Una Liga, tres candidatos y una incógnita: ¿Quién está peor? A estas alturas de la temporada, como si todos los equipos hubiesen pasado por un túnel de lavado a pecho descubierto o hubieran trasnochado en un fumadero de opio o se hubiesen colocado en lugar de las alfombras a la hora de sacudirlas con la pala, es decir, hechos unos zorros, ya no se trata de saber quién es el mejor, sino el menos malo. Después de tocarlos con un palo, el que todavía respira.

Un Atlético que está a un tris de desperdiciar una renta morrocotuda (sería la mayor pifia de un líder en la historia de la competición), un equipo irreconocible con los nervios a flor de piel, que sólo sobrevive por el enorme colchón de puntos acumulado en una primera vuelta sobresaliente, la que compensa una segunda 'MD', o sea, muy deficiente.

Un Real Madrid moralmente hundido después de demostrarse a sí mismo estar dos o tres peldaños por debajo del Chelsea, que además recibe a un Sevilla que ya juega despojado de toda presión, y que tiene a más de tres cuartas partes de la plantilla encasilladas en las categorías de «lesionado», «convaleciente», «agotado» o «sin ritmo».

Un Barça que lo mismo parece recuperado que atormentado, capaz de darle un soberano baño futbolístico a cualquier equipo pero como el marcador sea cortito empieza a sufrir tembleque y transmite la sensación de poder pifiarla (el duelo ante el Granada como ejemplo) en cualquier instante.

Ésa es la fiabilidad de los tres candidatos. Que sí, que luego todos tienen sus virtudes, pero tener que estar contándonos ahora, en la jornada 35, lo bueno de los tres equipos que aspiran al título está de sobra. Tal vez fijándonos en lo malo encontramos alguna respuesta al porqué del insoportable bajón de nuestra competición.