María Antonia Velasco

María Antonia Velasco


Depilación

07/06/2021

Después de barrer bajo algunas alfombras, orear la casa y acudir al cirujano estético, el socialismo español pasa por una etapa de depilación. El instrumento que triunfa en sociedad es la pinza y nuestro presidente, que posee la facultad estable de buen político (sólo cuando las cosas le van bien) ahora se está desojando con lo que le cae encima, no sólo el coronavirus que ya ha vaciado las UCIS de inquilinos, sino las múltiples pinzas depilatorias que le van cayendo por sus cejas. Y no solo me refiero a sus congéneres del PSOE, sino a los hombres que en ese partido se han coronado con los adjetivos más impecables. Como muestra: Felipe González. Felipe salió hace tiempo del sillón de presidente con buena nota, y ahora dice lo que el actual no dice, y de este modo le lleva la contraria. Felipe consigue fijar la vista y decidir lo contrario de Sánchez. Esto es por culpa de esa sombra que hace a la vista de los largos y amplios panoramas la poca depilación de cejas. Y a Sánchez le inquieta esa depilación. O sea, esa sombra.
Sabido es que cuando nos pica una avispa no podemos recrearnos en El Cantar de los Cantares, pongo como ejemplo, y eso le sucede a D. Pedro. En tiempos de turbación hay que agarrarse al sillón y hacer pocas maniobras en contra de su pueblo, que está deseando que no se le ocurra poner en marcha esa idea del indulto colectivo que tuvo en cuanto vio aquella sombra sobre sus cejas. Pero es que no se puede indultar a unos tipos que están insinuando —nada de insinuando, declarando con insistencia— en pervertir el Código Penal a su conveniencia. Un Golpe de Estado es cosa seria y debería ser castigado, sí  o sí. Y si reinciden, con otra pena mayor de la primera.
Pero, ya digo, Sánchez continúa en la penumbra de su poder. Sánchez se cree que lo de reincidir es una broma pues no va a tener lugar una vez bien indultados. Y confía en que, si él vuelve a ser presidente, todo se arreglará porque si hiciera falta les pondrá, a cada uno de los sediciosos, un piso en el Paseo de Gracia… y harán las paces. Pero el Presidente ignora que es tiempo de depilación y en especial de las cejas, que si aumentan su espesura no dejan ver nada de las verdades que los demás vemos.
Nervios hay en el partido de Iglesias, esos deliciosos nervios que afloran cuando crees que ya estás acabando el examen y sabes que te has dejado lo importante. La sociedad española sabe que está protegida por su Tribunal Supremo, pero teme en él una debilidad. Iglesias tiembla, pero por él mismo, esperando que el trabajo sucio se lo haga Sánchez y luego él resolverá hacer con este país lo que le salga del moño.
Felipe sufre, está sufriendo porque no sabe qué tremenda tontería hará su descendiente. González y sus acólitos, los dos Presidentes de las Autonomías que se oponen, y una multitud que variará sus votos y premiará al PP, sufren. Si gana Sánchez dense ustedes por acachiporrados y si gana la idea de González, respiren a pleno pulmón, sin temer ni siquiera al coronavirus. Nos lo merecemos.