‘El método japonés para tener un torso perfecto con solo 5 minutos de ejercicios al día’ es la noticia más leída del mes. Volvemos a las cosas esenciales de la vida después de muchos meses preocupados por sobrevivir. Un torso perfecto para lucir en verano es una de las aspiraciones más nobles que se pueden tener cuando todas las demás están cubiertas, cuando la ansiedad la diagnostica un psicólogo y no la produce el saber si caeremos enfermos, o que comeremos mañana.
Preocuparse por tener un torso perfecto puede ser interpretado como una muestra de frivolidad o como una señal de prosperidad y civilización. No veo a los esclavos de Egipto preocupados por tener un torso perfecto. Ni a los siervos de la gleba. Ni tampoco a los agricultores del neolítico, ni siquiera a los primeros obreros de las fábricas de Manchester, ni a los inmigrantes pakistaníes que levantan los estadios para el Mundial de Qatar. Ni a los bangladesíes que cosen las camisetas que nos ponemos por encima de esos torsos nuestros que nos gustaría que fuesen perfectos.
Para preocuparse por el aspecto físico de cara a las vacaciones de verano hay que tener un cierto nivel de vida. Hace falta formar parte de una civilización compleja. Una vez alcanzado ese umbral, a unos les da por leer libros para saciar su curiosidad o para sentirse más inteligentes que los demás, a otros por pasar las noches viendo series en Netflix y a otros por soñar con un torso perfecto. Por solo cinco minutos de ejercicios al día, oiga. De ilusiones vivimos y no estamos a estas alturas como para despreciar el método japonés para tener un torso perfecto.