Manuel Juliá

EL TIEMPO Y LOS DADOS

Manuel Juliá

Periodista y escritor


La gran paradoja

31/05/2021

Después del esperpento, convertido en literatura por Valle Inclán, y desarrollado en la vida diaria en múltiples ocasiones -es como ver la realidad por espejos cóncavos que la deforman, la vuelven grotesca, ridícula-, y una vez que nos rodea el surrealismo -llamamos a muchas situaciones surrealistas cuando no lo son, porque el surrealismo es ante todo el imperio de lo inconsciente-, ahora destella la paradoja -lo que es lo contrario a lo que es-, como verdad insuperable. 
 Así es en el asunto del Indulto. Lo digo en mayúscula, porque se ha convertido en nombre propio. De entrada quiero dejar noticia de mi alarma una vez que he conocido los miles de indultos que se conceden en nuestro país, sobre los que no tenemos ni idea, así como de tapadillo. Es una gracia que no me hace ninguna gracia, pues significa que la política, siempre efímera, subyacente, subjetiva, interesada, se pone por encima de la ley, puede hacer con este instrumento lo que le de la gana de manera amplia, sentencien lo que sentencien los tribunales. Por ello no puedo dejar de decir que vivimos en un Estado casi de derecho, pues por el derecho un gobierno puede superar al propio derecho. Menuda paradoja.
Pero la gran paradoja es indultar a quienes no quieren ser indultados. Dar una medida de gracia a quienes no la desean y en consecuencia no la aceptan y por tanto no agradecen que se les de, aunque la disfruten porque no se pueden negar a aceptarla. Menudo lío. Vaya laberinto. Además dicen que volverán a realizar los actos por los que serán indultados. Paradoja con mayúsculas. Para más inri es un indulto con el nadie está de acuerdo. Ni los partidos de la oposición ni quien lo concede, éste porque en el fondo sabe que no va a servir para detener el órdago independentista, ni siquiera para encauzarlo, y además le va a costar muchos votos. Pero tiene que hacerlo. Quizá por un compromiso con ERC (que tiene narices que los republicanos pidan algo que no quieren), o quizá porque piensan que sería peor no concederlo. No se sabe muy bien por qué, pero si se sabe que piensan que tienen que concederlo aunque no quieren hacerlo porque saben que perderán muchos votos. 
 Pregunto a mi colega catalán independentista sobre qué piensa del Indulto y me dice que es una mierda. Pregunto a otro colega constitucionalista y me dice que es una mierda. Pregunto al amigo del PSOE y me dice que los militantes piensan que es una mierda. De otros partidos ni pregunto. Pues bien, creo que hemos llegado al enredo del enredo, al gran enredo. Se va a hacer algo que nadie quiere, pero que hay que hacerlo aunque nadie sepa con certeza por qué hay que hacerlo.