Antonio Pérez Henares

LA MAREA

Antonio Pérez Henares

Escritor y periodista. Analista político


La vacuna antitransfugas lleva mucho inventada

23/03/2021

La vacuna contra el transfuguismo político lleva mucho tiempo inventada. No solo eso. Está testada, demostrada su eficacia y se aplica en la práctica totalidad de Europa. Pero en España nuestros próceres políticos se niegan en redondo a ponérsela. Prefieren la pandemia y seguir infectándose e infectando con su virus.

La vacuna se llama Segunda Vuelta. Es muy sencilla y su aplicación causa un efecto fulminante. Cuando en unas elecciones, por ejemplo municipales o autonómicas, ningún candidato consigue la mayoría absoluta se vuelve a votar, o sea el pueblo soberano vuelve a tomar la palabra, y lo hace entre los dos candidatos más votados. Y eligen ellos, los ciudadanos, y muy democráticamente quien será su alcalde o su presidente de la Comunidad Autónoma. Se acaba con ello esta plaga que nosotros sufrimos desde el comienzo de la democracia: cabildeos, trapicheos, compras y ventas de voluntades de los diferentes partidos políticos que suelen concluir en las más esperpénticas conclusiones y hasta acaban por conseguir los mayores beneficios y hasta poder el que menos votos ha tenido. Recuerden Melilla como ya listón sobrepasado. Presidente de la Ciudad Autónoma con un solo escaño. Y de ahí para abajo o incluso más guarro seguro que todos y cada uno de ustedes tienen un caso que les ha afectado o pasado rozando.

La Segunda Vuelta es la ley que rige en la mayoría de las naciones democráticas de nuestro entorno, Francia o Italia, sin ir más lejos. Porque es la mas democrática, es el pueblo quien al final decide a su gobernante cercano, alcalde o presidente regional y evita que los partidos suplanten la voluntad de las gentes. Vamos que los espectáculos que llevamos viendo aquí década, que afectan a nuestras ciudades y comunidades son perfectamente evitables. Vacunables de inmediato. Pero a los señores políticos no les da la real gana. No les convienen para sus enjuagues. Que se niegan a ponerse la vacuna.

No lo han hecho ni van a hacerlo. Ni los pequeños, porque lo serían aún más, ni los grandes aunque estos de vez en cuando amagan pero solo como engaño. Al PSOE, esto, ya es que ni se les pasa por la cabeza, aunque hubo alguna vez que lo llevaron incluso en su programa electoral. Pero aquel, ya saben, era otro PSOE y si aquellos lo tiraron a la papelera imagínense estos que han hecho con tales propuestas y papeles.

El PP andaba siempre con lo de la lista más votada, aunque ahora ya ni la mentan, claro, pero su propuesta tampoco es válida pues también supondría vulnerar la voluntad ciudadana definitiva y poder aupar a quien no tiene una mayoría suficiente. Arguyen entonces que eso es subsanable aplicando algún correctivo, un gran porcentaje de distancia o quedar al borde de la absoluta. Pero a que andar con cataplasmas habiendo cura. Lo simple y sencillo es, déjense de templar su interesada gaita, es que vuelva a votar la ciudadanía. Pero claro, es que entonces ellos y dejan de tener la sartén por el mango. Y eso nunca

Así que descuiden, no habrá vacuna antitransfugas. Esa se queda para los restos en la nevera. Seguirán, y seguiremos, obscenamente infectados por el virus y jugando con las mascarillas. Pepelitos por escrito, declaraciones solemnes, proclamas de dignidad ya se lo que valen y para lo que sirven. La pandemia infecta a todo el cuerpo político que en realidad disfruta retozando en esos fangos cuando le va bien en ellos. Solo se queja cuando se queda sin el charco.

Añadiría, a sabiendas que como lo anterior, por más que sea lo sensato y lo correcto, o quizás por ello, no hay esperanza alguna el añadir a esa segunda vuelta otro elemento consustancial con ello. Las mociones de censura son un instrumento necesario de control imprescindible. Debe mantenerse, por supuesto, su figura. Pero tan solo deberían servir para lo que se trata:a derribar del poder al censurado. Pero nada de que por ella, y sin solución de continuidad, auparse el censurante al machito.

Ni hablar. Si una moción de censura triunfa, caiga el censurado pero entonces y de inmediato ¡los ciudadanos en las urnas!. Que sean ellos quienes elijan al sucesor . O estamos ya bailando en el aquelarre que se pretendía para Madrid, y que supuso el colmo ,por fortuna frustrado, de intentar suplantar la voluntad popular y la convocatorias de elecciones ya acordada, presentándolas. Que eso y no otra cosa, por si se ha olvidado, es lo que Errejón y Gabilondo pretendieron.