Cuarenta y cuatro etarras condenados por terrorismo, entre ellos siete asesinos, forman parte de las listas de Bildu a las municipales del próximo 28 de mayo. Y la plana mayor de los dirigentes socialistas, el alcalde de Sevilla, ministros varios, todos los diputados y voceros mediáticos en tropel, fin y al cabo son el sostén de su gobierno, y sus más dilectos aliados parlamentarios, se ponen muy estupendos y nos afean que osemos calificarlos de bilduetarras. Que eso, sermonean, es infamante y no se puede decir, cuando la verdadera infamia es lo que han hecho, están haciendo y ahora quieren blanquear. Porque si esto algo viene a demostrar es ya no sólo que Bildu es la heredera de ETA, sino que ETA ahora se llama Bildu y ya está.
En esta España donde tanto se clama por Memorias Históricas bizcas y a la carta, resulta que es ésta, la más reciente, la que aún chorrea sangre, la que tiene más de trescientos asesinatos por resolver, la que se intenta ocultar, borrar y no solo eso, sino que se permite enaltecer, vitorear y convertir en héroes a sus verdugos mientras que las víctimas y sus familiares y cercanos son escarnecidos y vituperados. Con el silencio, la inacción y el mirar para otro lado, cuando no el apoyo, de este Gobierno y muy en particular de su ministro del Interior, Grande Marlaska.
Porque a la obscena inclusión en las listas de los etarras hay que añadir un elemento más. Que es el hecho fehaciente, creciente y alardeado de la actitud y comportamiento de todos ellos, sin un ápice de arrepentimiento por sus crímenes y sí una exhibición continua en sus pueblos y ciudades de su orgullo por haberlos cometido. Esa es la verdad cotidiana y lo demás discursos para taparla.
Hay cosas en esta campaña de la que ahora el sanchismo no quiere hablar. Están en lo de vender pisos a cuarto de real, aunque aún no tengan todavía ni el solar y estos abrazos y amores que no se los mente nadie, que se pueden enfadar. Pero no sé si la gente se ha olvidado de todo y de repente o algo de memoria tiene o quiere tener. No lo sé, de veras. Ni lo que esto puede afectar en estas primeras urnas. Porque también me dirán que esto ahora no les toca. Y sí, pero también no. Cierto que se trata de otro negociado y otras gobernanzas, pero ellos son los mismos. Porque todos, con la salvedad de algún pellizco, no solo han votado, aplaudido o como poco callado y desde luego no osado a rebelarse y actuar, cuando tales cosas se han perpetrado y consumado. Y no duden, se seguirán haciendo y con ellas seguirán tragando.