vacunación, el uso de la mascarilla o la distancia en lugares muy concurridos. Todo ello, en aras de que la incidencia no se dispare, que los ingresos hospitalarios no se eleven de forma preocupante y las autoridades no se vean obligadas a imponer unas restricciones que nadie desea, sobre todo, en estas fechas tan cercanas a la celebración de una fiestas navideñas que ya estuvieron marcadas el año pasado por el coronavirus.