Javier del Castillo

Javier del Castillo


Una democracia poco hecha

19/07/2021

En Unidas Podemos no se mueven. Igual que pasa con la dictadura cubana. El inmovilismo ha sido la tónica dominante en Cuba, desde que Fidel Castro entrara en La Habana, allá por el 1958. La resistencia al cambio, muy propio de las dictaduras, parece haber calado también en los socios del Gobierno. Les cuesta reconocer que Cuba es una dictadura, mientras aquí se quejan de las carencias de nuestra democracia.

La palabra dictadura – “régimen político que, por la fuerza o violencia, concentra todo el poder en una persona o en un grupo u organización y reprime los derechos humanos y las libertades individuales”, según el diccionario de la RAE – es una palabra maldita cuando se utiliza para definir a los totalitarismos de izquierdas. Ni siguiera Pedro Sánchez se ha atrevido a pronunciarla, y a lo más que ha llegado ha sido a reconocer una evidencia: “Cuba no es una democracia”.

Menos mal, presidente, que se ha dado cuenta de ello, aunque siga sin atreverse a hablar de dictadura, no vaya a ser que se enfaden los herederos de Fidel Castro o que le retiren la confianza sus ministros “blindados” de Unidas Podemos. Alberto Garzón – poco hecho, para llevarle la contraria a las preferencias en chuletones de Sánchez – sigue creyendo en el modelo cubano. Y Fidel, siempre en el recuerdo…

Para el ministro de Consumo las únicas dictaduras, aunque ya felizmente superadas, siguen siendo las de Pinochet y Franco. Las dictaduras de izquierdas no existen. Son, en su modesta opinión, un invento de la derecha reaccionaria, del capitalismo salvaje y del imperialismo norteamericano.

Hay que recordarles a los ministros “blindados” de Podemos – a nosotros ni tocarnos - que tienen una magnífica oportunidad para solidarizarse con los ciudadanos que arriesgan el tipo por las calles de La Habana o de Santiago de Cuba. Todavía están a tiempo de sumarse a quienes reclaman libertad y derechos fundamentales, como el de poder elegir cada cierto tiempo a los representantes del pueblo – cosa que no han podido hacer desde hace más de sesenta años – y expresar lo que piensan, sin temor a ser encarcelados.

La democracia – “sistema político que reside en el pueblo, que lo ejerce directamente o por medio de representantes” (Rae) – es algo tan sencillo como eso: expresarse en libertad y manifestarse pacíficamente, sin las represalias que se están produciendo en ese país hermano.

La compañera de partido de Alberto Garzón y vicepresidenta tercera del Gobierno, Yolanda Díaz, ha tenido que hacer juegos malabares para no pronunciar la palabra dictadura a la hora de etiquetar al régimen comunista de los hermanos Castro. Sobre lo que piensan al respecto las ministras Ione Belarra e Irene Montero o el ya casi octogenario Manuel Castells seguimos sin saber nada cuando escribo estas líneas.

Es muy probable que estén a favor de “los valores esenciales de la libertad” y de la defensa de “la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley”, pero se nieguen a decirlo públicamente para no molestar a sus amigos de Venezuela, Bolivia, Perú, El Salvador y otros países hispanoamericanos que siguen la estela del régimen cubano.

Menos mal que una cosa tenemos clara: “Cuba no es una democracia”. Lo ha dicho, aunque con cierto reparo, el presidente Sánchez.

Conviene hacer el menos ruido posible y no enojar a la parte del gobierno que sigue blindada.